¡Prueba de fuego en el Senado!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
No
cabe duda de que PAN y PRI tendrán una verdadera prueba de fuego en materia de
voluntad política en el Senado, una vez que sus respectivos presidentes en Comisiones
de esa Cámara deberán decidir en torno a un proyecto de decreto para reformar
la Ley Orgánica del Congreso General sobre los partidos políticos.
La
propuesta surgió de la senadora capitalina Martha Tagle Martínez, cuyo nombre
quizá no diga mucho, aunque sí su historial, ya que, como parte de la lista de
candidatos de Movimiento Ciudadano por la vía plurinominal, obtuvo una curul
ante el volumen de votos que obtuvo el ex Convergencia por la Democracia.
Catedrática
en Matemáticas, Estadística, Filosofía y Teoría Política, la ahora funcionaria,
pasante en Administración Pública y Ciencias Políticas, anunció
en sorpresiva conferencia de prensa el 31 de agosto que sería senadora
independiente de la LXIII Legislatura, a efecto de no integrarse a ningún grupo
parlamentario.
En
este sentido, explicó que, con base en el Artículo 26 del reglamento del
Senado, su “bancada” sería la ciudadanía, y su labor, representar los intereses
de la gente y no los de la partidocracia, al tiempo de dijo ser consciente de
que “a causa de los partidos de siempre”, sería relegada y perderá presencia
Su
iniciativa se turnó a las Comisiones Unidas de Reglamento y Prácticas Parlamentarias
y de Estudios Legislativos, que presiden el panista Javier Corral Jurado y la
priísta Graciela Ortiz González, respectivamente, en el primero de los casos no
se esperan mayores problemas para dictaminar, no así en el caso de la segunda,
ya que el PRI encabeza la mayoría del Senado.
Y
es que desde el siglo pasado, el régimen político de México mantiene un sistema
electoral restringido a los ciudadanos a través de un monopolio a favor de los
partidos, por lo que el sistema representativo tradicional resulta insuficiente
para el pleno ejercicio de los derechos políticos ciudadanos.
Como
consecuencia, no pocos sectores o minorías han quedado sin representación,
sobre todo ante el evidente distanciamiento entre la clase gobernante y la
ciudadanía, donde el poder público se ejerce con un incipiente control
ciudadano, y la democracia se ha estancado en un mero ejercicio del voto, pero
NO una forma de vida de la gente.
Si
bien los partidos políticos son intrínsecos a las democracias contemporáneas, es
necesario un replanteamiento de los particos políticos en la vida democrática.
Las
democracias modernas de hoy son mucho más que una contienda entre partidos
políticos en busca del voto. Partidos y sociedad democrática general se
benefician al promover la participación política, pues la democracia depende de
partidos políticos transparentes y responsables, así como de elecciones donde
los votantes eligen libremente a sus representantes.
El
resultado también incluye a Legislaturas que representen a la ciudadanía y
supervisen al Ejecutivo; y poderes judiciales independientes que resguarden el
imperio de la ley.
Lamentable
y justificadamente, la ciudadanía ha hecho evidente su descontento y falta de
credibilidad hacia los candidatos de los actuales partidos políticos, con lo
que es evidente el acotamiento del sistema político que pasó del sistema de
partido hegemónico al sistema pluripartidista y que alimentó a la
partidocracia.
La
reforma en materia político-electoral, en vigor desde el 10 de febrero de 2014,
reguló las candidaturas independientes ante la exigencia y descontento de la gente,
pero, tras la jornada electoral, la figura quedó sujeta al arbitrio y designio
de los funcionarios electos, y éstos desvinculados de los intereses y
necesidades de la ciudadanía.
Las
candidaturas independientes constituyen un régimen considerado democrático que no
deberían considerarse antagónicas al sistema de partidos. Del mismo modo, los
legisladores independientes no deben ser tratados como “de segunda”.
Ante
este panorama, el 4 de agosto último Martha Tagle asumió el cargo de Senadora
por el Distrito Federal y recibió una serie de propuestas para integrarse a alguno
de los grupos parlamentarios por ser la única de Movimiento Ciudadano, aunque
tres semanas después notificaría su decisión de considerarse independiente.
Previamente,
se le había alertado de las consecuencias de no integrarse a un grupo, entre
otros ser relegada y acotar su uso de la tribuna, donde los turnos están
reservados exclusivamente para grupos parlamentarios, como parte del panorama
de los Senadores que no forman parte de ningún grupo parlamentario y de los que
llegan por la vía independiente.
Esto
se debe a que la legislación que regula al Pleno del Senado no otorga igualdad
de condiciones a los Senadores ajenos a algún grupo, de modo que los independientes
electos que se integrarán las Cámaras enfrentarán un nuevo obstáculo, dado que
la normatividad interna y la práctica parlamentaria no están armonizadas con la
Reforma Político-Electoral que incluyó las candidaturas independientes.
Los
Senadores dependen de un grupo parlamentario, y no de la voluntad ciudadana,
por lo que existe desigualdad en la integración de los órganos de gobierno y
legislativos, y menos se toma en consideración la experiencia y reconocimiento
en la materia para ser asignados. Prácticas y funciones parlamentarias condenan
al “ostracismo” a quienes no pertenecen a un grupo, lo que pone de manifiesto
que los grupos son los verdaderos artífices de la vida y práctica del parlamento,
y no los parlamentarios.
En
este sentido, si quiere un Senador acceder a los órganos legislativos y de
gobierno debe pertenecer ne-ce-sa-ria-men-te a un grupo parlamentario, donde no
existe transparencia y se ignoran las negociaciones al interior de los órganos
de gobierno.
Así
las cosas, para conocer y corregir los ordenamientos que posicionan a los grupos
parlamentarios -como cauces de participación en la labor y participación
legislativa-, con lo que habría certeza en la voluntad ciudadana, que en las
elecciones manifiesta su apoyo a los candidatos de partidos o independientes, son
necesarias la igualdad, libertad y autonomía para los legisladores.
El
principio más elemental en la esencia del verdadero debate, no es la “mayoría”,
sino el verdadero pluralismo, y que las minorías tengan oportunidad y capacidad
de actuar y gozar de los mismos derechos consagrados en la Constitución como
legisladores del Congreso de la Unión, luchando contra los privilegios de unos
cuantos.
Así,
la iniciativa tiene por objeto garantizar a diputados y senadores el pleno
ejercicio de sus derechos como integrantes del Congreso, el acceso e
integración, así como el derecho a presidir órganos legislativos y de gobierno
de acuerdo a su trayectoria, experiencia y conocimiento, coadyuvando a transparentar
el proceso legislativo, dejando de lado los intereses partidistas y
transparentando las prácticas parlamentarias.
Está
en manos del PRI que el proyecto no duerma el “sueño de los justos”, como otras
tantas iniciativas a las que su mayoría ha enviado a la “congeladora”. Se
espera demuestre su buena voluntad política, aunque, lamentablemente, el camino
del infierno está empredrado de buenas intenciones.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo,
con más de 38 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y
jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como
Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y
publicado tres libros.
luancaba.qroo@gmail.com
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