En
primera fila
El fallo contra Salarios Mínimos
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Dado
el interés generalizado que despertó el reciente, controversial fallo de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en contra de la Consulta Popular
sobre los Salarios Mínimos, nos permitimos poner a su consideración el texto
íntegro de la sesión en la que los Ministros votaron finalmente votaron 6-4 en contra.
Estamos
seguros que los razonamientos de cada ponente serán de digno análisis por parte
de Abogados, ciudadanía, estudiantes y simpatizantes de Derecho, a quienes daremos
a conocer en los próximos días la versión estenográfica de la sesión donde la
Corte también consideró inconstitucional la consulta sobre la reforma
energética:
SESIÓN
PÚBLICA ORDINARIA DEL PLENO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN,
MIÉRCOLES 29 DE OCTUBRE DE 2014
REVISIÓN DE
CONSTITUCIONALIDAD DE LA MATERIA DE UNA CONSULTA POPULAR, DERIVADA DE LA
SOLICITUD FORMULADA POR GUSTAVO ENRIQUE MADERO MUÑOZ BAJO LA PONENCIA DEL
MINISTRO COSSÍO DÍAZ
SEÑOR
MINISTRO COSSÍO DÍAZ: Muchas gracias, señor Ministro
Presidente. Voy a leer una nota de presentación, como suele hacerse en estos
casos, para identificar los temas generales de la misma.
La consulta popular que
hoy analizamos por primera vez, tiene su origen en la adición al artículo 35,
fracción VIII, de la Constitución, mediante decreto publicado en el Diario
Oficial de la Federación, el nueve de agosto de dos mil doce.
El proceso legislativo
que tuvo como consecuencia esta reforma fue un proceso de muy alto grado de
complejidad, pues estuvo compuesto de 21 iniciativas con distintos temas
relacionados, todos ellos, desde luego, con la reforma política.
En los trabajos
legislativos del órgano de reforma a la Constitución, la consulta fue
calificada por sus propios participantes como, y cito: “un mecanismo de
participación e intervención de los ciudadanos en la toma de las decisiones
relacionadas con temas relevantes, y constituye además, –se dijo– una vía para
poder resolver, a través de la consulta a la base política de la sociedad,
eventuales diferendos relativos a temas de suma importancia que se presenten en
los órganos representativos o entre éstos”; sin embargo, en estos trabajos no
se encuentran elementos claros sobre la definición de los temas que no pueden
ser objeto de consulta, o el sentido en que éstos deban ser interpretados, más
allá de la repetición del contenido de la norma constitucional.
Si bien es cierto que
el legislador ordinario reprodujo estos temas en la Ley Federal de Consulta
Popular, en el texto de ésta, no agrega ni definiciones ni desarrollo alguno de
los temas señalados, es sólo en los documentos del proceso legislativo, en
particular en un documento en el dictamen de la Cámara Revisora, en este caso,
el Senado de la República, donde se encuentran algunos elementos con los que el
propio legislador, pretendió, prima facie, dar contenido a los conceptos
establecidos constitucionalmente.
Sin duda, estos
elementos pueden servir como referente, pero como el propio órgano legislativo
lo acepta, de ninguna manera vinculan a este Tribunal como intérprete último de
la Constitución.
De los artículos
legales y constitucionales correspondientes, se desprende que la función de
este Tribunal, dentro del procedimiento de consulta popular, consiste en
analizar que la materia de la misma no versa sobre algún tema que no pueda ser
objeto de ella, de conformidad con lo previsto en los artículos 35, fracción
VIII, numeral 3º, de la Constitución y 11 de la Ley Federal de Consulta
Popular, ya que, de actualizarse alguno de estos supuestos, generaría la
inconstitucionalidad de la consulta, por razón de su objeto.
Este análisis de
constitucionalidad debe hacerse en todo tipo de consulta, tanto en las
ciudadanas como en las que formule el Presidente de la República o los
integrantes de las Cámaras del Congreso, tal como se encuentra establecido en
los artículos 26 a 28 de la Ley Federal de Consulta Popular.
Asimismo, estimo que
este Tribunal debe evaluar la trascendencia nacional de la materia de la
consulta, cuando se trate de la modalidad específica de consulta ciudadana, tal
como se encuentra establecido en los artículos 5 y 6 de la ley, ello, a fin de
revisar lo siguiente: primero, que repercute en la mayor parte del territorio
nacional; y segundo, que impacte en una parte significativa de la población.
En este sentido, al ser
la consulta directamente sobre un derecho humano social de los trabajadores,
contenido de manera expresa en el artículo 123 de nuestra Constitución, es
evidente que la consulta analizada se refiere a un tema de trascendencia
nacional.
En lo que se refiere al
análisis que esta Suprema Corte debe hacer de las materias que no pueden ser
objeto de la consulta popular, debemos partir del entendimiento de que la misma
es un mecanismo de participación directa, establecida en el artículo 35 de la
Constitución como derecho humano de carácter ciudadano.
Por ello, la
interpretación de tales materias debe ser limitativa y estricta, restringiendo
lo menos posible el acceso a la consulta, pues de otra manera, creo que se
estaría desconociendo lo previsto en el artículo 1º de la Constitución y los
compromisos internacionales asumidos por el Estado Mexicano, en materia de
derechos civiles y políticos.
