Las dos “tumbas” de Carlos Joaquín
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Tal
y como decía el maestro Reyes Heroles, “Hay que aprender a salir limpio de los
asuntos sucios, y si es preciso, a lavarse con agua sucia”, tal y como ocurrió
en el caso de uno de los aspirantes a la candidatura del PRI a la gubernatura
de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, respecto al llamado “carreterazo” del
sábado 21 en Felipe Carrillo Puerto.
En
dicho percance, en el que resultaron siete muertos a causa de la imprudencia de
uno de los escoltas del funcionario, éste nada tuvo que ver, en efecto y su
única culpa, por llamarle de algún modo, se limita a haber contratado a un
chofer irresponsable que, a sabiendas de que trabajaba con un político de
poder, se sintió un todopoderoso del volante.
Bueno,
esto ocurre en el caso de todos los “guaruras”, no sabemos si porque ésta sea
una condición para “trabajar” como tales, o bien porque de lo único que se
preocupan sus patrones es que estén bien “recomendados”, y lo de menos sea una
visita a algún terapeuta para determinar su prepotente perfil.
En
uno u otro caso, lo cierto es que Sergio Roberto Sánchez Valdez, único
responsable del accidente, logró lo que suponemos que ninguno del equipo de
Carlos Joaquín esperaba: “Embarrar” en todo lo que vale a “su” candidato.
En
efecto, el abogado defensor de Sánchez Valdez, Martín Cuxim Che, entregó el
lunes pasado 2 millones 450 mil pesos a los familiares de los muertos, es decir
350 mil pesos por cada una de las víctimas, tras la firma de un acuerdo
conciliatorio que cumplió con la legalidad de resarcir el daño con un pago
equivalente a 5 mil salarios mínimos.
Desde
luego que el dinero no salió de la cartera del ahora homicida culposo, sino de
la cuenta bancaria del aún subsecretario de Turismo federal, lo que avaló la
representante de éste, Lilí Campos, y legalizó la sub procuradora de Justicia
en la Zona Centro, Blanca Imelda Ávila Várguez.
A
todo esto, nos resultó irónica la manera como el portal “Distrito Centro”
tituló la información: “Caso cerrado, las siete muertes han quedado saldadas
con el pago de 350 mil pesos por persona fallecida”. En efecto, el problema
legal se había cerrado, pero, nos preguntamos, ¿y el político?
Lo
adivinó Usted. ¡Claro que no!, sino que, por el contrario, lo ocurrido
simplemente fue una probadita de lo que nos espera en las próximas semanas con
el “destape” formal del priísta que competirá a mediados de año por la
gubernatura que dejará vacante el cozumeleño Roberto Borge Angulo y que, sin
pensarlo mucho, ya lo saben todos, no será de Chetumal o Cozumel, sino de
Solidaridad.
En
efecto, los nombres que siguen “sonando” son los del propio Carlos Joaquín, del
criticable alcalde “travieso”, Mauricio Góngora Escalante; del diputado federal
“extraviado”, José Luis Toledo Medina, y el del secretario de Gobierno, Gabriel
Mendicuti Loría, estos dos últimos, aunque Usted no lo crea, hasta hoy los
mejor posicionados.
A
reserva de referirnos a los otros, las posibilidades de Carlos Joaquín, aunque
también resulte increíble, disminuyeron notablemente tras el accidente de
Carrillo Puerto, repetimos, no precisamente porque haya sido responsable de
estar retornando de un festejo en un rancho de José María Morelos, sino por la
tremenda reacción en cadena que provocó el caso entre la población
quintanarroense, particularmente en las redes sociales.
Si
tan sólo la posibilidad de que resultara el “elegido” levantaba ámpula entre la
clase política, sobre todo por su abierto enfrentamiento con Roberto Borge, la
noticia del “carreterazo” la dividió completamente, unos a su favor, otros en
su contra y otros más dijeron ser imparciales, pero denotaban su reclamo contra
quienes condenaban el accidente y pedían la horca para Carlos Joaquín.
Otros
más, como el cozumeleño Ernesto Díaz -suponemos que así se llama-, miembro del
grupo “El desmadre Cozumel”, casi se abalanza contra la yugular de su servidor
tras nuestra columna sobre el accidente, ya que, aunque dice trabajar en la
Secretaría de Desarrollo Social, parecía deberle más el puesto a Carlos Joaquín
que a Roberto Borge.
El
hombre, al que agradecemos leer “En primera fila”, sin embargo, aseguraba que
“a distancia se ve la falta de ética y no hay fanatismo en pedir objetividad, o
no debe ser ese el trabajo del periodista presentar hechos, no argumentos que
incidan de manera directa en la percepción pública, te invitaría a leer tus
manuales de periodismo” (¡!)
Pero,
bueno, lo cierto es que nuevamente se puso de manifiesto que, contra lo que
busca el PRI para Quintana Roo de cara a las próximas elecciones, lo que menos
existiría en el Estado con la eventual candidatura de Carlos Joaquín es
precisamente la UNIDAD, y conste que sólo estamos hablando de una contienda
interna entre priístas.
Pero
eso no es todo. Lo peor es su abierta animadversión contra el gobernador, lo
que, justificada o injustificadamente, obligaría a cualquiera a pensar en que,
llegado el caso de que se convirtiera en gobernador, lo que en primer orden
emprendería sería una “cacería de brujas” contra toda la administración
pública, empezando, desde luego, por Roberto Borge, en una suerte de venganza
anunciada desde hace 5 años, a raíz de que el cozumeleño le arrebatara la
candidatura de manos de Félix González.
El
dicho popular es que “no es indio el que no se venga”, no así en el caso de la
política, donde, como aconsejaba el maestro chino Confucio, “Antes de
embarcarte en un viaje de venganza, cava dos tumbas”, o bien “La venganza
eterniza los odios”.
Para
terminar sus tropiezos, y conforme a portal informativo, Carlos Joaquín promueve
entre sus simpatizantes una nueva corriente política denominada Izquierda
Joaquinista, según se desprende de fotografías tomadas en un salón de fiestas de
la Región 219 sobre la avenida Leona Vicario de Cancún, donde habría encabezado
una fiesta con vecinos de las Regiones 219, 221 y Villas Otoch.
Entre
los asistentes, a los que presumió una playera en cuya parte posterior se leía
“Izquierda Joaquinista”, y se cortó un pastel de cumpleaños a “Elizabeth”
-¡otra fiesta del aspirante!-, incluyó a los ex alcaldes priístas de
Solidaridad, Miguel Ramón Martín Azueta y el diputado Filiberto Martínez Méndez,
así como el homólogo de éste, Jesús Pool Moo -aspirante a alcalde de Benito
Juárez- y el ex tesorero de Cancún, Antonio Jiménez García.
No
es primera ocasión que el aspirante se involucra con los partidos de oposición,
ya que durante el anterior proceso por la gubernatura sostuvo relaciones muy
cercanas con los ex alcaldes de Cancún y Cozumel, el perredista Gregorio
Sánchez Martínez y el panista Gustavo Ortega Joaquín, respectivamente.
La
movilidad de Carlos Joaquín, quien comienza a denotar desesperación en su lucha, ocurre a una semana de la
reunión del Consejo Político Nacional del PRI, donde surgirán las “reglas del
juego” para sus candidatos a las 12 gubernaturas que se disputarán en 2016, y a
unos días de que el PRD filtrara que allegados de aquél se habían acercado a
“negociar”.
Así las cosas, habría que preguntarse si el funcionario ha
cavado ya las dos “tumbas”.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo,
con más de 38 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y
jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como
Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y
publicado tres libros.
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