¡Ocultan “turismo legislativo”!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
México posee una gran riqueza natural y cultural,
gracias a la cual la actividad turística ha encontrado bases sólidas para
desarrollarse y atraer a propios y extraños, admirados ante la majestuosidad de
nuestros recursos, entre ellos vestigios arqueológicos de Tulum, en Quintana
Roo, Chichen Itzá (Yucatán), Teotihuacán (Estado de México), Xochicalco (Morelos)
y Monte Albán (Oaxaca)
Asimismo, destacan atractivos naturales únicos como
las Barrancas del Cobre (Chihuahua), la Rumorosa (Baja California), el Pinacate
y el Gran Desierto de Altar (Sonora), las cascadas de Agua Azul (Chiapas), la
Peña de Bernal (Querétaro), el parque nacional El Chico (Hidalgo) y playas,
entre otras riquezas naturales a lo largo de la República, que abren sus
puertas a los visitantes para brindarles una experiencia inigualable.
No obstante esa gran capacidad para atraer turistas
implica la gran responsabilidad de mantener su cuidado, protección y
conservación, a fin de evitar daños irreversibles que nos lleven a su pérdida.
Si bien la legislación turística vigente tiene
entre sus objetivos determinar los mecanismos para la conservación,
mejoramiento, protección, promoción y aprovechamiento de los atractivos
turísticos preservando el patrimonio natural, cultural y el equilibrio
ecológico con base en los criterios determinados por las leyes en la materia, se
considera relevante que la Secretaría de Turismo no sólo promueva la
infraestructura y equipamiento, sino también su conservación.
Cuando se posee algo de gran valor, es consecuencia
lógica brindar los cuidados necesarios para preservar su existencia y continuar
gozando de sus beneficios en las mismas condiciones.
En los registro de la UNESCO, México participa con
31 sitios como Patrimonio Mundial, de los cuales 4 son naturales y 27
culturales, aunque la responsabilidad va más allá de conservar a los sitios con
nombramiento o reconocimiento expedido por alguna instancia nacional o
internacional.
Ligado a lo anterior, hablar de cambio climático es
tema obligado ante el deterioro de algunas áreas naturales, por ejemplo el Lago
de Xochimilco o el sureste mexicano, donde las cosechas están en declive, con
una historia de conflictos con origen en el deterioro o escasez de recursos
naturales.
El acelerado crecimiento del turismo ha tenido como
consecuencia, entre otros, que casi un 5% de las emisiones de carbono a la
atmósfera a nivel mundial sea producto de traslados aéreos, marítimos y
terrestres, amén de daños por la contaminación del agua y el suelo y la
generación de desechos.
Los efectos del cambio climático recaen también en
el desarrollo del turismo, dada la relación entre el clima y los recursos
naturales y ecosistemas, detonando eventos desafortunados, como incendios,
plagas, contaminación del aire, suelo, agua y demás fenómenos naturales
extremos, como incendios forestales, sequías, retraso y prolongación del
periodo de lluvias y otros efectos negativos provocados por el humano.
De no actuar en consecuencia, ponemos en peligro,
incluso, la viabilidad de nuestra supervivencia en futuras generaciones, por lo
que la políticas públicas en el ámbito internacional se encaminan a la
prevención y mitigación de los efectos del cambio climático.
México participa en la Convención Marco de las
Naciones Unidas sobre Cambio Climático, pese a no contribuir de manera
significativa a las emisiones globales de carbono: Sólo el 1.6%, aunque debemos
redoblar esfuerzos para que nuestra emisión de gases tóxicos a la atmósfera sea
cada vez menor, y no esperar que nuestras emisiones tóxicas sean mayores.
Para ese efecto, la Cámara de Diputados aprobó por
unanimidad modificar la Ley General de Turismo, a fin de fortalecer un
andamiaje que estimule las prácticas turísticas, considerando la importancia de
mantener la integridad en los procesos ecológicos, así como el cuidado de la
biodiversidad.
Desde luego que estamos a favor de fomentar el turismo
en todo el país, y aun más para seguir promoviendo monumentos, zonas
arqueológicas y naturales y, sobre todo, la cultura.
Sin embargo, no vale la pena repetir datos que se han
dado a conocer o de lo que sólo nos enteramos en los medios nacionales y que,
por obvias razones los diputados no dan a conocer: Hablamos del “turismo
legislativo”.
Y conste que esos legisladores no hablan porque sus
facultades en materia de política exterior son reducidas y diferentes a las del
Senado, y de ahí que coincidamos con los expertos en el sentido de que los
diputados no tendrían que viajar tanto, porque carecen de las facultades
mencionadas.
Con todo, llama mucho la atención que no se
actualice públicamente su número de viajes, cuánto dinero se gasta y cuánto es
el gasto en viáticos que se les ha dado para seguir viajando.
En efecto, nadie habla, quiere hablar o quiere que
se hable de los 559 viajes efectuados a lo largo de la LXII Legislatura, o bien
de los 37 millones de pesos erogados por concepto de viajes internacionales tan
sólo en dos años.
Lo más grave del caso es la simulación, ya que en
medio de la tremenda crisis económica por la que atraviesa el país, en medio del
recorte presupuestal y en medio del despido injustificado de los trabajadores
de honorarios de la Cámara, los legisladores seguirán viajando, aun cuando ya
se había anunciado la cancelación de viajes.
No sorprende, porque si el presidente Peña Nieto
viajó a Londres con más de 200 invitados y no se ha visto ningún resultado, excepto
los excesos de su familia, por supuesto que tampoco sorprende que los diputados
sigan viajando a Panamá o Puerto Rico en los próximos días.
Y aun cuando se quiera justificar con que estos
viajes representan compromisos contraídos, no se le puede llamar de otra manera
más que simulación.
Y aunque algunos legisladores no han viajado a
cargo del gasto público, es fácil asegurar que los de esta Legislatura, en
comparación con cualquiera otra, es la que más ha viajado a cargo de los bolsillos
de los mexicanos, por lo que es imposible dejar de hablar del “turismo
legislativo”.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo,
con más de 37 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y
jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como
Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y
publicado tres libros.
luancaba.qroo@gmail.com
@legna2003 http://luisangelqroo.blogspot.mx
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