En primera fila
¡Derroche y pobreza!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Con un gasto de 6 mil 308 millones de pesos, superior al
menos de 17 Congresos estatales y a los presupuestos de las Secretarías de
Energía (3 mil 253 millones de pesos), Función Pública (mil 478 millones),
Turismo (6 mil 053 millones) y Trabajo y Previsión Social (4 mil 903 millones
de pesos), el presidente Enrique Peña Nieto al fin cumplió con uno de los
caprichos más criticables por todo México.
En efecto, en pleno debacle financiero del país,
desempleo y una crisis económica y social que ha postrado a más de la mitad de
los mexicanos, el mandatario priista dio la bienvenida al avión Boeing 787-9
Dreamliner, considerado como el avión presidencial más caro del mundo, cuyo costo
desató polémica desde el 2012, cuando el entonces presidente panista Felipe
Calderón inició las negociaciones para su adquisición.
La justificación de éste fue que habían fallecido en
accidentes aéreos dos secretarios de Gobernación -Juan Camilo Mouriño (2008) y
Francisco Blake Mora (2011)-, por lo que una aeronave más moderna para él era
asunto de “seguridad nacional”. El proyecto lo presentó la Secretaría de la
Defensa a la de Hacienda, con un arrendamiento financiero para cuya compra
incluía pagos anuales durante 25 años.
Además del costo de la nave, que permitirá viajar a Tokio
sin escalas, lo que ninguno otro había logrado hasta hoy, incluye erogar caso mil
170.4 millones de pesos más por mantenimiento. Según el portal SinEmbargo http://www.sinembargo.mx/09-10-2014/1139297,
la Sedena había solicitado recursos
infructuosamente para esa operación desde 2011.
Quizá si México viviera una
economía boyante se podría “explicar”, más no justificar ese millonario gasto,
ante el cual los “brillantes” legisladores no han dicho “ni pío”, pero,
desgraciadamente, análisis en materia de política económica demuestran que el principal
indicador para medir el desempeño de una economía, esto es, el Producto Interno
Bruto (PIB), está en caída libre.
En efecto, en lo que va del año es norma que los
analistas pronostiquen crecimiento para México, pero apenas el mes pasado
descendió de 2.56 a 2.47%, según encuesta mensual de especialistas del sector
privado, que realiza el Banco de México, mientras que el Fondo Monetario
Internacional ajustó su pronóstico a 2.4%, pese a que en el segundo trimestre el
PIB apenas creció 1.6%.
Además, no sólo NO hemos avanzado para ser más
competitivos, sino que hemos retrocedido. Caímos seis posiciones en reporte de
competitividad global que realiza año con año en el Foro Económico Mundial, pues
pasamos del 55 al 61 lugar con respecto a la medición 2013-2014. El mismo
reporte habla de la ineficiencia del gasto público, que desplomó su
competitividad del 0.81 en el ranking al 99, considerado despilfarro en el
gasto público anual.
En cuanto al empleo, si bien existe ligero incremento en
la generación de fuentes, esto es por el desarrollo del sector manufacturero
del ensamblaje que, sin embargo, genera empleos con bajos salarios, y procesos
productivos con escaso o nulo encadenamiento con la industria nacional.
Además, según el INEGI, 2.5 millones de mexicanos
carecían de empleo en el segundo trimestre, mientras que el empleo informal
sumó 28.6 millones de personas, casi el 60% de la Población Económicamente Activa,
en tanto que la tasa de ocupación infantil es de 8.6%, es decir, ¡2.5 millones
de niños y adolescentes de entre cinco y 17 años de edad!, que trabajan en
sectores agropecuario, comercio, de servicios, manufacturas y confección.
Por otro lado, pese a que aumentó la carga de los
contribuyentes cautivos para recaudar más, se incrementó la deuda del gobierno,
según datos oficiales del sector público, y crece a un ritmo de mil 622
millones de pesos diarios desde el inicio del sexenio de Peña Nieto, hasta
alcanzar su máximo histórico de 6.229 billones de pesos, que representan el
35.5% del PIB, con lo que cada mexicano “debe” 55 mil pesos, superior a los 49
mil anteriores.
El único renglón de expectativas oficiales superado este
sexenio es la inflación, cuyo indicador se ubicó durante la primera quincena de
agosto en una tasa anual de 4.7%, ante los aumentos en alimentos y transporte, mientras
que ha disminuido el poder adquisitivo de los trabajadores.
Según la Comisión Económica para América Latina, el
salario real mantiene a los trabajadores en la pobreza por no cubrir sus
necesidades básicas, además de que el 14% ni siquiera devenga el salario
mínimo.
Irónicamente, México es una de las pocas naciones donde
el nivel salarial mostró recuperación en la última década, pero su poder
adquisitivo es dos veces menor al salario de 1980, por lo que persiste la
desigualdad.
Si seguimos con las malas noticias, el saldo deficitario de
la balanza de pagos de este año fue de mil 982 millones de dólares, según
Banxico, además de que el INEGI informó que durante los primeros siete meses la
balanza comercial tuvo un déficit de mil 229 millones de dólares.
En español, el resultado directo de este desempeño es el aumento
de la pobreza. El Segundo Informe de Gobierno presentó cifras alarmantes desde
diciembre de 2012, cuando tomó posesión Peña Nieto, pues la pobreza aumentó en
2.1 millones de personas, 105 mil nuevos pobres por mes, según cálculo de Julio
Boltvinik, investigador del Colegio de México.
Conforme análisis del diputado federal de Movimiento
Ciudadano, Víctor Manuel Jorrín Lozano, uno de los grandes lastres de la
economía es la política fiscal, sobre todo el ISR, con una conducta pro cíclica:
La recaudación sube cuando la economía crece, y cae cuando la economía está en
recesión. Ocurre lo mismo, pero a la inversa, cuando aumentan los impuestos: Se
contrae la economía si no aumenta la productividad.
Cuando esto ocurre se reduce el ingreso disponible de los
causantes y las familias consumen menos como efecto de contracción económica. Tal
y como ocurrió durante la primera mitad
de este año, cuando el gobierno aumentó impuestos justo cuando la economía atravesaba
por una recesión, que no sólo que se prolongó sino se profundiza cada vez.
Lo anterior resulta pernicioso para la columna vertebral
de la economía, esto es las micro y pequeñas empresas, aunque el verdadero
problema de las finanzas públicas es la mala calidad del gasto, es decir, los recursos
fiscales mal gastados, el más claro ejemplo la nueva aeronave presidencial,
pero que, desgraciadamente, a los responsables de vigilar nuestros recursos,
esto es a los legisladores, ¡les vale un soberano cacahuate!
(Permitida la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana
Roo, con más de 36 años de trayectoria como reportero, jefe de información,
editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha
fungido como Jefe de Información de dos ex gobernadores y tres presidentes
municipales, y publicado tres libros.
luancaba@hotmail.com
leg_na2003@yahoo.com.mx
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