¡Huellas de “El Chapo” en Q. Roo!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Con
presencia en Quintana Roo desde hace más de 12 años, la última huella del “El
Chapo” Guzmán en Quintana Roo, tras su insólita fuga de la cárcel de máxima
seguridad de Almoloya de Juárez, provocó la renuncia del chetumaleño Juan
Domingo Ignacio Hernández Mora como comisionado del Órgano Administrativo
Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social, dependiente del Comisionado
Nacional de Seguridad, adscrito a Gobernación.
Su
más reciente huella en el Estado había ocurrido el 11 de abril de este año, con
la detención de César Gastélum Serrano, presunto socio de los líderes del
cártel de Sinaloa -“El Chapo” Guzmán, Ismael “El Mayo” Zambada y Dámaso López-,
catalogado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como uno de los
principales proveedores de cocaína para y desde Centroamérica hacia territorio
estadounidense.
La
captura de ese capo, traficante y distribuidor de cocaína a gran escala desde
Colombia, Honduras y Guatemala a México, hacia Estados Unidos, estuvo a cargo
de la Marina de Cancún, Quintana Roo, cuando cambiaba de vehículo sobre la
avenida Kukulcán para evitar ser identificado.
El
detenido, a quien aseguraron dos vehículos, 16 cartuchos útiles, dos celulares,
700 gramos de cocaína y 200 envoltorios con cocaína, mantenía compañías en
México y Centroamérica, entre ellas una constructora de andamios que utilizaba
para el tráfico de droga y dirigía su hermano Francisco Javier, pero sancionada
en febrero último por el Departamento del Tesoro, con lo que se “congelaron”
activos financieros con jurisdicción estadounidense.
Documentado
por el portal www.unioncaribe tras la
primera detención de “El Chapo” Guzmán, el 25 de febrero del 2014, el ahora
prófugo operaba como líder del Cártel de Sinaloa en 17 entidades de México en
2005, una de ellas Quintana Roo, donde concentró su actividad en la zona sur y
comenzó a mencionarse a partir del 2003 con la operación de la narco-ruta del
sur.
Así,
en noviembre de ese año fue notoria su actividad con el descubrimiento de una
pista clandestina en el ejido Ignacio Allende, en la zona cañera de Othón P.
Blanco, donde aterrizó una avioneta en camino de terracería para descargar droga,
tras lo cual fue quemada por sus ocupantes por una falla mecánica al bajar, y
para no dejar pistas que los delataran.
En
el lugar de los hechos se encontraron 41 lámparas fluorescentes que les habría
servido como señales para aterrizar.
Por
otro lado, en mayo de 2004 hizo lo propio una avioneta con matrícula colombiana
en el solitario camino a la comunidad de Reforma, a 20 kilómetros de Bacalar, lo
que corroboró la actividad ilícita. Los militares detuvieron a dos personas, pero
más tarde las dejaron libres por falta de pruebas.
Publicado
por el portal Por Esto! Quintana Roo, en julio del propio año, cuando el
Ejército investigaba el asesinato del supuesto pescador veracruzano Joaquín
Pérez Hernández -del 11 de abril del 2004-, descubrió una narco-pista sobre un
montículo en las cercanías de la comunidad de Cocoyol, en la ribera del Río
Hondo, inhabilitada con la instalación de postes a la orilla.
A
un kilómetro de la pista, los militares encontraron los restos de tres narco-avionetas
calcinadas después de dejar la droga, descargada ahí sin ningún problema ante
la falta de vigilancia policiaca en la zona, aunque con el hallazgo de ese
“cementerio” de narco-avionetas se obtuvo evidencia de que se habían realizado
al menos tres descargas previas de cocaína en el lugar.
