En
primera fila
¡Vuelve “El peje” a escena!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Parecería que fue ayer, pero desde hace unos tres lustros el
odiado enemigo del PRI, el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, propuso un
tema que hoy retumba en la conciencia de los “administradores” del país ante la
anunciada caída de las finanzas públicas por la cada vez más marcada dependencia
del país en la producción petrolera: Nos referimos, entre otros, a la reducción
de los elevados sueldos de los funcionarios públicos.
En efecto, como se publicó, transcurría 1998 y el dos veces
candidato del PRD a la presidencia de la República, hoy convertido en fundador
de Morena, entonces líder nacional de ese partido hoy sumido en la desunión y mediocridad,
daba a conocer un proyecto inicial de ajuste y reasignación presupuestal para
1999, que modificaba sustancialmente el proyecto del ex presidente Ernesto Zedillo.
“El
Peje” proponía la eliminación de todo gasto superfluo, reubicar recursos
destinados al Fobaproa y redestinar programas asistenciales, con lo que sería factible
liberar por lo menos 38 mil 726 millones de pesos y disponer de 38.mil 828
millones para fortalecimiento municipal, aunque sería necesario reducir los altos
sueldos y desaparecer la Secretaría de la Contraloría y Desarrollo
Administrativo (Secodam)
A
16 años de distancia, con el país al borde de la quiebra -aunque los “analistas”
oficiales aseguren lo contrario-, la Secretaría de Hacienda anunció el 30 de
enero un recorte al gasto público federal por 124 mil 300 millones de pesos,
equivalente al 0.7% del Producto Interno Bruto (PIB), con ajustes a Pemex (62
mil millones) y la CFE (10 mil millones)
Responsable
de encargado de coordinar, evaluar y “vigilar” el ejercicio público del
gobierno de nivel federal, Secretaría de la Función Pública, que sustituyó a la
Contraloría, desapareció virtualmente en septiembre de 2009 por instrucciones
del ex presidente Felipe Calderón “ante las fuertes críticas generadas por la
dependencia y como necesaria medida de austeridad en el marco de la crisis que
afectó a México de 2008 a 2009”, aunque sólo permaneció inactiva porque el
Congreso no lo aprobó.
Sin
embargo, tras esa inactividad dada la no-asignación de un titular, Peña Nieto
reinstauró sus funciones el martes último y nombró como su Secretario a
Virgilio Andrade Martínez, un exconsejero electoral que tendrá a su cargo,
entre otros, la investigación de casos de corrupción y conflictos de interés,
como la cuestionable adquisición de viviendas de funcionarios y de la propia “Casa
Blanca”
¿Tapar
el pozo una vez ahogado el niño?
Por
el contrario, López Obrador, cuyo objetivo era destinar mayores recursos a
programas sociales, difundía en 1998 un Plan Nacional de Austeridad Republicana
que incluía precisamente eliminar la Contraloría, así como reducir los sueldos
integrales de los altos mandos del Gobierno Federal, desde el Presidente de la
República hasta directores generales, así como un 70% de las partidas
destinadas a “asesorías”.
Asimismo,
incluía suprimir la compra de automóviles para altos funcionarios y gastos de
gasolinas y otros servicios; obligar a los funcionarios públicos a viajar en
vuelos comerciales, vender aviones y helicópteros de la Presidencia de la
República, y dejar sólo los estrictamente indispensables.
(Irónicamente,
Peña Nieto adquirió el que se considera como el avión presidencial más caro del
mundo, un Boeing 787-9 Dreamliner que, exclusivo para su uso y de su equipo, tuvo
un costo de 6 mil 308 millones de pesos)
Vale
la pena recordar otras sugerencias del político tabasqueño y que, desde luego,
no adoptó, ni siquiera consideró Hacienda: Cancelar una jugosa partida de 248.6
millones de la Dirección General de Crédito Público de esa misma dependencia;
reducir 70% los gastos de alimentación y utensilios para mandos superiores, así
como los destinados a comprar regalos, ropa y perfumes; eliminar 350 millones del
“grupo antiterrorista” de Gobernación, donde ¡existen 7 Subsecretarías!
Por
otro lado, se refería a desaparecer una partida de difusión e información de la
Dirección General de Gobierno y reducir 45.8% el gasto del Centro de
Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), donde “existen transferencias.
Ayudas, subsidios y gastos de capital no justificados por 308.3 millones”
Respecto
a los municipios, proponía un nuevo fondo en el ramo 33, que se denominaría
Fondo para el Desarrollo Económico y Social Integral de los Municipios, que
permitiría la reasignación de recursos para programas asistenciales con nuevos
criterios. Sus recursos se obtendrían de los programas Procampo. Alianza para
el Campo. Progresa y Empleo Temporal, que ejercen las Secretarías de Desarrollo
Social, SCT, Sagarpa y Medio Ambiente, Crédito a la Palabra, Aportaciones para
la Infraestructura Social Municipal y Vivienda Progresiva.
Para
ese efecto, los programas contarían con la participación de la comunidad, y el
ejercicio de los recursos públicos debería sancionarse a través del Cabildo de
los ayuntamientos para evitar la discrecionalidad en su ejecución, el “clientelismo”
y su uso con propósitos electorales.
Más
aun, el 22 de agosto de 2009, o sea 11 años después, López Obrador propuso que,
en lugar de despedir a trabajadores de gobierno y recortar el gasto social, el
entonces presidente Felipe Calderón debería empezar por disminuir un 50% su
salario y el de los demás funcionarios de alto nivel de los tres Poderes,
eliminar prestaciones millonarias y cobrar impuestos a las grandes corporaciones.
Con
esas medidas, dijo, se dispondría de unos 200 mil millones de pesos para cubrir
parte del boquete financiero que, como hoy, obligaba a los mexicanos a apretarse
el “cinturón”, excepto los privilegiados “servidores” públicos, algunos de los
cuales devengan hasta casi 300 mil pesos mensuales, por ejemplo en la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, con lo que aumenta la brecha entre pobres y
ricos. Los pobres cada vez más amolados y los ricos cada vez más cerca de la
gloria.
La
pregunta obligada es si con “El Peje”, que nunca estuvo de acuerdo con la
reforma energética, se seguiría saqueando y hundiendo al país ¿Se habrá
equivocado realmente el electorado mexicano?
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana
Roo, con más de 37 años de trayectoria como reportero, jefe de información,
editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha
fungido como Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes
municipales, y publicado tres libros.
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