¡Desaparecidos, ejecuciones y
tortura!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
La
empresa investigadora Parametría calculó que en 2012 el 2% de la población de
18 años o más, o sea alrededor de 1.5
millones de personas, había sido desplazadas por la violencia en México, mientras
que la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos calculó
que entre 2011 y febrero de 2015 cerca de 281 mil 418 personas habían sido
desplazadas de manera forzada como consecuencia de la violencia.
No
obstante, a falta de cifras oficiales, se trata de datos extraoficiales, conforme
las cuales, el Centro de Monitoreo y Desplazamiento Interno de Noruega calcula
alrededor de 180 mil desplazados.
En
efecto, de manera por demás increíble, México carece hasta hoy de un conteo
oficial en torno a las desapariciones forzadas en el país, y todo “tan sólo” porque
no existe una autoridad responsable del tema, pero ¡cómo podría haberla si tampoco
existe una ley al respecto!.
En
este sentido, nos preguntamos, ¿Cómo es posible que no exista un reconocimiento
explícito del gobierno mexicano respecto al desplazamiento interno? Tan sólo al
Senado han acudido familias enteras y representantes de desplazados a solicitar
ese reconocimiento legal.
Así,
ante la unánime aprobación del proyecto de reforma del artículo 73
constitucional para el reconocimiento de la desaparición forzada, se dio un
paso muy importante para los desplazados, ya que este “fenómeno” sigue sin ser
nombrado y, por tanto, atendido por el Estado mexicano.
Se
espera que esto termine ahora -el reconocimiento, claro-, por lo que las
víctimas podrán tener ese reconocimiento en una dimensión judicial, además de la
social, ya que no habrá pretextos para no legislar en la materia.
Con
la reforma estarán facultados los legisladores para hacerlo, sin esperar siquiera
la iniciativa, ya que existe una presentada en diciembre de 2012, la Ley
General para la Prevención y Atención al Desplazamiento Forzado en México que,
además de seguir los lineamientos del Relator Especial de Naciones Unidas y los
principios rectores por atender y prevenir este fenómeno, está en manos de tres
Comisiones.
Los
miembros de éstas ya no tendrán pretextos para evitar dictaminar esa iniciativa
y legislar sobre tortura y desaparición forzada, así como permitir emitir una
ley sobre desplazamiento interno.
Colombia
debió ser referente de México sobre el tema, pues más de un tercio de su población
llegó a estar desplazado, por lo que legisló para una ley general, al grado tal
que su Código Penal contempla el desplazamiento como delito forzado en su
título tercero, como “Delito contra la libertad individual”.
Se
reconoció formalmente la desaparición forzada, pero es conveniente una mención
explícita, por lo menos en la exposición de motivos, sobre el tema de
desplazamiento interno, tal como se ha hecho en delitos que afectan a la libertad,
como una forma de privación de libertad, ya que todos tenemos derecho a la
libertad, y los desplazados en México no son personas libres.
Ser
libre es poder hacer, no vivir con coacciones ni privaciones, Donde no hay ley,
no hay libertad, y de ahí que habría que darles libertad a los desplazados
reconociéndolos en esta ley.
Ahora
bien, conforme al Registro Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas, tan
sólo entre enero y octubre del año pasado, el número de casos de desaparición denunciados
se elevó a 5 mil 98 víctimas, una cifra alarmante, sin duda, por no existir
precedentes en la historia del país.
Hasta
el año anterior cinco entidades concentraban la mitad del número de desaparecidos:
En primer lugar, el Estado de Tamaulipas; segundo, Jalisco; tercero, Estado de
México; cuarto, el Distrito Federal, y quinto, Coahuila.
Ante
las desapariciones forzadas, asesinatos extrajudiciales y tortura, es difícil
no hacer un planteamiento lleno de emoción y recuerdos, así como del trauma en
nuestro país por este tipo de actos dolorosos que avergüenzan a México ante al
mundo.
No
pocos funcionarios, legisladores principalmente, deberían pedir perdón de algún
modo por las desapariciones forzadas, la tortura, y asesinatos extrajudiciales.
Desgraciadamente,
la desaparición forzada de personas en México es una práctica de estado, que
desde la década de los 60’s muestra planeación, sistematicidad y complejidad, en
una grave violación a los derechos humanos que ha perdurado hasta nuestros días
y que, incluso, ha tenido diversas etapas y diversas modalidades de realización
en los últimos años.
¿Por
qué se dan las desapariciones forzadas? Vera Usted. Una forma de mantener el
orden desde la visión de un régimen autoritario es quitar de en medio a quienes
le hacen “ruido” o no coinciden con la forma que se gobierna por provocar un
intenso sufrimiento al pueblo.
¿Cómo
coincidir con los regímenes autoritarios que han empobrecido y saqueado al país?
¿Cómo coincidir con los que han entregado nuestros recursos naturales
estratégicos al extranjero? ¿Cómo coincidir con la mordaza a la prensa o con
tantas y tantas prácticas que lastiman a la sociedad?
No,
esto nunca será posible, y de ahí que desde siempre surgieran los luchadores
sociales, “candidatos” predilectos del régimen para las desapariciones
forzadas, asesinatos extrajudiciales y tortura.
Pese
al paso de los años, miles y miles de familias enlutadas de México siguen
clamando: “Vivos se los llevaron y vivos los queremos”, pues se trata de miles
y miles de casos emblemáticos de luchadores cuyo único delito fue no coincidir
con un régimen de oprobio e imperio de autoritarismo.
Ahora
bien, la pregunta obligada es ¿Con esta reforma se va a corregir el problema de
las desapariciones forzadas, las ejecuciones extrajudiciales y tortura?
La
respuesta es sencilla y lógica: ¡No!
Y
no se corregirá porque el gobierno de Peña Nieto le ha apostado a la premisa de
la seguridad nacional por encima de la vigencia de los derechos humanos, y
apostado a una política que se basa en la militarización y uso de la fuerza.
Mientras
no se corrijan, estas políticas, difícilmente se corregirá el problema que se
plantea.
¿Sirve
la reforma al constitucional? Por supuesto que sí, porque tenemos la esperanza
de que sea la ruta que se requiere para la reconciliación nacional, para que
los miles de enlutados por las desapariciones forzadas, las ejecuciones
extrajudiciales y tortura encuentren consuelo a su inmenso dolor.
¡Estaremos
al pendiente!
(Permitida la copia, publicación o
reproducción total o parcial de la columna con la cita del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo,
con más de 38 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y
jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como
Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y
publicado tres libros.
luancaba.qroo@gmail.com
@legna2003
http://luisangelqroo.blogspot.mx
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