El
portal www.yucatanall refiere que tras ello
se desató la fiebre de la narcoactividad, y cualquier pista ubicada en zona
rural era motivo de denuncia por parte de vecinos, como fue el caso de Cocoyol,
en la ribera del Río Hondo, donde las pistas de operación de aeronaves
fumigadoras fueron confundidas con narco-pistas, y hasta un cementerio de
aeronaves, vinculadas con el crimen organizado.
En
2005, la caída de una avioneta en el ejido El Gallito, perseguida por el
Ejército, y con más de una tonelada de cocaína, fue una de las incursiones más
importantes de la actividad vinculada al cártel de “El Chapo” Guzmán.
Los
tripulantes, de origen colombiano, perecieron en el impacto, aunque dos años después,
el Ejército descubrió dos aeropistas clandestinas, una de ellas en el ejido
bacalarense de Nuevo Tabasco y otra a un costado del sitio arqueológico de
Kohunlich, donde aseguraron varios bidones con turbosina y una larga cadena de
reflectores que iluminaban la zona de aterrizaje.
Posteriormente,
después del 2007, la actividad del Cártel de “El Chapo” se desplazó más allá de
la frontera con Belice, Centroamérica, y comenzaron a ser noticia las pistas
clandestinas y avionetas cargadas de cocaína aterrizando en diferentes puntos
del norte del vecino país, pero el capo fue más allá de la operación
clandestina para el trasiego de cocaína en la frontera sur.
En
este sentido, vecinos de la colonia chetumaleña “Pacto Obrero”, un
fraccionamiento de clase media ubica do cerca de Calderitas, afirmaron que el personaje
más buscado del mundo tenía una residencia en el lugar, y que con cierta
frecuencia llegaba al predio ubicado en el Circuito 3 con Andador 2 Sur, donde
nadie lo molestaba.
El
propio 2007 había sido el último año en que “El Chapo” Guzmán dejó huella en
Quintana Roo, con la detención de Juan Ramírez Tijerina, identificado como su operador,
pues se le condenó a 20 años de prisión por actividades de narcotráfico, aunque,
émulo de su maestro, intentó escapar en dos ocasiones del Centro de Reinserción
Social de Chetumal, la última en un maletero.
Descubierto
cuando se disponía a descargar una avioneta con droga en la zona arqueológica
de Kohunlich, en Othón P. Blanco, Ramírez Tijerina fue detenido por militares
en agosto de ese año, aunque sólo se le consignó por portación de armas
reservadas al Ejército y uso ilícito de instalaciones de tránsito aéreo.
Junto
con él fueron detenidas otras nueve personas, cuando recibía una avioneta
procedente de Colombia con dos toneladas de cocaína para la organización de “El
Chapo”, aunque nave y tripulación lograron escapar al notar la presencia
militar en el operativo, que concluyó con la detención de Ramírez Tijerina y
sus cómplices.
Se
le condenó a 20 años de prisión por actividades de narcotráfico.
Después
del 2007 tuvo una pausa, aunque posteriormente las descargas de droga se hacían
por carreteras de Belice, hasta que, fines del 2013, se buscó reactivar la ruta
de trasiego con una pista clandestina destruida por el Ejército en la selva del
noroeste del ejido Nuevo Tabasco, municipio de Bacalar.
Otro sonado antecedente previo a intensificarse las
evidencias de los narcoaterrizajes en el sur del Quintana Roo, ocurrió hace más
de 16 años en la carretera Reforma-Miguel Alemán, tramo Altos de Sevilla-Sinaí,
donde bajó una avioneta el 24 de enero de 1999 con una ocupante de lujo: Ofelia
Fonseca Núñez, hija del narcotraficante Ernesto Fonseca Carrillo alias “Don
Neto”, con cocaína procedente de Colombia. Fue detenida y compurgó 10 años de
prisión, hasta ser liberada en mayo de 2009.
Sospechosamente,
los hechos se dieron a fines del gobierno de Mario Villanueva Madrid, cuyo
sexenio se vio enlodado con escándalos de droga.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo,
con más de 38 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y
jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como
Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y
publicado tres libros.
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