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En primera fila
                Más de 22 mil desaparecidos
                                    Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Apelando a la buena memoria de los mexicanos, es innegable que el país vive una crisis sistémica, pero no se puede de ninguna manera ocultar ni reducir el tema a un solo municipio o Estado. Verlo desde ese punto de vista sería totalmente equivocado.
El caso de los 43 normalistas desaparecidos de Iguala fue tan solo la gota que derramó el vaso, ya que ese cuestionable suceso y ese “vaso” se han venido llenando de desapariciones masivas por lo menos durante los últimos 10 años, lamentablemente ante la ineficacia de autoridades e incredulidad de la sociedad.
Entre los muchos antecedentes, cabe mencionar el del 20 de enero de 2005, entre Tenosique y El Ceibo, Tabasco, donde desaparecieron 12 jóvenes que realizaban una excursión en las montañas de la frontera entre México y Guatemala.
Asimismo, en diciembre de 2010, un grupo de 12 cazadores de Guanajuato fue detenido por policías municipales entre los municipios de Joaquín Amaro y Tabasco, Zacatecas, y hasta la fecha, como en la mayoría de los casos, no se sabe nada de ellos.
Un año después, el 18 de marzo, alrededor de 50 camionetas pick up irrumpieron en el municipio de Allende, Coahuila, donde secuestraron de manera violenta a cerca de 300 personas con apellidos Garza, Gaytán, Moreno y Villanueva, presuntamente en venganza por el robo de un cargamento de cocaína de Los Zetas. No se volvió a saber del paradero de ninguno de ellos.
Más aun, el 3 de agosto de 2011, un autobús con 11 campesinos poblanos migrantes que viajaban a Reynosa, Tamaulipas, desaparecieron antes de llegar a su destino, y el 12 de septiembre del año siguiente, un autobús de la línea Nortern Star América, con una decena de campesinos migrantes, desapareció en Salvatierra, Guanajuato, entre Tarimoro y Celaya.
Y sigue la mata dando: El 11 de noviembre de 2013, el autobús Futura, número 1084, con 30 pasajeros a bordo, que cubría la ruta Zacatecas-México, desapareció entre los límites de Zacatecas y San Luis Potosí. Desde entonces no se sabe nada de ellos.
Por otro lado, la doctora María del Rosario Fuentes Rubio, colaboradora de la página “Valor por Tamaulipas”, también desapareció “misteriosamente”, aunque presuntamente asesinada por un cárter de la delincuencia en Reynosa, Tamaulipas, por lo que la UNICEF ha reclamado infructuosamente una investigación exhaustiva al gobierno de México.
La página Yo Soy Red, que administra el bloguero Alberto Escorcia, ha creado un mapa interactivo con más de 22 mil nombres de personas desaparecidas, con una información más detallada y precisa que la propia lista “oficial” de la Secretaría de Gobernación.
En este sentido, una y otra vez se ha propuesto crear otra página similar, algo así como una especie de WikiLeaks en torno a los desaparecidos en México.
Lo cierto es que, de manera preocupante, resulta impresionante observar que el 70% del territorio nacional está cubierto con puntos “rojos”, con un mapa de desapariciones. Se sobrepone en la lámina de las cerca de 300 fosas clandestinas encontradas en los últimos años en varias partes del país.
La noticia de la desaparición de los 43 jóvenes normalistas en Iguala, sin embargo, resulta ser el hecho que ha generado la mayor crisis de credibilidad y confianza sobre el gobierno de México porque cayó sobre esta conciencia colectiva, abonada con casi una década de desapariciones continúas, forzadas, silenciosas y varias de ellas masivas, en las que las autoridades de todos los niveles se han visto rebasadas.
Irónicamente, este periodo de inseguridad “disputa” el primer lugar con la crisis económica en su modalidad de desempleo o carestía de la vida, como principal problema para los mexicanos, sin que se haya logrado revertir.
Así, si la apuesta de las autoridades es que con el tiempo se olvide el caso de Iguala y las desapariciones descritas, honestamente consideramos que están equivocadas. No será así, ya que es muy grave lo que ocurre, por lo que al menos el Partido Movimiento Ciudadano, a través de su diputado federal Ricardo Monreal Avila plantea acertadamente un racimo de alternativas.
Entre éstas incluye revisar la estrategia de seguridad, empezando con la Comisión de la Verdad, que atienda no sólo el caso de Iguala, sino de los más de 22 mil desaparecidos de los últimos 10 años; el rastreo y localización de fosas clandestinas en todo el país con tecnología de punta, así como reformas legislativas para adoptar estándares internacionales de castigo y prevención de desapariciones forzadas y crímenes de lesa humanidad.
Finalmente, pugnar por la reparación de daños a las familias de miles de víctimas, esto con propiedades y recursos incautados al crimen organizado y con recursos públicos, así como por una reforma integral al Estado de derecho en sus vertientes policial, ministerial y judicial, y una reorientación educativa y cultural, y sobre todo, atender al problema económico.
En efecto, no se trata sólo de un problema de focalizar o reubicar en un municipio lo que está pasando en México. El asunto es más grave.

(Permitida la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita del nombre de su autor)

*Luis Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana Roo, con más de 36 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como Jefe de Información de dos ex gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado tres libros.

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