¡Mintió Peña Nieto a México!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Durante la creación del mundo, Dios instruyó a San
Pedro dotar de riquezas a cada país, aunque al tocarle el turno a México le
benefició con un sinnúmero de recursos, entre ellos pesqueros, plata y petróleo,
a lo que San Pedro preguntó si no eran demasiados para México, a lo que El
Señor dijo que SI, pero aclaró: “Ah, pero también le daremos un PRI”.
La novelesca ironía pareciera concretarse hoy,
cuando, pese a sus innumerables recursos, entre ellos los hidrocarburos, México
atraviesa por una de las peores crisis de su historia y ésta tiende a agravarse
y prolongarse, conforme advirtió el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, al
anunciar que “debemos prepararnos para escenarios (más) desagradables”.
En efecto, al cumplirse el miércoles último 77 años de la expropiación petrolera,
que recuperó para la nación la propiedad y control de la riqueza en
hidrocarburos e inició la edificación de Petróleos Mexicanos, como institución
esencial para el aprovechamiento del petróleo y el gas, el 18 de marzo ocurre al
momento que el gobierno federal se apresta a entregar la explotación de los
hidrocarburos a empresas privadas.
El presidente priísta Peña Nieto por fin realizará
lo que por más de 70 años añoraron las empresas extranjeras expropiadas: Recuperar
para su lucro los yacimientos de los mexicanos.
Se trata de las mismas empresas por cuyos malos
resultados expropió el presidente Lázaro Cárdenas, pero regresan porque Peña
Nieto les ofrece casi como regalo la explotación de las áreas que por décadas
desarrolló PEMEX y que les asegura una elevada rentabilidad, pese a la
disminución de los precios internacionales.
Sin embargo, a un año de promulgada la reforma, las
circunstancias del país y de la industria petrolera, han cambiado radicalmente,
ya que desde la segunda mitad de 2014, el mercado internacional experimenta una
severa caída de sus precios, arrastrando la estabilidad económica de los
exportadores, entre ellos México.
En junio pasado la mezcla mexicano se vendió en 100
dólares el barril, pero inmediatamente comenzó a descender hasta llegar a 39
dólares en enero de este año, lo que parece indicar que estamos frente a un
cambio de tendencia en el mercado, con niveles de precios inferiores a 35 o 40%.
El drástico debilitamiento de la rentabilidad, no
sólo reduce el atractivo de la privatización de nuestro petróleo, sino también
la capacidad del gobierno a negociar ante las empresas que considero idóneas
para su nuevo desarrollo.
Se supone que en tiempos de precios bajos, la
virtud de los directivos de las empresas privadas es resarcir las utilidades de
sus accionistas a expensas de las rentas fiscales de los Estados, y se engaña
quien piensa que la coyuntura actual será pasajera y que nada tiene que ver con
un proceso de largo plazo como la reforma energética.
Empero, la contratación de empresas internacionales
para explotar los hidrocarburos mexicanos tendrá implicaciones, al menos para
las próximas tres décadas, y coloca al gobierno mexicano en una disyuntiva con
consecuencias de altísimo riesgo para el presente y futuro del país.
Con la tramposa Ronda Cero, el gobierno pensó equivocadamente
que PEMEX podría sostener su nivel de producción y flujo estable de
aportaciones fiscales durante los años siguientes, con tiempo para que los
nuevos operadores incorporaran y se hicieran cargo del desarrollo de la
industria con la incorporación de 500 mil barriles diarios, y el país pudiera
producir más de 3 millones hacia el 2018.
Sin embargo, esto no ocurre y el país está a las
puertas de una severa crisis económica de alto impacto.
Vera Usted. Se diseñó una ruta crítica para la
Ronda Uno, de manera que de manera inmediata hiciera migrar los nuevos
contratos de producción compartida, contratos de servicios que había asignado
PEMEX en campos marginales, integrando asociaciones con empresas particulares,
y se anunció que licitarían 169 bloques de todo el país, sobre un total de 28
mil 500 kilómetros cuadrados.
Para Plegado Perdido serían 11 bloques, lutitas (8),
Chicontepec (89), aguas profundas sur (17), y terrestres y aguas someras del
Golfo de Campeche (44), lo que desencadenaría una inversión de 8 mil 500
millones de dólares anuales en un proyecto tan ambicioso y rápido, sin
precedentes en el mundo.
No obstante, la caída de los precios modificó la
expectativa, porque, además se descubrió que las petroleras internacionales
mantienen un nivel de endeudamiento extraordinario que limita sus planes de
inversión en un escenario de precios menores.
Hasta hoy se han publicado dos convocatorias, una
para licitar 14 bloques en costas de Veracruz, Tabasco y Campeche, para 4 mil
200 kilómetros, con una inversión requerida de mil 500 millones de dólares, muy
lejos del estimado en la promoción de las “bondades” de la reforma.
En la segunda, se licitan nueve áreas en cinco
contratos en la misma región anterior, con una extensión de 280.9 kilómetros
cuadrados. Parte de la oferta, el campo Amoca, se ubica prácticamente en la playa
tabasqueña, a un kilómetro de Villa Sánchez Magallanes ¿Y no que sólo se
explotaría lo que PEMEX no podría? ¿Y no que sólo sería para aguas profundas?