Cabe señalar que en
caso de que la consulta resulte procedente, este Tribunal no se encuentra
facultado para analizar las posibles consecuencias o efectos económicos,
sociales o políticos que puedan llegar a generarse con su realización y
eventual aprobación.
Tales alcances y
consecuencias son precisamente las que el Constituyente quiso delegar en el
ámbito de la ciudadanía nacional, a través de este mecanismo de participación
democrática, ejercitable más allá de las formas tradicionales de representación
política partidista.
En el caso, la materia
específica a la que se refiere el tema de la consulta, es la fijación por parte
de las autoridades competentes de un nuevo salario mínimo que cubra las
necesidades de una familia para adquirir los bienes y servicios que requiera,
para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias.
Con base en los
elementos constitucionales acabados de mencionar, considero que la materia
señalada, sí puede ser objeto de la consulta; las razones que en la propuesta
estoy sometiendo a su consideración, que llevan a sostener esta condición son
las siguientes: en primer lugar, que la consulta no se refiere a ninguno de los
principios consagrados en el artículo 40 de la Constitución, es decir, no
afecta al sistema democrático, representativo, federal o laico de nuestro
Estado nacional.
En segundo lugar —es
bastante más evidente éste— no es de materia electoral. En tercer lugar, no se
refiere a la seguridad nacional ni a la organización, funcionamiento y
disciplina de las Fuerzas Armadas del país.
De manera adicional,
considero que tampoco restringe ningún derecho humano reconocido por la
Constitución. Si el derecho humano a percibir un salario mínimo, es en sí
mismo, eso, un derecho humano de naturaleza social establecido en el artículo
123 de la Constitución, y debe ser suficiente éste para satisfacer las
necesidades normales de una familia en el orden material, social y cultural, y
proveer a la educación obligatoria de los hijos, la pretensión de la fijación
de un nuevo salario que tenga asegurado un mínimo, no puede restringir al
propio derecho humano.
Ésta es razón
suficiente para considerar que la consulta es —como lo había dicho hace un
momento— un tema de trascendencia nacional; asimismo, ya que el salario mínimo
es un derecho establecido en el artículo 123 de la Constitución como derecho
humano social de los trabajadores, este Tribunal considera que no se refiere
directamente a los ingresos y gastos del Estado, lo cual está contenido, como
todos sabemos, en el artículo 35, fracción VIII, numeral 3º, de nuestra
Constitución, pues su objeto no está relacionado con ninguno de los elementos
del sistema financiero, conforme a lo previsto en los artículos 72h) y 74 de la
Constitución, ni se refiere de manera directa a alguno de los conceptos
establecidos en la ley de ingresos o en el presupuesto de egresos.
Si bien podría decirse
que el salario mínimo tiene indefectiblemente una relación con los gastos del
Estado, en lo que el propio Estado paga salarios o pensiones, por ejemplo, esta
relación sólo es indirecta y este Tribunal —propongo— debe considerar que no
puede ser un impedimento para la procedencia de la consulta, ello, bajo el
parámetro ya apuntado, de no restricción del derecho humano político de
participación ciudadana, previsto en el artículo 35 de la Constitución.
Una vez determinado que
la consulta no se refiere a alguno de los temas prohibidos, el artículo 28,
fracción IV, inciso a), de la Ley Federal de Consulta Popular exige que este
Tribunal revise la pregunta formulada, para que cumpla con los criterios ahí
establecidos, como sabemos, que la misma deriva directamente de la materia de
la consulta, no sea tendenciosa o contenga juicios de valor, emplee el lenguaje
neutro, sencillo y comprensible y produzca una respuesta categórica en sentido
positivo o negativo.
En lo que se refiere a
que la pregunta no contenga juicio de valor, se considera, en el proyecto, que
como el legislador no puede haber establecido un requisito que socavase la
finalidad constitucional de la propia consulta, el mismo debe ser interpretado
de manera que se evite una pregunta que pretenda que su receptor se pronuncie
sobre su orientación o ideológica frente a un valor.
En este sentido,
considero que la pregunta sobre la fijación de un nuevo salario mínimo en
relación a la materia de la consulta identificada previamente, no resulta
ideológica, ni se refiere a un pronunciamiento como el indicado, ya que se
refiere al establecimiento de un parámetro para un nuevo salario mínimo con
base en indicadores de ingreso, elaborados por un órgano constitucional
autónomo del propio Estado Mexicano; por ello, se considera que la pregunta
contenía suficientes elementos que satisfacían la objetividad requerida por la
ley aprobada por el Congreso de la Unión, hace apenas unos pocos meses.
En lo que se refiere a
los dos últimos criterios de revisión, es decir, el empleo del lenguaje neutro,
sencillo y comprensible, y a que la pregunta produzca una respuesta categórica
en sentido positivo o negativo, la propuesta –me parece– cumple con el segundo
de estos dos requisitos; sin embargo, el lenguaje que emplea no es neutro,
sencillo ni comprensible. Esto es así, ya que las referencias que utilizan no
son de lenguaje común al requerir conocimientos especializados para desentrañar
su sentido y significado.
En mi opinión, los
términos CONEVAL, Comisión Nacional de Salarios Mínimos y línea de bienestar,
no tienen un significado inmediatamente evidente ni comprensible, como se
demuestra al hacer la precisión de la materia específica de la consulta. Para
lograr ésta, se analizaron dos artículos constitucionales relacionados con las
funciones tanto del CONEVAL como de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos.
