En
primera fila
¡Cumplida venganza del PRI!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
En
una reunión realizada en medio de empujones y agresiones verbales de diputados
de la oposición y el PRI, la Comisión Especial para Seguimiento del Ejercicio
de los Recursos Federales en la Línea 12 del Metro del Distrito Federal
determinó que existen elementos para que la PGR y la Auditoría Superior de la
Federación investiguen y finquen responsabilidades.
El informe de esa Comisión, que encabeza el priísta Marco
Antonio Calzada Arroyo, señala como principales responsables de malos manejos
de recursos y afectaciones del transporte por falta de mantenimiento, al ex jefe
de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard Casaubón, y su ex secretario de Finanzas y
actual senador, Mario Delgado Carrillo, ambos de militancia perredista.
Para ese efecto, el priísta Calzada Arroyo dio la palabra a
los diputados Ricardo Mejía Berdeja y Carlos Reyes Gámiz, de Movimiento
Ciudadano y PRD, respectivamente, quienes rechazaron tajantemente que se diera
a conocer el informe, aunque el momento álgido ocurrió cuando Ebrard y Delgado
quisieron tomar la palabra sin haber sido convocados.
No
obstante, Calzada Arroyo precisó que el informe, aprobado por mayoría, se
entregó ya a la mesa directiva de la Cámara de Diputados, a efecto de que la
Junta de Coordinación Política programe su presentación ante el pleno.
Ahora
bien, es cierto que al erario de la ciudad de México le ha costado más de dos
mil millones de pesos detener esa Línea del Metro, pero también parece
sospechoso que la Comisión Especial haya llegado a una conclusión sin haber comparecido
precisamente el director general del Sistema de Transporte Colectivo Metro
(STCM), Joel Ortega Cuevas.
El
sentido común indica que el resultado de las investigaciones debió pasar tanto
por Marcelo Ebrard como por Delgado Carrillo y, por si fuera poco, el propio jefe
de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, quien recibió de conformidad esa Línea y, en
su momento, no opuso ninguna objeción.
Sin
embargo, sin necesidad de ser adivinos podríamos atribuir a una sola razón la
prisa de los priístas por concluir su “investigación” y turnarla a la Cámara de
Diputados que, con mayoría Verde-priísta, muy probablemente buscarán la forma
proceder, “negociar” o, por lo menos, desacreditar a sus enemigos perredistas
con miras a las próximas elecciones de junio.
Recordemos
que, tras el golpe periodístico más importante del año y del éxito que
representó para la periodista Carmen Aristegui la noticia de la existencia de
la “Casa Blanca” de Las Lomas, perteneciente a la esposa del presidente Peña
Nieto, habría una historia interesante sobre la forma en que se armó esa
investigación que dio la vuelta al mundo y cimbró la imagen y credibilidad de
la casa presidencial, y las motivaciones de esas revelaciones.
En
efecto, lo que se presentó sólo como un hallazgo periodístico cuyo
descubrimiento partió de la revista “Hola”, donde Angélica Rivera presumía la
casa donde la familia Peña-Rivera planeaba vivir al término del sexenio, fue en
realidad un expediente que se comenzó a confeccionar años atrás, por lo menos
desde 2010, con un equipo especializado de inteligencia y espionaje político
bajo las órdenes de Ebrard, entonces jefe de Gobierno del DF.
En
esos momentos, Marcelo se veía como candidato fuerte de la izquierda para la
Presidencia de la República, y se perfilaba para contender con quien, desde ese
año, era su rival más fuerte: Peña Nieto, entonces gobernador del Estado de
México.
En
este sentido, desde el C-4, Centro de Inteligencia y Seguridad de la Ciudad de
México, creó y operó un grupo especial formado por ex agentes de CISEN, PGR y
Marina -expertos en inteligencia y espionaje político-, a los que encargó
expedientes de políticos del momento, sobre todo los que podrían contender por
la Presidencia, y Peña fue uno de sus principales objetivos, incluidos sus
familiares y amigos más cercanos.
Así,
relata el columnista Salvador García Soto, con fuentes de información de
primera mano, como registros públicos de la Propiedad y Comercio, licencias de
construcción o juzgados de la ciudad, el grupo integró expedientes con
documentos e información oficial que entregó a Ebrard para sus fines y
proyectos personales y políticos.
No
obstante, cuando sus aspiraciones se vieron truncadas por el apoyo de la
izquierda a Andrés López Obrador, estaba casi listo el expediente de la “Casa Blanca”,
junto con otros, pero Ebrard decidió hacerse a un lado y dejar el paso libre al
tabasqueño, a quien las encuestas daban ligera ventaja.
Comenzó
la sucesión presidencial, y en junio de 2012, en pleno clímax de las campañas,
estuvo a punto de hacerse pública la información, pero analizó las encuestas y
supo que un golpe así haría caer a Peña Nieto y enfilar a López Obrador, lo que
no le convenía, por lo que decidió guardar el expediente para cuando le fuera
útil en el sexenio “peña-nietista”.
Para
la segunda mitad de 2013, aparecía serio candidato a la dirigencia nacional del
PRD, pero no contaba con que su sustituto y antiguo pupilo, Miguel Ángel
Mancera, le asestaría un golpe que lo sacaría de la contienda: La suspensión
del servicio en la Línea 12 del Metro y denuncias de corrupción en la obra
cumbre de ese sexenio, con lo que su antiguo jefe se acercaba a Peña Nieto en
una especie de pacto con Los Pinos.
El
resto es de todos conocido: Comenzó la investigación de Aristegui y su equipo,
vino el ejemplar de la revista “Hola” y el trabajo periodístico que redondeó e
hilvanó la historia que originó uno de los escándalos mediáticos más grandes
del México reciente.
Lo lógico hubiera sido que la investigación contra Ebrard fuera más justa e
imparcial, pero, habida cuenta de que no es político el que no se venga, el PRI
no iba a dejar pasar la menor oportunidad de vengarse de quien le había causado
el mayor daño a “su” presidente, aunque, así las cosas, nos preguntamos,
¿cuántas cosas más habrá en el “clóset” y que sólo surgen cuando así conviene a
los interesados?
¿Cree
Usted que existió alguna mentira en las revelaciones de la “Casa Blanca”? ¿Cree
Usted que Ebrard es inocente de las imputaciones respecto a la Línea 12 del
Metro? Salvo su mejor opinión, creemos que ¡es tan malo el “pinto” como el
“colorado”! Esto es, el tricolor y el amarillo.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana
Roo, con más de 37 años de trayectoria como reportero, jefe de información,
editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha
fungido como Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes
municipales, y publicado tres libros.
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