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Muerte del “Perro”, tarea pendiente


                                     Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Aunque suele repetirse el caso de tapar el pozo tras ahogarse el niño, todo parece indicar que las autoridades NO tomarán cartas en el deporte de las patadas, la popular lucha libre, lamentablemente ni por la muerte del luchador Pedro, el Hijo del “Perro” Aguayo, quien fuera víctima de una evidente negligencia de los promotores de esa tradicional actividad de todas las arenas.
La responsabilidad de que no vuelva a ocurrir una tragedia similar a la que conmocionó a todos los mexicanos, especialmente a la gente ligada al deporte, pudo quedar en manos del Senado tras que la Cámara de Diputados aprobó por abrumadora unanimidad de 395 votos el dictamen con proyecto de decreto por el que se reformó la Ley General de Cultura Física y Deporte.
Pese a que el diputado priísta Felipe de Jesús “Tibio” Muñoz Kapamas aseguró que para la Comisión del Deporte ha sido primordial la revisión, el fortalecimiento e impulso del marco jurídico e institucional con la intención de posicionar al deporte como elemento fundamental en el desarrollo humano, lo cierto es que ni siquiera con esa sonada tragedia volteó hacia la lucha libre.
Según el legislador, ese compromiso nació a raíz de las reformas constitucionales mediante las cuales el Estado adquirió la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, invisibilidad y progresividad, con reconocimiento histórico del derecho a la cultura física, la práctica del deporte y responsabilidad del Estado.
En una nueva serie de mentiras, adujo que a través de la Ley del Deporte se perfeccionó el marco jurídico institucional, tarea en la que, perjuró, “los integrantes de la Comisión han estado, desde el inicio, comprometidos al 100%”.
Puntualizó que se han hecho esfuerzos por hacer accesible y segura la activación física y el deporte, aunque, reconoció, “es una constante la falta de instalaciones con el equipamiento y material deportivos necesario para el desarrollo de las diferentes disciplinas, lo que limita el uso de las instalaciones”. Fue lo único cierto que dijo.
Intentando ilustrar su dicho, mencionó que desde el 2008, la Cámara de Diputados ha aprobado recursos por cerca de 15 mil millones de pesos – es decir unos 2 mil millones por año- para infraestructura deportiva municipal, en beneficio de más de la mitad de los municipios, algunos de ellos en dos o tres ministraciones consecutivas.
Entre las “bondades” del dictamen se incluye considerar de interés público el abastecimiento de equipamiento y material requeridos para el uso óptimo de las instalaciones -¿Hasta ahora?- para atender adecuadamente las demandas de activación y cultura físicas, y el deporte, con promoción de la participación de los sectores social y privado. Pero nada sobre lucha libre
Asimismo establece atribuciones para la Conade para formular normas y criterios requeridos en material de equipamiento y de material deportivo, para el funcionamiento de las instalaciones y de la práctica del deporte rural o urbano.
Una parte de los recursos para construcción, mantenimiento y remodelación de la infraestructura deportiva se destinará a la adquisición de material y equipamiento deportivo que permitan el funcionamiento viable bajo criterios de pertinencia y sustentabilidad de las instalaciones.
En lo que vale, parece correcto preocuparse por cuidar la infraestructura y condiciones del deporte en México, aunque tan o quizá más importante que cuidar las condiciones de esa actividad y la infraestructura, es cuidar a los propios deportistas.
El fin de semana anterior realmente resultó trágico para el deporte nacional por el fallecimiento del luchador que merece todo respeto, El “Perro” Aguayo, aunque seríamos los últimos en pedir que se suspendiera el espectáculo de la lucha libre por ese motivo, ya que tiene raíces populares muy hondas en el país, como un espectáculo muy enraizado.
Sin embargo, las autoridades están obligadas a revisar las condiciones del espectáculo, la arena donde los luchadores hacen su trabajo peleando y divirtiendo a la gente sin ser el Coliseo romano ni tiene por qué serlo, pero persiste la interrogante en la población deportiva, en el sentido de que si una atención rápida al Hijo del “Perro” Aguayo le hubiera podido evitar la muerte.
Consideramos un exceso que algunos hayan querido culpar al rival del hoy occiso, que también hacía su trabajo, pero si los servicios médicos hubieran actuado con mayor oportunidad quizá otra hubiera sido la historia, ya que se trata de un espectáculo en el cual nadie tiene por qué arriesgar la vida.
Recordamos que, por ejemplo, en el boxeo se peleaba prácticamente sin rounds al principio, hasta establecerse 15 asaltos en las de campeonato que, sin embargo, posteriormente bajaron a 12, precisamente para cuidar la integridad de los boxeadores y cuidar los protocolos.
Obviamente que en un deporte el que, como cualquier otro, tiene que existir algún riesgo, pero debe trabajarse en aminorarlo, y es una obligación de las empresas ofrecer condiciones para que los luchadores puedan hacerlo con mayor seguridad. Claro, ahogado el niño a tapar el pozo, pero sería mucho peor no hacerlo, y en eso quizá todos estén de acuerdo.
En este sentido, cabe un llamado a la Comisión del Deporte, que dirige el diputado “Tibio” Muñoz que sabe mucho del tema -primer mexicano en obtener una medalla de oro en las Olimpiadas-, así como a la Comisión de Trabajo y Previsión Social para analizar las condiciones de trabajo de los luchadores y tomar cartas en el asunto.
Lo cierto es que no pueden ni deben permanecer impávidos ante esa escena vista miles y miles de veces e insistimos, no tienen por qué arriesgar la vida los luchadores, ya que, como en cualquier otro deporte, existen riesgos que, sin embargo, se deben minimizar.
Para ese efecto se deben exigir condiciones de seguridad, servicio médico oportuno y cumplirse determinados protocolos, por ejemplo en el caso que nos ocupa, donde no es posible que los luchadores seguían peleando sin percatarse que agonizaba su compañero y que los servicios médicos no podían intervenir. Hizo falta un buen juicio.
Insistimos, nadie busca que se suspenda un deporte tan arraigado, tan importante, tan popular en el país, pero exigimos haya mejores condiciones para evitar que esa tragedia no se repita.

(Permitida la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita del nombre de su autor)

*Luis Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco residente de Chetumal, Quintana Roo, con más de 38 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado tres libros.

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