Desde el análisis de
las facultades del mismo CONEVAL en cuanto a la medición de pobreza, se tuvo
que recurrir no sólo a la Ley General de Desarrollo Social sino hasta el nivel
de lineamientos y criterios generales emitidos por este órgano para el
desarrollo de tal función, además de a la metodología anexa, con todo lo cual
quedó claro que la línea de bienestar es uno de los indicadores de ingreso que
utiliza este órgano para la medición de la pobreza.
Por otro lado, en
cuanto a la referencia que hace la pregunta a la Ley Federal del Trabajo, se
estima que lejos de clarificar el objeto y posible efecto de la consulta, la
misma resultaba limitativa, ya que constreñía su resultado a la modificación de
una sola ley.
Se estima que los
órganos que, en su caso, pueden resultar vinculados para la consecución del
objeto de la consulta en caso –insisto– de ser esta afirmativa, deben estar en
aptitud de llevar a cabo todas las acciones necesarias para instrumentarlas y
no limitarse a la modificación de un ordenamiento legal como lo pretendía la
pregunta formulada por su solicitante.
Es por ello, que
considero que, en su caso, no solamente debían resultar vinculados los poderes
Legislativo y Ejecutivo federales, sino cualquier otra autoridad competente en
la materia y que tenga relación con el objeto de la consulta, como el propio
CONEVAL y la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, sin que esta mención
resulte limitativa y no permita ampliarla en el momento en el que se
instrumente el resultado de la consulta.
De este modo, y de
conformidad con el artículo 28, fracción IV, inciso b), de la Ley Federal de
Consulta Popular, les propongo a ustedes que la pregunta se modifique, sin
alterar su contenido, para quedar en los siguientes términos, y cito: ¿Estás de
acuerdo en que se fije un nuevo salario mínimo que resulte suficiente para que
una familia adquiera los bienes y servicios requeridos para cubrir sus
necesidades alimentarias o no alimentarias?
Por todo lo anterior,
en el resolutivo que ustedes tuvieron oportunidad de analizar, se propone lo
siguiente, y cito de nuevo:
“ÚNICO. ES
CONSTITUCIONAL LA MATERIA DE CONSULTA FORMULADA POR GUSTAVO ENRIQUE MADERO
MUÑOZ, EN LOS TÉRMINOS DE LA PREGUNTA MODIFICADA POR ESTA SUPREMA CORTE DE
JUSTICIA DE LA NACIÓN”.
Ésta es la propuesta,
señor Ministro Presidente. Muchas gracias.
SEÑOR MINISTRO
PRESIDENTE: A usted, señor Ministro Cossío. Está a la consideración de las
señoras y señores Ministros. Señor Ministro Gutiérrez Ortiz Mena.
SEÑOR
MINISTRO GUTIÉRREZ ORTIZ MENA: Gracias, señor
Ministro Presidente. El proyecto afirma que la materia de la consulta consiste
en la fijación de un nuevo salario mínimo, que cubra las necesidades de una
familia para adquirir los bienes y servicios requeridos para satisfacer las
necesidades tanto alimentarias y no alimentarias, y coincido con esta
conclusión.
Sin embargo, estimo
necesario precisar que la pregunta sujeta a consulta popular, no pretende
abordar en general esta materia, sino que, como se desprende de su lectura,
busca interrogar sobre la pertinencia de que la Comisión Nacional de Salarios
Mínimos considere al menos la línea de bienestar determinada por el CONEVAL.
Creo que éste último
debe considerarse el centro de la materia que analizamos, someter a consulta de
la población si está de acuerdo en que para la determinación del salario mínimo
se consideren al menos los elementos técnicos de medición de la pobreza
emitidos por un órgano constitucional autónomo.
Antes de fijar mi
posición sobre la constitucionalidad de la materia de la consulta, estimo
necesario pronunciarme sobre los criterios generales propuestos en el proyecto
para abordar el estudio del asunto.
En primer lugar, si
bien coincido con la propuesta metodológica del proyecto, estimo que resulta
insuficiente, pues no da cuenta de un elemento esencial consistente en que la
consulta que analizamos obedece a la petición de los ciudadanos en un número
equivalente al menos al 2% de los inscritos en la lista nominal de electores.
Esta omisión del
proyecto se evidencia de la primera foja del proyecto que dice que se resuelve
la calificación de constitucionalidad de la materia de consulta formulada por Gustavo
Enrique Madero Muñoz. Ésta misma temática se observa en el único resolutivo
propuesto en el proyecto que dice que es constitucional la materia de consulta
formulada por esta misma persona.
En mi opinión, contra
lo afirmado en el proyecto, no nos pronunciamos sobre la constitucionalidad de
la materia de una pregunta planteada por un ciudadano individual, sino aquélla
que es planteada por un determinado porcentaje de la población.
Ello es así, pues el
artículo 35, fracción VIII, constitucional, establece que las consultas
populares sólo serán convocadas a petición de alguno de los tres sujetos
legitimados: el Presidente de la República, el equivalente al 30% de cualquiera
de las Cámaras, o como en el presente caso, el 2% de los ciudadanos inscritos
en la lista nominal de electores.
Luego, estimo que el
proyecto debería especificar que la revisión que hacemos es sobre la petición
del 2% de los ciudadanos inscritos en dicha lista nominal y no la planteada por
una persona particular. Esta precisión genera que no se detenga en analizar el
proyecto, las consecuencias normativas o sociedades a la petición realizada por
los ciudadanos.
