En
primera fila
“Maniqueísmo” legislativo
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Tras
muchos años de atestiguar múltiples asambleas legislativas con álgidos debates
y duros argumentos, nunca antes como hoy se observa tanto nivel de degradación
política, a grado tal que, pese a tener la “sartén” por el mango con sus aliados -llámense “ecologistas” o
aliancistas-, diputados y senadores del PRI siguen incurriendo en grotescas
tácticas en sus cámaras para dar la impresión de que tienen la razón.
Así,
aunque la oposición podría tenerla y estar en desacuerdo con alguna iniciativa
o planteamiento de gobierno, el PRI tiene invariablemente el cierre de intervenciones
y generalmente termina las discusiones con bravuconadas de callejón que luego
esparce en los medios de comunicación afines, y la gente cree que la “noticia” surge
de manera espontánea.
El
PRI y sus aliados “satélites”, entre los que parece haberse desligado el PT, deberían
analizar su posición como gobierno y entender que la oposición es indispensable
en cualquier democracia. Podrían no coincidir con ella, pero emular a Voltaire,
quien expresaba que podía haber diferencias, pero también libertad y tolerancia
para decirlas.
El
maniqueísmo no resuelve profunda la crisis, aunque el PRI y aliados no se percaten,
y en la medida que más se polariza la sociedad, quien más pierde es el
gobierno, no la oposición, y de ahí que sus expresiones de debate causen extrañeza
-todo mundo lo atestigua por el Canal Legislativo- y que actúen con
intolerancia, pese a conocer su mayoría y ser quienes cierran las rondas de
debates.
Así
las cosas, nadie puede decir que realmente haya debate en las Cámaras, sino
monólogos. Algunos de los legisladores o sus padres habrán participado en alguno,
pero ahora no lo permite la mesa directiva, que también mayoritea el PRI, que
cierra en los debates pactados o en fijar posiciones por el número de sus
diputados, mientras que la oposición requiere diseñar estrategias para no
quedar simplemente con posición parcial o torcida.
En
este sentido, es triste verlos gritar o ver a las legisladoras como puntas de
lanza en este tipo de expresiones, cuando que, al menos, deberían estar
reflexionando sobre lo que ocurre en el país, ya que las discusiones de las
Cámaras no reflejan lo que pasa afuera, en las calles, donde día con día crece
la inconformidad social.
Hace
unos días se descubrieron nuevos cadáveres en una fosa, ahora 11, en Chilapa de
Álvarez, en el ensangrentado Guerrero, donde gobierna el PRI, pero sería un
maniqueísmo decir que el presidente municipal priista de esa comunidad debe
responder por esa aparición o su muerte. No ayudaría ni al PRI ni a nadie.
Ahora
bien, si su presidente está convocando ahora a una gran cruzada y sus
legisladores le contradicen con gritos y actitudes intolerantes, lo único que consiguen
es hundir la convocatoria de su “jefe”, y de ahí que nadie crea en una “sincera”
convocatoria, cuando que en las Cámaras se observan falsas actitudes, con
priístas sin siquiera sentido de escuchar.
Al
menos, los jueces actuaron con mayor conciencio al dictar auto de libertad para
los 11 jóvenes manifestantes, ya que, de haber cometido el error, torpeza o
estupidez de dictar formal prisión y sujetarlos a proceso por tentativa de
homicidio, hubiera sido injusto, desproporcionado, y no hubiera disminuido la
inconformidad en las calles.
Hemos
observado el papel de muchas legislaturas, pero nunca antes con tantos
vividores, sin seriedad, engolosinados y jactanciosos -¿verdad Félix González y
“Niño” Verde?-, pese a estarse hundiendo más por carecer del más mínimo recato o
pudor, aunque no se puede generalizar porque algunos respetan a la oposición cuando
tiene la razón, pese a sus expresiones.
En
síntesis, la LXII Legislatura está conformada por dos de las Cámaras más
grises, más mediocres del Poder, claro, con sus honrosas excepciones, que no
son muchas, aunque, tristemente, no hay forma de hacerlos reflexionar.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana
Roo, con más de 36 años de trayectoria como reportero, jefe de información,
editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha
fungido como Jefe de Información de dos ex gobernadores y tres presidentes
municipales, y publicado tres libros.
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