En
primera fila
¿Inicia desbandada del PRI?
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
En
un hecho que llamó de sobremanera la atención de propios y extraños, la
chetumaleña Cora Amalia Castilla Madrid registró el miércoles se precandidatura
a la diputación federal por el II Distrito, extraño sobre todo porque para todo
mundo era bien sabido que la aspirante “oficial” de ese cuestionado y
cuestionable partido sería la controvertida diputada local con licencia Arlet
Mólgora Glóver.
Acompañada de su homólogo José Luis “Chanito” Toledo Medina,
candidato por el mismo cargo en el Distrito I, esta último había acudido
previamente a registrarse ante la Comisión Auxiliar de Procesos Internos del
PRI, en lo que fue “bola cantada” desde meses atrás, y no precisamente porque
fuera la más indicada ni la mejor posicionada, al menos NO ante el potencial
electorado.
En efecto, la legisladora local nunca gozó de las simpatías
ni en su propio para alcanzar esta última posición, aunque SI del apoyo del
“padrino” que no pocos políticos locales quisieran para consolidarse, amén de
que sólo había transitado por cargos administrativos en los que, por cierto,
tampoco pudo entregar buenos resultados, entre ellos la Secretaría Estatal de
Salud, de donde saltó cuestionada de cabo a rabo.
Ahora bien, lo extraño del registro de Cora Amalia no es
precisamente por faltarle méritos o trayectoria, sino por la serie de
“lecturas” que podría darse, la primera de ellas, quizá la más recurrida, es su
posible rebelión ante la injusta preferencia del PRI por una Arlet Mólgora que,
al igual que muchos priístas, sólo Dios y los “operadores” de su partido saben
cómo “triunfó” en las últimas elecciones, ya que la oposición la derrotó ¡en su
propia casilla!
Esa aparente insubordinación, que los priístas suelen
calificar como “indisciplina”, sería similar a la que adoptó hace unos días el
ex presidente municipal de Othón P. Blanco (2008-11), Andrés Ruiz Morcillo,
quien, despreciado por el PRI, y por no cumplir las normas del PRD para
postularse a la diputación federal, optó por hacerlo como independiente. Ya
analizaremos por separado su caso.
Otra “lectura” del registro de Cora Amalia, también ex
alcaldesa de OPB (2005-08), podría ser el posible propio temor del PRI a que
Ruiz Morcillo pudiera hacer la “chica” en los llamados comicios federales
intermedios, por lo que incrustó la candidatura de aquélla para sondear las
preferencias del electorado, pese a fue demasiado evidente el desprecio que
sufrió ante la cúpula que encabeza el deteriorado Raymundo King de la Rosa.
Asimismo, se podría
pensar en que, ante el efecto “corrupción-Peña Nieto”, los casos de Cora Amalia
y Ruiz Morcillo sean sólo indicios de una mayor desbandada priísta, no sólo en
Quintana Roo, sino en todo el país, propiciado por las inconformidades ante el
“destape” de candidatos federales que no merecen serlo ni saben qué harán en
una Cámara de Diputados donde, hoy más que nunca, se requieren suficientes
“tablas”, no recomendaciones.
Y este es precisamente el caso de Arlet Mólgora, a quien le
falta mucho, muchísimo camino por andar para aspirar a enfrentar debates
verdaderos con verdaderos políticos de colmillo retorcido en la Cámara de
Diputados, que no es lo mismo que el controlado Congreso local, donde, sin
embargo, ni siquiera en este nivel pudo demostrar algún asomo de capacidad
política.
¿Y cómo llegó a donde llegó? La respuesta es muy sencilla y
para nadie es un secreto que contó con un inefable “padrino”, el ahora
presidente municipal de Cozumel, Freddy Marrufo Martín, en ese entonces titular
de Hacienda Estatal con el ex gobernador Félix González, lo que se puso de
manifiesto durante el registro del miércoles, pues abandonó alcaldía y
obligaciones para viajar a Chetumal. ¿Pago de favores? No lo sabemos.
Ahora bien, si se trata de poner en la balanza de méritos la
trayectoria y capacidad de ambas aspirantes, ¿Alguien cree que Arlet Mólgora
pueda competir con las de Cora Amalia? Dejémonos de misoginia, “machismo” y
“facturas” políticas. Esta última ha sido titular de la Contraloría del Estado,
diputada local, secretaria de Gobierno, secretaria de Educación, presidenta
municipal de OPB, secretaria general del CDE del PRI, directora general de Sistema
Colegio de Bachilleres, entre otros.
A
unas semanas de cumplir 56 años de edad, la chetumaleña supera por mucho a su
contrincante, cuyo currículum no creemos tenga mucho que presumir, excepto,
repetimos, su “cercanía” con Marrufo Martín, a menos que pueda demostrar lo
contrario, y de ahí que no justifiquemos -¡claro que lo entendemos!- que la
prefieran por encima, no sólo de Cora Amalia, sino también de muchos políticos
que toda su vida han “picado piedra” en el PRI, pero infructuosamente.
Lamentablemente,
éste fue precisamente el caso de nuestro recién desaparecido amigo Roberto
Coral García (q.e.p.d.), un priísta de toda la vida que, sin embargo -pese a
haber sido dos veces su presidente estatal-, pasó sus últimos años a la espera
de una merecida oportunidad que nunca llegó, aunque después de muerto el PRI le
rindió hipócrita homenaje tan sólo para la foto en la prensa. ¿Alguien puede
ponerlo en duda? ¿Acaso hay que estar muerto para hacer valer méritos?
No
dudamos que Cora Amalia analice la posibilidad de buscar mejores aires. Por
algo la gente abandona el PRI, por algo Ruiz Morcillo se declaró independiente,
por algo la oposición está repleta de ex priístas, por algo todo mundo está
molesto con el primer priísta de México…, y conste que no es César Camacho
Quiroz.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana
Roo, con más de 37 años de trayectoria como reportero, jefe de información,
editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha
fungido como Jefe de Información de dos ex gobernadores y tres ex presidentes
municipales, y publicado tres libros.
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