En
primera fila
¡Divorcio
PAN-PRI!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Cerca de cuatro horas
de la sesión de senadores no fueron suficientes el jueves anterior para
terminar la discusión en torno al foro “Encuentro por la Federación y la Unidad
Nacional”, que se realizó este martes, y en el que, con la asistencia de
autoridades de todo el país, encabezaría inicialmente el presidente de la
República, Enrique Peña Nieto, pero bajo un formato que fue objeto de discusión
por parte de todos los partidos.
La
prolongada polémica, que continuó durante la sesión del lunes, la propició
Acción Nacional, que reclamaba una suerte de comparecencia del Ejecutivo, lo
que, al final de cuentas, nunca prosperó tras una votación de 56 en contra y 33
a favor, con cinco abstenciones que, sin embargo, tampoco fueron determinantes
para el resultado.
Con
todo, las discusiones continuaron el martes después que el petista Manuel
Bartlett Díaz prendió la mecha poco antes del inicio del mencionado foro al
que, al final de cuentas, terminó por no acudir Peña Nieto, que prefirió enviar
como representante al Secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, supuestamente
porque habría una manifestación del Politécnico. ¡Como si alguna vez le hubiera
importado alguna marcha de protesta!
Lo
cierto es que la organización del foro sirvió de escenario para consolidar al
PRI en el Senado, aunque, irónicamente, no por su mayoría cómplice con el
Partido Verde, que no tiene nada de Ecologista, pero sí mucho “bulto” en las
votaciones de la Cámara. Por algo el PRI le ha cedido algunas posiciones
políticas, por ejemplo en Quintana Roo con el “Chamaco verde”, al que hizo senador
gracias a la inocencia del electorado.
No.
El tricolor resultó favorecido ante el polémico foro por el “agarrón” que
protagonizaron los dos principales partidos de “oposición”, el PRD y el PAN, pero
sólo oposición cuando así les conviene a ellos -que no al pueblo-, ya que lo
mismo apoyan que crucifican a su aliado priísta cuando el otro hace exactamente
lo contrario, con el resultado de que en muy, pero muy contadísimas ocasiones
se asocian contra aquél.
Así,
en esta oportunidad el PRD y el PAN sacaron todos los “trapitos” viejos, el uno
del otro, desde luego en relación con el PRI y sus conveniencias en ese tema
del foro que, por si fuera poco, ni siquiera estaba contemplado como punto de
la orden del día, pero que se convirtió en tema principal de la sesión por la
viveza del panista Javier Corral Jurado.
De
acuerdo con los argumentos de uno y otro partido, y contra lo que se supone,
¡ambos tenían razón!, aunque lo que se puso principalmente de manifiesto es que
terminó la “luna de miel” PRI-PAN que se evidenció durante las discusiones y
aprobación de la reforma energética, donde se aliaron para darle palo a los
perredistas en todas las votaciones.
Apenas
concluyó la criticable reforma para la privatización de Pemex, que el Gobierno
Federal denomina “modernización”, los blanquiazules desenterraron el hacha de
guerra y se abalanzaron contra los funcionarios priístas durante las
comparecencias, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados,
“curiosamente” presididos en ambos casos por dos perredistas: Miguel Barbosa Huerta
y Silvano Aureoles Conejo, respectivamente, algo nunca antes visto en el
Congreso de la Unión.
Ahora
bien, en el caso del foro la organización estaba a cargo del PRD, y de ahí que
el panista Corral Jurado pidiera enmarcar el objeto de la discusión en el valor
fundamental de la división de poderes para la democracia mexicana, además de
anunciarse el evento sin ningún acuerdo con la Mesa Directiva o la Junta de
Coordinación Política, por lo que sólo podía calificarse como servilismo del Legislativo
hacia el Ejecutivo.
Lo
cierto es que el programa anunciaba un seminario-foro que, sin embargo hacía
del presidente la presencia central primera y última. Según el manual del
encuentro, la coordinación operativa estaría a cargo del Estado Mayor Presidencial,
dependencias de la Presidencia y seguridad del Ejecutivo. Hablaría el titular
de la CONAGUA y concluiría el mandatario, pero sin diálogo; sólo un discurso.
Todo
indicaba que se trataría de un homenaje de la izquierda a Peña Nieto tras las
reformas estructurales, como si fuera vocero del federalismo y la unidad
nacional, que no representa por ningún motivo. Si alguien no puede hablar de
federalismo, respeto a la autonomía municipal, unidad nacional o división de Poderes
es precisamente Peña Nieto, por lo que un programa como aquél habría resultado
casi en homenaje.
No
se criticaría que hubiera ido al Senado, pero a debatir, a dialogar e intercambiar
ideas con los grupos parlamentarios, ya que las ceremonias presidencialistas se
realizan en Los Pinos, no en el Congreso de la Unión. Que controlen programas,
tiempos y oradores en los Pinos, donde está bien que lo cuiden desde su llegada hasta su salida, pero no en las
Cámaras, que representan a los Estados de la Federación.
Sin
fobias ni filias tan sólo con la absoluta intención de recalcar la división de Poderes,
nadie podía o debía estar de acuerdo con esa intentona de entreguismo inaudito
del Senado al Presidente, pero, si realmente se quiere un diálogo histórico, ¡debería
plantearse la comparecencia del mandatario! ¡Qué fácil es para un presidente
lucirse también en el Senado con el teleprompter!
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis Angel Cabañas Basulto,
periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana Roo, con más de 36 años de
trayectoria como reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de
diversos medios de información, también ha fungido como Jefe de Información de
dos ex gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado tres libros.
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