La segunda convocatoria incluye reservas probadas
que, junto con las probables y posibles, significan mil 169 millones de
barriles, son recursos que PEMEX descubrió y donde el país ha invertido un
mundo de dinero, y hoy simplemente pasará a manos de particulares.
Durante la discusión de la reforma, el gobierno
sostuvo que no se trataba de hacer a un lado a PEMEX, y que los particulares
participarían donde no tuviera experiencia por la complejidad de yacimientos,
pero engañó a todo mundo porque dará a empresas privadas recursos ya desarrollados
de una elevada rentabilidad y de la menor dificultad técnica.
Las áreas ofertadas están en medio de la región más
productiva del país, donde se ubica el 80% de las reservas probadas, con abundantes
trabajos prospectivos y un riesgo relativamente bajo para inversionistas, con
costos similares a los de PEMEX: Menos de 16 dólares por barril en su
producción, lo que permitirá obtener proyectos muy rentables.
Habrá que ver si en los contratos finales también
se otorgan plazos mayores para el inicio de trabajos y estímulos fiscales
adicionales, lo que integraría un generoso paquete que permitiría a los
inversionistas adquirir derechos legales sobre recursos con altas
probabilidades de aprovechamiento sin estar obligados a invertir de inmediato,
sino hasta tener certidumbre.
Este probable arreglo, obliga a preguntarle al
gobierno sus motivos REALES para negociar en condiciones evidentemente adversas
para el país.
En efecto, Peña Nieto defendió la hipótesis de que
la multiplicación de la extracción aumentaría los ingresos del país, aunque la
proporción de la renta fuese menor, pero hoy que los precios han perdido el 30
o 40% de su valor, el esfuerzo de extracción para compensar la pérdida elimina
la hipótesis
¿Cuál es el beneficio de los contratos de utilidad
compartida que se ofrecen? México obtendrá menor proporción de la renta, con
menor ingreso ¿Dónde está el negocio a largo plazo? Es difícil creer que la
operación de PEMEX resulte menos lucrativa para la nación que la de un
particular.
Es tan evidente la inconveniencia de negociar del
gobierno mexicano, que en la reciente visita de Peña Nieto a Gran Bretaña -su
principal objetivo era convencer a las empresas inglesas de participar en las
licitaciones-, que los principales dirigentes coincidieron con la opinión de
Occidental Petroleum Corporation, que calificó de “RIDICULOS” los contratos que
ofrece México, en una maniobra por debilitar más la postura mexicana.
El calificativo de “ridículos”, recogido por la
prensa internacional, y callado por la prensa mexicana, no amilanó al gobierno
mexicano, ya que el Secretario de Hacienda cedió apresuradamente, en el sentido
de que revisaría todas las condiciones económicas de los contratos.
La negociación es inconveniente, no sólo desde el
punto de vista económico, sino también para la seguridad energética del país,
pues desde años atrás se discuten las dificultades de PEMEX en compensar la acelerada
declinación de sus principales yacimientos, como resultado de su ineficiente
inversión, aunque, en lugar de apoyarla, se le busca vulnerar para que los inversionistas
privados tomen su lugar.
Como fruto de la primera reforma, en 2008, se asignó
contratos a particulares para producir yacimientos maduros de 11 bloques, y a
la vuelta de cinco años existe una producción de apenas 49 mil barriles diarios.
Otro tanto ocurrió con los contratos de servicios múltiples en la Cuenca de
Burgos, lo que demuestra que los operadores privados no son la panacea que se
ha publicitado… mientras se descuida la operación de PEMEX.
Al declinar la extracción nacional el gobierno debió
aumentar recursos para revertir su tendencia, pues no sólo ha disminuido su
producción total, sino que existe desequilibrio en su calidad.
Como siempre, se volvió a cometer el error de creer
que es mejor incorporar bienes estratégicos que producirlos localmente: El
recorte de 60 mil millones de pesos a PEMEX lo debilitará justo cuando debería
ser fortalecida ante la competencia.
Su presupuesto de gasto programable original para
2015 era de 540 mil millones, que significaba un aumento del 3% y le permitiría
actualizar su gasto respecto a la inflación, pero, tras el recorte y separar el
gasto corriente de 28 a 30%, sólo contará con unos 344 mil millones,
insuficiente para sus metas productivas.
Así, se arrincona a la empresa pública a reservas con
9 años de vida, cuando mucho, con una estructura industrial estancada en
refinación, petroquímica y transporte.
Así, el proyecto de la expropiación, que aspiró a
hacer convertirse en una de las principales palancas de la industrialización y
desarrollo social de los mexicanos, terminará vendido en breve al mejor postor,
sin ninguna ambición de integrar un verdadero proyecto de bienestar.
El gobierno y los partidos que apoyaron la reforma no
hicieron un verdadero diagnóstico de la industria petrolera internacional, con
lo que llevarán al país al fracaso y destrucción de instituciones que tanto
costaron al pueblo mexicano.
A un año de la contrarreforma neoliberal de los
hidrocarburos, las evidencias están presentes, pero pueden ser peores de no
apelar a la cordura al gobierno federal para detener la licitación de las
reservas y la entrega del patrimonio de los mexicanos a intereses extranjeros.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo,
con más de 37 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y
jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como
Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y
publicado tres libros.
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