“Chamaqueo” de SEP a maestros
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Bien
dicen que en política lo que parece es, y que no hay casualidades, sino
causalidades.
La
suspensión indefinida de la evaluación magisterial, anunciada el 29 de mayo en
escueto comunicado de la SEP, fue mera estrategia electoral para convocar a los
maestros disidentes a la reforma educativa para que votaran por el PRI y los
aliados de éste, pero ahora vemos cómo se le desploma a Emilio Chuayffet, quien
comparecerá este martes al mediodía ante el Congreso.
En
efecto, apenas un día después de la jornada electoral, y de un sólo “plumazo”,
la Secretaría de Educación decidió que siempre sí se realizarían esas
evaluaciones, previstas para casi 400 mil profesores, a los que se “chamaqueó”
con que ya no serían calificados, y al final les tomó el pelo.
La
decisión de no evaluar, a cargo del titular de la SEP, era contraria al interés
superior de la niñez por no garantizar una educación de calidad, un derecho que
consagran la Constitución y distintos tratados internaciones, además de una
invasión a la competencia del Instituto Nacional para la Evaluación de la
Educación, cuya autonomía se vulneró flagrantemente.
Es
tal el grado de cinismo y descaro del gobierno de Peña Nieto en torcer la ley,
que este frenesí fue propicio de alguien incluso teóricamente más severo en la
práctica que el legislador ateniense Dracón, tras que Chuayffet dijera con voz
engolada que ofenden al presidente quienes están contra la evaluación
Pareciera
decir “que nadie toque a su alteza copetísima”, aunque debe recordar que él es
un ministro de Educación, que ocupa el escritorio de José Vasconcelos y que en
esa silla se sentaba Jaime Torres Bodet.
El
Rabí de Galilea enseñó que los ministros vinieron a la tierra a administrar, es
decir, a servir, no a servirse. Ya pasaron los tiempos en que los secretarios
se decían, o los funcionarios de la vida pública y privada hacían profesión de
fe como soldados del presidente.
Nadie
se atreve a negar la desmoralización y decadencia del sistema educativo
mexicano ante la ausencia de estadistas que lo conciban no sólo como derecho,
sino como instrumento para la convivencia social armónica, el desarrollo
económico globalizado, el enriquecimiento cultural de la población y la
estabilidad política de la nación, más allá de un instrumento de jaloneo y
negociación política a cambio de intereses político-electorales.
Así
como es inaplazable la comparecencia de Chuayffet ante el Congreso, también lo
es la de los consejeros de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional de
Evaluación para rendir cuentan sobre un tema tan importante como la evaluación
educativa.
En
esta administración es norma que el cumplimiento de la ley aliente a quienes
detentan el poder para constituirse en déspotas que sustituyen el imperio de la
ley por la incontrarrestable voluntad.
En
este sentido, es necesaria una gran cruzada por la educación y la cultura del
país, ya que éstas no crecerán si la educación de niños y jóvenes sigue sin
rumbo claro, y el secretario de Educación, como la “Chimoltrufia”, un día dice
una cosa, y otro día otra.
Necesitamos
un Secretario que mida resultados e instrumente planes y programas de educación
claros, tales que respondan a las carencias de los educandos y a los tiempos
que vivimos.
México
requiere de un académico que ocupe dignamente ese escritorio de Vasconcelos y,
preocupado por la educación y cultura, empiece a encaminar al sistema educativo
hacia una auténtica sociedad de conocimiento, capaz de enfrentar los retos y
desafíos que plantean el mundo moderno y nuestro tiempo.
Todo
el año pasado, cuando senadores y diputados discutían las reformas
estructurales, tema recurrente en los debates era la implementación de
controles democráticos cada vez más exigentes y acuciosos entre los poderes Legislativo
y Ejecutivo.
Dichos
controles se referían a pedir que los funcionarios estuvieran presentes y
comparecieran sobre sus funciones, acciones y omisiones ante el Pleno del
Congreso, pero existe una cultura muy arraigada en el sentido de proteger al
partido en el poder, evitar tocar a los funcionarios y jamás exponerlos al
escrutinio de los legisladores.
¿De
dónde nace ese miedo, temor, necesidad de seguir escondiendo a los funcionarios
y sus ideas, y dejarlos sólo en el espacio de los medios de comunicación a
rendir cuentas y no en las Cámaras? De la simbiosis entre las bancadas del
partido en el poder y el Ejecutivo Federal, que no abona al desarrollo
democrático del país.
Curiosamente,
Chuayffet se negaba a comparecer. Curioso, porque hablamos de la evaluación de
profesores, pero el funcionario no quería ser evaluado, mientras el de
Gobernación dice que ahora sí se hará, pero él no quiere someterse a la
evaluación del Legislativo ¿A qué le temen?
Quizá
sepan de antemano que están reprobados, que no pasarían la evaluación de un Congreso
plural listo para hacerle las preguntas que quiere la sociedad. Quizá, lo que
sabe el Secretario es que a pesar de saber las preguntas que le harán, no está
en condiciones de responderlas.
Están
pasando cosas muy curiosas. Por ejemplo la semana anterior el periódico La
Jornada publicó a ocho columnas pronósticos meteorológicos, en el sentido de
que llueve o truene, como dijo Chuayffet sobre la evaluación. Muy difícil de
creer en una verdadera disposición y voluntad política.
¿Cómo
pronosticar el comportamiento de un político? ¿Cómo predecir un comportamiento?
Observando el comportamiento pasado sentimos una altísima decepción de sus
responsabilidades constitucionales.
Dice
que no habrá evaluación, después que siempre sí, y luego sale a hacer el
pronóstico de lluvias, huracanes y tormentas. Eso es lo único que hemos estamos
escuchando: Pronósticos meteorológicos.
Si
supiera Usted lo que hay que hacer para que un Secretario acuda al Congreso,
contra lo que, por ejemplo, ocurre en las sesiones de control en el Parlamento
Español, donde los representantes del Ejecutivo acuden prestos a rendir cuentas
sobre diferentes temas.
En
México, por el contrario, habría que preguntarse ¿A qué le temen? ¿A los
controles democráticos? ¿Entonces dónde está su vocación y su compromiso por la
democracia?
Sobre
la comparecencia de Chuayffet, la verdad es que sólo vale la pena para que el
hombre que le encargó una de las transformaciones más profundas del país,
explique por qué lo echó todo a perder.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo,
con más de 38 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y
jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como
Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y
publicado tres libros.
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