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En primera fila
                “Mejoral” para las deudas
                                     Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Tan sólo como un “regaño” para las entidades y municipios que han comprometido una pesada carga a sus arcas a través de la deuda, el Senado de la República dejó como herencia a la Cámara de Diputados aprobar un proyecto de decreto en materia de disciplina financiera que prevé crear un organismo bicamaral para un control más estricto de los mecanismos se han llevado a algunas entidades y municipios a sobreendeudarse.
Con el voto generalizado de los senadores y algunas excepciones del PAN, PRD y PT -quedó 88 a favor y 14 en contra- se reformaron los artículos 25, 73, 79, 108, 116 y 117 de la Constitución y se devolvió el dictamen modificado a los diputados, en una que surgió hace más de año y medio.
Justamente criticable por todo el pueblo, la deuda pública, en sí misma, no representa un elemento perjudicial para los gobiernos, sino un recurso invaluable que, de administrarse correctamente y con plena transparencia; responsabilidad y rendición de cuentas, ofrecería alternativas viables para su manejo y financiamiento.
Así, en la medida en que los niveles de esa deuda no sean elevados, será más fácil administrarla de manera responsable para preservar la estabilidad macroeconómica a mediano y largo plazo, ya que, al menos en teoría, los 3 órdenes de gobierno recurren al ella para enfrentar diversos compromisos, carencias, desastres u otros imprevistos.
Lamentablemente, es claro que se ha abusado indiscriminadamente de esta figura en México, y aunque la Secretaría de Hacienda afirme que la deuda externa es una de las más bajas del mundo, de las que tiene mejor plazo y mayor diversificación, y por ello no representa riesgo, se ha descuidado su elevado y considerable incremento.
En este sentido, si bien es cierto que el proyecto se enfoca a la supuesta disciplina financiera de los Estados y municipios, debe estar precedida de un comportamiento igual, o incluso, más riguroso y ejemplar por parte del Ejecutivo Federal, a efecto de que las finanzas públicas gocen a nivel nacional y local de importante salud.
Resulta paradójico, y las cifras no dejan mentir, ya que, respecto al 2013, el saldo neto de la deuda público creció 15% de enero a septiembre del 2014, lo que, de acuerdo con la propia Secretaría, significa un ritmo de crecimiento 5 veces mayor al de la economía del país, que durante el mismo período fue de alrededor del 2.1%.
Durante la primera mitad de año, la deuda neta del Gobierno Federal ascendía a 5.2 billones de pesos, que representan 30.4% del Producto Interno Bruto, aunque a nivel local la situación también resulta insostenible.
Datos de Hacienda revelan que el endeudamiento de los gobiernos locales creció 1.4% respecto al cierre del 2013: Asciende a 482 mil 807.2 millones de pesos, un 10.5% mayor respecto a junio de ese año, cuando era de 443 mil 38 millones.
Según la propia dependencia, entre las entidades más endeudas a junio del 2014 se incluyen el Distrito Federal (61 mil 402.8 millones de pesos), Nuevo León (58 mil 443.9 millones), Chihuahua (41 mil 603.1 millones), Veracruz (40 mil 767.4 millones) y Estado de México (39 mil 124.1 millones)
Por su parte, la deuda pública municipal ha crecido el 89% en los últimos 7 años. A junio del 2014 ascendía a 54 mil 670 millones de pesos en 825 municipios, aunque 20 de ellos concentran el 46% del total. Los más endeudados (en millones de pesos) son Tijuana (2 mil 496), Guadalajara (2 mil 483), Monterrey (2 mil 103), Hermosillo (mil 438) y León (mil 405)
En estas circunstancias, no sólo es necesario adoptar medidas concretas que controlen la forma discrecional en que contratan deuda, sino también investigar las causas por las que han llegado a ese extremo y, sobre todo, en qué se “invirtieron” los recursos.
Para nadie es desconocido lo raquíticos que resultan los recursos federales que reciben los Estados, ni qué decir de los municipios, por lo que algunos se endeudan para sufragar sus compromisos o, en el peor de los casos, continuar pagando los pasivos de administraciones anteriores.
Conforme al Instituto Mexicano para la Competitividad, de los ingresos totales del país, sólo el 25.7% se transfieren a los Estados, y el 4% a los municipios, mientras que sólo generan sólo 2.9% de los ingresos de México y gastan el 8.3%, con lo que se pone de manifiesto el desequilibrio gasto-ingreso.
Aunado a ello, es vox populi la opacidad como manejan recursos gobiernos locales que, como Coahuila o Tabasco, han endeudado por generaciones a su pueblo, o bien cómo mandatarios como el coahuilense Humberto Moreira, el chihuahuense César Duarte y el quintanarroense Félix González saquearon impunemente las arcas públicas.
¡Ya basta de permitir el enriquecimiento privado a costa del erario público sin que nadie sea castigado por esta corrupción, frivolidad y prepotencia!
A todo esto, preguntamos ¿por qué en lugar de recetar “Mejorales” no se inicia con lo más esencial y elemental que es instaurar una austeridad republicana en la que se eliminen los excesivos salarios y prestaciones de la alta burocracia; se reduzcan los elevados salarios de los servidores públicos y de mandos superiores; bonos extraordinarios y múltiples privilegios?
¡Alerta! Centrar una estrategia de ajuste para fortalecer las finanzas públicas de los Estados a través de una Comisión Legislativa Bicamaral puede ocasionar una crisis de endeudamiento peor a la que padecen los Estados y municipios si no se asume con responsabilidad... como siempre ha ocurrido.
Pero además, el papel del Congreso de la Unión debe estribar en respetar la autonomía e independencia de los Estados y municipios sin invadir su esfera de competencia. Por ningún motivo se debe permitir transgredir el pacto federal.
En este sentido, deberían legislarse mejores controles de transparencia y rendición de cuentas para que todo funcionario que comprometa los recursos públicos sea efectivamente sancionado, con lo que se inhibiría esa impunidad que ha permitido Estados completos sin un freno real a esas conductas. Al contrario, hasta los “premian” con alguna Senaduría ¿No, Félix?

(Permitida la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita del nombre de su autor)

*Luis Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana Roo, con más de 37 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como Jefe de Información de dos ex gobernadores y tres ex presidentes municipales, y publicado tres libros.

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