En
primera fila
¿Autonomía de la UQROO?
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
El
reciente incidente que provocó la Rectora de la Universidad de Quintana Roo,
Elina Coral Castilla, al suspender recientemente las clases por supuestos
trabajos de “fumigación”, cuando que, en realidad, lo que buscaba era evitar
una manifestación de alumnos por el “caso Iguala” con ocasión de los festejos
del 20 de noviembre, puso en la mesa de discusiones la posibilidad -la
necesidad, sugieren algunos- de propiciar la autonomía de esa Casa de Estudios.
Conforme
a un sector de la población demandante, la autonomía universitaria evitaría que
el gobernador interviniera en los asuntos internos de la institución, tal y
como habría ocurrido en el caso de la “fumigación”, cuando que, ante la falta
criterio y de una asesoría adecuada, la funcionaria-política habría actuado de
motu proprio e, inclusive, sufrió fuerte jalón de orejas.
En
este sentido, un grupo de estudiantes, tal vez desconocedores de lo que implica
la autonomía, comenzó a exigirla para la UQROO, como si la decisión surgiera de
un “plumazo”, ya que, como recién indicábamos, efectivamente sería lo deseable,
más no lo posible, al menos no a corto plazo, pues implicaría una iniciativa,
una buena dosis de buena voluntad y, sobre todo, recursos económicos.
En
sentido amplio, autonomía consiste en la facultad de una universidad de dictar
sus propias leyes y regir su comportamiento por normas que ella misma
determine. Dicha autonomía se establece por una ley emanada del Poder
Legislativo -o de una disposición constitucional-, ya que NO puede proclamarla
la misma institución, está imposibilitada de autoconcedérsela.
Así,
la autonomía es la facultad que otorga el Estado a una universidad a través de
una ley para dictarse a sí misma las normas que rijan su organización y vida
interna sin la intervención de gobierno. Esta facultad se puede dividir en tres
renglones: El académico, el de gobierno y el financiero.
Si
bien la autonomía permite la libre disposición de recursos, su financiamiento
constituye el punto débil, ya que la mayoría de esas universidades no son
autosuficientes desde el punto de vista económico, por lo que dependen en gran
medida del presupuesto anual de gobierno, lo que podría limitar esa autonomía,
ya que el Ejecutivo podría presionarlas con la restricción o retraso de subsidios.
Lo
cierto es que de la autonomía surgen diversos imponderables y dudas, aunque, a
la luz de la serie de conflictos en los que se vio envuelta la UNAM, la
rectoría, entonces a cargo de Barros Sierra, a nombre del Consejo Universitario
estableció desde 1968 la definición de autonomía en la Ley Orgánica y sentó
precedentes aún vigentes sobre su significado y alcances.
Entre
otros, aclaró que autonomía no equivale a sustraerse de las leyes del orden
común ni a impunidad contra los actos delictivos cometidos por universitarios
dentro o fuera de sus recintos.
Por
otro lado, se viola la autonomía cuando el Estado coarta su independencia
académica, impida que ésta se rija internamente, o bien cuando un grupo,
partido político o corporación privada interviene en la universidad,
alterándola o impidiendo el cumplimiento de sus fines.
A
partir de 1972 y hasta nuestros días, autonomía no significa fuero ni
extraterritorialidad, sino el derecho legal de designar a sus autoridades, establecer
sus planes y programas de trabajo, distribuir sus recursos económicos y
organizarse sobre la base del respeto a la libertad de cátedra, investigación y
difusión de la cultura.
Principal
universidad pública de Quintana Roo con sede en Chetumal y unidades académicas
en Cozumel y Playa del Carmen, la UQROO, creada el 31 de mayo de 1991 por
decreto del ex gobernador Miguel Borge Martín -en el sexenio de Carlos
Salinas-, ofrece 16 carreras en la capital chetumaleña, 5 en la unidad cozumeleña
y 3 en la de Playa del Carmen.
Conforme
al artículo 23 de su Ley Orgánica, el Rector funge como representante legal y presidente
del Consejo Universitario durante cuatro años, con opción a una reelección, la
que sólo ha logrado Efraín Villanueva Arcos (1994-2002) y estuvo a punto de hacerlo
José Luis Pech Várguez (2005-2011), aunque se vio obligado a renunciar.
Sus
demás rectores han sido Enrique Carrillo Barrios-Gómez, el primero (1991-1993),
Enrique Peña Alba (1993-1994), Francisco Rosado May (2002-2005) y Elina Coral,
a partir del 2011, aunque con pocas, prácticamente nulas posibilidades de
reelección en 2015, cuando concluya su periodo, uno de los más cuestionados,
inclusive desde su propio nombramiento.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana
Roo, con más de 36 años de trayectoria como reportero, jefe de información,
editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha
fungido como Jefe de Información de dos ex gobernadores y tres presidentes
municipales, y publicado tres libros.
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