Del diseño del proceso
establecido en el artículo 35, fracción VIII, constitucional, infiero la
existencia de un principio de deferencia en favor de la pregunta originalmente
formulada cuando es apoyada por el 2% de los ciudadanos inscritos en la lista
nominal de electores, pues, incluso, el Constituyente estableció que esa
petición no podía ser objeto de revisión por las Cámaras del Congreso, pero sí
dispone esa revisión cuando la petición de consulta sea pedida por el
Presidente de la República o por el 30% de alguna de las Cámaras.
Considero que el
proyecto no da cuenta de lo anterior, por lo que me separo parcialmente de su
desarrollo, ya que esta premisa adicional impacta el resto del estudio.
En otro aspecto, el
proyecto propone el criterio de que esta Suprema Corte debe partir de la
premisa de que la consulta popular es un derecho humano, por lo que debe
buscarse la opción interpretativa que mejor lo maximice. Coincido con esta
afirmación.
Como lo manifesté el
veinticinco de marzo de dos mil catorce, cuando resolvimos la consulta a
trámite 1/2014, la consulta popular debe interpretarse más como un derecho que
como una cláusula competencial que al insertarse materialmente en los derechos
de participación política de la ciudadanía, debe estimarse que es un derecho
humano de naturaleza política.
Igualmente, suscribo la
afirmación del proyecto de que la facultad otorgada por la concesión a esta
Corte para evaluar la constitucionalidad de la materia de la consulta, debe
entenderse de manera limitada, sin abarcar la posibilidad de evaluar las
consecuencias generables por la aprobación o la desestimación de la pregunta;
suscrito que sólo nos corresponde contrastar la materia de la consulta popular
propuesta con aquellas vedadas en el artículo 35, fracción VIII,
constitucional; sin embargo, considero necesario aclarar que las razones que me
llevan a coincidir con esta afirmación se basan en una interpretación global de
la figura de la consulta popular que no se desarrolla en el proyecto. Desde mi
perspectiva, la consulta popular es una figura constitucionalmente prevista con
características propias que la diferencian del referéndum y del plebiscito en
cuanto a que no es una fuente jurídica de normas, por lo tanto, lo que resuelve
al determinar la constitucionalidad de la materia de la consulta popular, no es
un anteproyecto de ley o de reforma constitucional; los productos finales de la
consulta popular son insumos de consideración vinculante para las autoridades,
pero no sustituyen al proceso legislativo de reforma constitucional o de
cualquier otra norma jurídica o acto administrativo.
Así, los distintos
procesos de producción normativa de nuestro sistema, conservan su autonomía y,
en su caso, será alguno de esos procesos en donde se deberán considerar los
insumos vinculantes producidos por la consulta popular aprobada; esta
concepción es la que me lleva a coincidir con el proyecto, en que no
corresponde a esta Corte evaluar las consecuencias que podría tener la
aprobación de una consulta popular, al grado de anticipar hipotéticamente cuál
sería el contenido de una eventual ley o norma general, pues insisto, todos
estos procesos de producción normativa guardan autonomía respecto a la consulta
popular.
En otro orden de ideas,
me separo del proyecto en la parte que propone definir algunas de las materias
establecidas como vedadas por el artículo 35 constitucional, así, no comparto
la definición de materia electoral, la que, según el proyecto, se limita a las
reglas que versan sobre la elección de funcionarios de elección popular.
En la jurisprudencia de
esta Suprema Corte existen distintas líneas de precedentes que han explorado el
significado normativo de la materia electoral, algunas empleando el concepto,
por ejemplo, señalando que no sólo incluye las reglas de proceso electoral,
sino también cuestiones indirectas; y otras, restringiendo la definición de la
materia, únicamente a esas reglas del proceso electoral.
No es que estas líneas
muestren una contradicción en los precedentes, ya que todas comparten el mismo
objetivo, todas coinciden en que la definición de esta materia depende de la
sede de control constitucional en la que nos ubiquemos.
En materia de amparo,
la materia electoral se define de manera restrictiva, mientras que en la acción
de inconstitucionalidad se define de manera amplia.
Hemos establecido que
en la controversia constitucional se debe de adoptar una definición intermedia.
Estas tres opciones interpretativas se justifican porque cada una de ellas
sirve al principio pro actione en cada uno de sus juicios. Esta pluralidad de
acciones se encuentra sintetizada en la tesis de jurisprudencia P./J. 125/2007
de este Pleno, de rubro: “MATERIA ELECTORAL. DEFINICIÓN DE ÉSTA PARA EFECTOS DE
LA PROCEDENCIA DE LA CONTROVERSIA CONSTITUCIONAL”.
Estimo que el proyecto
no da cuenta de estas distintas posibilidades interpretativas y que no
justifica la razón por la cual deberíamos adoptar la que propone por encima de
las otras.
Por similares razones
de metodología interpretativa, no comparto la propuesta que se hace para
definir la materia de ingresos y gastos del Estado como sinónimos de los
procesos de creación de la ley de ingresos y presupuesto de egresos,
contemplados en los artículos 72 h) y 74 de la Constitución Federal.
Desde mi perspectiva,
los conceptos de ingresos y gastos del Estado no pueden definirse como
equivalentes a procesos legislativos; los artículos constitucionales a que hace
referencia el proyecto establecen poderes de decisión a favor del Congreso de
la Unión y competencias exclusivas a la Cámara de Diputados, no definiciones.
En el mejor de los
casos, la interpretación propuesta en el proyecto nos llevaría a decir que sólo
los empréstitos, contribuciones e impuestos, por estar contemplados en el
artículo 72 h), pueden reputarse como ingresos, lo que dejaría fuera de
relevancia constitucional a una pluralidad compleja de ingresos necesarios para
un Estado moderno, por ejemplo: de aceptarse la interpretación del proyecto, no
podrían calificarse como ingresos los aprovechamientos, los productos, ni los
conceptos relacionados, así dejaríamos fuera del concepto de ingresos los que
percibe el Estado por funciones de derecho público distintos de las
contribuciones de los ingresos derivados de financiamiento y a los que obtengan
los organismos descentralizados y las empresas de participación estatal;
también dejaríamos fuera los recargos, las sanciones, los gastos de ejecución y
la indemnización; finalmente dejaríamos fuera las contraprestaciones por
servicios que presta el Estado en sus funciones de derecho privado; así como
por el uso de aprovechamiento o enajenación de bienes del dominio privado.
En suma, no comparto la
lectura formal del proyecto, de que los conceptos de ingresos y gastos del
Estado deben definirse por referencia exclusiva a normas competenciales
específicas, pues considero que esta Corte debe interpretar los conceptos buscando
su contenido material.
Sin embargo, aunque en
contra de consideraciones, coincido en que la materia de la presente consulta
no encuadra en el concepto de ingresos y gastos del Estado.
Al margen de lo
anterior, no coincido con el proyecto en que la materia de la consulta sea
constitucional, pues concluyo que versa sobre un tema vedado por el artículo
35, fracción VIII, constitucional, a saber, las restricciones a los derechos
humanos; me explico: el artículo 123, fracción IV, párrafo segundo, de la Constitución
Federal, reconoce la existencia del derecho humano de naturaleza social a
percibir un salario mínimo, mismo que deberá ser fijado por la Comisión
Nacional de Salarios Mínimos, utilizando como base los siguientes elementos:
orden material, orden social, orden cultural y el aseguramiento de la educación
obligatoria de los hijos.
En dichos términos, los
elementos antes mencionados conforman la base constitucional sobre la cual debe
determinarse el salario mínimo, es decir, se constituyen como elementos
indispensables para su cuantificación y que toda determinación de dicho salario
no puede dejar de observar; en otras palabras, el salario mínimo no es un
concepto vacío de contenido, el Constituyente ya dispuso que al menos abarcará
ciertos elementos que, por ser componente de un derecho humano, son
justiciables directamente y sin la necesidad de una reglamentación ulterior, lo
que implica que cualquier ciudadano que estime violado este derecho puede
acudir a exigir su respeto en sede de control constitucional.
La pregunta sometida a
consideración de esta Suprema Corte plantea lo siguiente: ¿Estás de acuerdo en
que la Ley Federal del Trabajo establezca que la Comisión Nacional de Salarios
Mínimos fije un nuevo salario mínimo que cubra todas las necesidades de una
familia para garantizar al menos la línea de bienestar determinada por el
CONEVAL?
De la pregunta
anterior, advierto dos elementos: primero, el reconocimiento de que la Comisión
Nacional de Salarios Mínimos sea el organismo que fije un nuevo salario mínimo;
segundo, que la base del nuevo salario mínimo sea la línea de bienestar que
determine el CONEVAL.
En cuanto al primer
elemento, éste coincide con el contenido constitucional; en cuanto al segundo
elemento, éste no coincide –desde mi punto de vista– con el contenido
constitucional. La línea de bienestar a que hace referencia ese concepto
definido en los lineamientos y criterios generales para la definición,
justificación y medición de la pobreza, publicados en el Diario Oficial de la
Federación el dieciséis de junio de dos mil diez, en el lineamiento Segundo,
fracción X, señala que, para los efectos de tales lineamientos se entiende por
línea de bienestar la establecida por el CONEVAL.
Posteriormente, en el
lineamiento Décimo Primero se señala que para la identificación de las personas
o grupo de personas en situación de pobreza, de acuerdo a criterios asociados
al bienestar económico, se utilizará, entre otras, la que establece la fracción
I del lineamiento citado, que señala que la línea de bienestar es aquel
parámetro que permite identificar a la población que no cuenta con los recursos
suficientes para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer
sus necesidades alimentarias y no alimentarias.
Conforme a los términos
de dichos lineamientos, puede observarse que el concepto “línea de bienestar”,
utilizado por la pregunta, cuya validación constitucional se encuentra en
estudio, es un criterio construido por el CONEVAL para identificar segmentos de
poblaciones en situación de pobreza. Ante ello, lo siguiente es preguntarse si
ése es un parámetro que se adecua al contenido normativo del derecho que
consagra el artículo 123, fracción VI, párrafo segundo, de nuestra
Constitución.
En mi opinión, una
consulta que utilice u oriente hacia una base diferente para la cuantificación
del salario mínimo, deriva en un menoscabo del derecho contenido en el artículo
123 de la Constitución, puesto que dejaría de atenderse a los parámetros
otorgados por el Constituyente para la fijación del salario mínimo.
Las necesidades que
deben garantizarse al menos no son las que conforman la línea de bienestar
determinada por el CONEVAL, sino aquellas que derivan del parámetro
constitucional; al no garantizarse al menos la satisfacción de los parámetros
constitucionalmente otorgados, la materia de la consulta resulta restrictiva
del derecho humano al salario mínimo, lo cual me impide coincidir con las
consideraciones del proyecto.
Si este Tribunal Pleno
comparte los términos de la pregunta formulada, estaríamos sustituyendo una
base constitucional con una base de legalidad distinta, es decir, estaríamos
abandonando el artículo 123 de la Constitución, por una base que sustituye su
contenido.
Como mencioné
anteriormente, la base de cuantificación del salario mínimo tutelada en la
Constitución es justiciable en sede de control constitucional, con la
degradación normativa consistente en sustituir la base de cuantificación
constitucional por una base a determinarse en una fuente infraconstitucional de
naturaleza administrativa por un órgano distinto al Constituyente Permanente;
me parece que se vacía de contenido parte importante de un derecho humano de
naturaleza social; en ese sentido, dejan de ser justiciables en sede de control
constitucional los elementos con los que se cuantifica el salario mínimo.
Finalmente, no dejo de
observar el hecho de que la línea de bienestar determinada conforme a los
lineamientos propuestos en la consulta arroja una cantidad líquida mayor a la
que actualmente calcula la Comisión Nacional de Salarios Mínimos.
No obstante, en mi
opinión, dicha circunstancia no puede justificar la degradación normativa de la
base del salario mínimo, pues más allá de que el parámetro “línea de bienestar”
permita fijar una cantidad que exceda a la establecida hoy por la Comisión, lo
constitucionalmente relevante es que se está sustituyendo una base tutelada de
manera más amplia en la Constitución, por otros a determinarse en un
instrumento administrativo, que no necesariamente son más amplios que los
establecidos en la Constitución y tampoco requieren, para su modificación, el
órgano de mayor legitimidad democrática que el Constituyente Permanente.
En ello, debe tenerse
presente que la base de cuantificación que establece nuestra Constitución tiene
por objeto maximizar la realización integral del trabajador y su familia, y no
sólo la fijación de un salario que supere el umbral de pobreza.
El hecho de que se
considere que al día de hoy, el salario mínimo vigente no ha sido suficiente o
el adecuado, no es por una deficiente integración de la base constitucional
prevista para el salario mínimo, sino por la inobservancia de los términos
amplios, integrales que el Constituyente reconoció para el trabajador.
En otras palabras, la
problemática social que se ha presentado respecto al salario mínimo, no es una
cuestión de la falta de existencia de una base de cuantificación del salario
mínimo, sino de su indebida implementación en favor de los trabajadores.
Es cuanto, señor
Ministro Presidente. Gracias.
SEÑOR MINISTRO PRESIDENTE:
Gracias, señor Ministro Gutiérrez. Tiene la palabra el señor Ministro Alberto
Pérez Dayán.
SEÑOR
MINISTRO PÉREZ DAYÁN: Gracias, señor Ministro Presidente. De
manera muy breve habré de expresar mi opinión en cuanto al proyecto que ha sido
puesto a consideración de este Tribunal Pleno, por el señor Ministro ponente.
Debo comenzar por
reconocer, tal cual lo hizo él, la complejidad de este ejercicio y las
múltiples opciones que él mismo presenta.
Ya quedaron
evidenciadas con la participación del señor Ministro Gutiérrez Ortiz Mena.
En cuanto a su
desarrollo, primero, sólo quisiera reflexionar que la Constitución otorga
competencia a esta Suprema Corte, para calificar la materia de la consulta.
Esto, desde luego, se reduce a una expresión concreta, el tema de la misma.
La mecánica para que
este tema de consulta pueda hacerse llegar a quienes habrá de ser consultados,
implica un vehículo de transmisión, que es una pregunta, el tema debe ser
recogido en una pregunta.
Desde luego, creo que
para la calificación que este Tribunal Pleno debe hacer, debe analizarse, como
yo lo estimo, inicialmente con la calificación de la materia de la consulta; de
suerte que, en esta intervención, sólo expondré mi parecer respecto de la
materia de la consulta, en el entendido de que si la materia de la consulta
prosperara en tanto se calificara de constitucional, tendría que revisarse si
el vehículo con el que se transmite es o no el correcto, esto es, el contenido
de la pregunta. Sólo si pasara el aspecto de la materia, es que se puede ver su
contenido en función gramatical, esto es, la pregunta recoge el tema y cumple
─insisto─ gramaticalmente con todo lo que ordena la ley; en caso de que no sea
así, también estaré en el entendido de que la norma misma permite a la Suprema
Corte modificar el contenido de esta pregunta para hacerla congruente con el
tema, evidentemente entiendo la facultad acotada de esta Suprema Corte, para
que, en caso de llegar a una reformulación de una pregunta, ésta no pudiera
alejarse del tema inicialmente sometido a consideración que aprovechará la
pregunta para ser consultado.
En esa circunstancia,
expreso estar de acuerdo en que el contenido de la materia es constitucional;
sin embargo, difiero de las expresiones contenidas en esta ponencia, en la
medida en que no comparto la calificativa que se hace desde un inicio, respecto
de la connotación de un derecho humano de carácter ciudadano, y más adelante,
respecto del ejercicio comparativo de carácter negativo respecto de los
supuestos de la calificación de la materia de la consulta, en tanto creo que
reducen severamente el contenido de la exposición constitucional respecto de
todos y cada uno de sus párrafos, muy en lo particular, en el contenido o en el
referido al aspecto de los ingresos y de los gastos del Estado.
Por lo demás, si es que
esta materia se llegara a calificar de constitucional, reservaría, en caso de
que esto así se diera, mis observaciones respecto de la reformulación de la
pregunta, pues estimo que ésta rebasa los alcances que tiene atribuidos esta
Suprema Corte.
Por de pronto y para
ser concreto, en términos del artículo 35, fracción VIII, considero que la
materia sometida a consulta por los accionantes, sí es constitucional y,
reitero, en la medida en que esto pudiera prosperar, participaría para el
aspecto propio de la calificación del contenido de la pregunta, gramaticalmente
hablando.
Gracias, señor Ministro
Presidente.
SEÑOR MINISTRO
PRESIDENTE: A usted, señor Ministro Pérez Dayán. Señora Ministra Olga María
Sánchez Cordero, tiene usted la palabra.
SEÑORA
MINISTRA SÁNCHEZ CORDERO: Gracias, señor Ministro
Presidente. Me generan mucha inquietud las consideraciones que expone el
proyecto al establecer la materia de la consulta.
Coincido básicamente
con lo que dijo el señor Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Considero que,
para determinarla e identificarla, debe analizarse, en forma integral y
conjunta, tanto la expresión de su propósito, los argumentos que han hecho
valer, así como el contenido de la pregunta misma, tal y como se encuentra
propuesta.
Al efecto, de los
elementos que arroja el proyecto, se tiene que, el propósito de su realización,
a decir de sus iniciadores, consiste en modificar la Ley Federal del Trabajo,
para que la Comisión 24Nacional de Salarios Mínimos tenga claramente
reglamentada su atribución de fijar un nuevo salario mínimo, ajustado a la
línea de bienestar que establece el CONEVAL, y con ello, garantizar la de las
necesidades de un trabajador y su familia, y se encuentra acorde, tanto con los
instrumentos internacionales de los que México forma parte, como con la propia
Constitución Mexicana.
Asimismo, formularon la
siguiente pregunta: ¿Estás de acuerdo en que la Ley Federal del Trabajo
establezca que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos fije un nuevo salario
mínimo que cubra todas las necesidades de una familia para garantizar al menos
la línea de bienestar determinada por el CONEVAL?
A mi modo de ver las
cosas, estimo que el propósito primordial de esta consulta, es llevar a cabo
una adición legislativa a la Ley Federal del Trabajo, a efecto de que, en dicho
ordenamiento se establezca la obligación a cargo de la Comisión Nacional de
Salarios Mínimos, por sus siglas CONASAMI, de tomar en cuenta, al momento de
fijar el salario mínimo, el factor denominado “línea de bienestar”, determinado
por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, por
sus siglas CONEVAL.
En este sentido o en
este punto, disiento de la afirmación contenida en el párrafo dieciséis del
proyecto, en cuanto traduce el propósito de la consulta, bajo el tema de que es
la fijación por parte de las autoridades competentes, de un nuevo salario
mínimo que cubra las necesidades de una familia para adquirir los bienes y
servicios que requiere para satisfacer sus necesidades alimentarias y no
alimentarias; no coincido con ello, en razón de que, en mi óptica, este
planteamiento modificaría la naturaleza de lo solicitado.25
En efecto, si el
propósito de la consulta es el establecimiento de una obligación de orden legal
para que la CONASAMI, al momento de fijar los salarios mínimos, adopte
necesariamente el factor denominado “línea de bienestar”, determinado por el
Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, CONEVAL,
entonces, nos encontramos frente a una consulta popular que busca tener efectos
en el ámbito legislativo, y no el establecimiento, por parte de las autoridades
competentes, de un nuevo salario mínimo, ya que ello, considero, además de las
implicaciones legislativas, incidiría en el ámbito de competencia ejecutiva,
sin que esto coincida con la petición misma.
Estimo que hay que
distinguir entre la facultad de fijar los salarios mínimos en sí misma, y la
adecuación de los diferentes sujetos que participan en forma directa o
indirecta en ello, del establecimiento de una condición legal adicional en el
ejercicio de esa atribución de una específica autoridad.
En tanto que, como
dije, el primer paso, atañe a un ente de naturaleza administrativa, y lo
segundo, al ámbito específico del legislador, que es a quien corresponde
dotarla a través de un ordenamiento legal.
Lo anterior, al margen
de que me lleva también a apartarme de la propuesta de fijación de la materia a
consultar, para mí, cobra gran trascendencia en este asunto, al ubicarnos en el
análisis de si la materia puede o no ser objeto de consulta.
Coincido con que el
derecho a percibir un salario mínimo es un derecho humano, de naturaleza
social, y que, conforme al artículo 123 de la Norma Fundamental, debe ser
suficiente para satisfacer las necesidades normales de una familia, en el orden
material, social y cultural, y proveer a la educación obligatoria de los hijos;
no coincido con que la petición se considere como no restrictiva, al no tener
como objetivo la fijación de un nuevo salario que tenga asegurado un piso
mínimo para ello.
En mi opinión, me
parece que sí puede darse una restricción al derecho al salario mínimo, en
tanto que, la vinculación que proponen los solicitantes con un parámetro de
bienestar individual, resulta ser restrictivo del derecho fundamental al
salario mínimo definido a nivel constitucional, en tanto éste último tiene una
dimensión plural; de ahí que considere que debe ser declarada inconstitucional,
precisamente por estar vedada en el artículo 35 constitucional, fracción VIII, en
tanto que la consulta popular no puede tener como objeto los derechos humanos
consagrados en esta Constitución.
Por lo tanto, para mí,
la consulta es inconstitucional. Gracias, señor Ministro Presidente.
SEÑOR MINISTRO
PRESIDENTE: A usted, señora Ministra.
Continúa a su
consideración. Señor Ministro Pardo Rebolledo, tiene la palabra.
SEÑOR
MINISTRO PARDO REBOLLEDO: Muchas gracias, señor Ministro
Presidente. Voy a concretar mi participación, exclusivamente pronunciándome
respecto de los puntos concretos que no compartiría del proyecto que se somete
a nuestra consideración.
Me parece que el tema
de la trascendencia nacional de los temas de la consulta, debe ser un apartado
específico del propio proyecto, y es uno de los puntos que, en términos del
artículo 5°, 27 segundo párrafo, de la Ley Federal de Consulta Popular, debe
pronunciarse esta Suprema Corte de Justicia.
Ya lo comentaba el
señor Ministro ponente, este aspecto lo considera implícito en algunos de los
desarrollos que se contienen en el proyecto, pero me parece que siendo un
elemento expreso señalado por el artículo 5° de la ley citada, debería hacerse
un análisis también por separado del mismo en nuestro desarrollo.
Por otro lado, también
en el párrafo diez del proyecto se señala, incluso, le dio lectura el señor
Ministro ponente, que este Tribunal no se encuentra facultado para analizar las
posibles consecuencias o efectos, en caso de que la consulta resulte
procedente, y si bien, en principio, puedo coincidir con esta afirmación, me
parece que habría que hacer referencia también a lo que establece el artículo
64 de la propia Ley Federal de Consulta Popular, en donde se prevé que, en caso
de que se alcance el 40% de la lista nominal en la realización de la consulta,
el Instituto lo hará del conocimiento de esta Suprema Corte de Justicia de la
Nación, para que lo notifique a las autoridades correspondientes, para que
dentro del ámbito de sus competencias realicen lo conducente para su atención;
es decir, si bien comparto que en este momento, para efecto de la calificación
de la constitucionalidad del tema de la consulta no es posible hacer referencia
a las consecuencias o efectos de la misma, sin embargo, en la ley federal
respectiva, sí establece la participación de este Alto Tribunal en este punto de
los efectos de la propia consulta.
Finalmente, y ésta es
la diferencia que me hace apartarme del sentido del proyecto, no comparto la
afirmación que se hace en el mismo, en el sentido de que en el presente caso no
se actualiza la prohibición prevista en el artículo 35, fracción VIII, numeral
3º, constitucional y 11, fracción IV, de la Ley Federal de Consulta Popular, en
donde se excluye la posibilidad de consultar cualquier asunto que tenga que ver
sobre ingresos o gastos del Estado.
En la propuesta que estamos
analizando, sobre este punto se establece que, como el tema de la consulta no
está incluido en las hipótesis que establece el artículo 72 y 74 de la
Constitución, entonces no habría o no se actualizaría esta prohibición.
Sobre este requisito,
el que la consulta no verse sobre ingresos o gastos del Estado, en realidad no
nos dicen mucho los instrumentos del proceso legislativo, simplemente quisiera
hacer referencia a dos: el primero es el dictamen de las Comisiones Unidas de
Puntos Constitucionales y de Gobernación de la Cámara de Diputados, de
veinticinco de octubre de dos mil once, en donde se señaló –abro la cita–: “En
relación con los temas sobre los que pueden versar las consultas populares, se
considera pertinente establecer ciertas materias en las cuales no procede este
tipo de ejercicios y que se asume están reservadas en cuanto a la capacidad de
decisión, exclusivamente a la competencia de las Cámaras del Congreso de la
Unión, conjuntamente o de manera exclusiva de alguna de ellas, de conformidad a
lo dispuesto por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Esas
materias, en las que no procede la realización de consultas populares son: la
electoral, los ingresos y gastos del Estado, la seguridad nacional y la
organización, funcionamiento y disciplina de las Fuerzas Armadas”.
Como podemos ver, en
este documento no se hace referencia alguna en relación con el alcance o el
contenido de esta prohibición.
Posteriormente, en el
proceso legislativo de creación de la Ley Federal de Consulta Popular que, como
todos sabemos, es reglamentaria de la fracción VIII del artículo 35
constitucional, en relación con este tema de los conceptos de ingresos y
gastos, el Senado de la República, en su carácter de Cámara Revisora, señaló en
su dictamen lo siguiente, inicio la cita: “Las Comisiones Dictaminadoras desean
señalar que, cuando la Constitución habla de ingresos y gastos, se refiere a la
materia de ambos; es decir, se refiere a todo el campo de conocimientos y temas
que conciernen a los ingresos y gastos públicos”. El Constituyente Permanente
no quiso listar algún tópico particular de ambas materias y prefirió excluir
cualquier asunto que tenga que ver con ellas.
De esta manera, llego a
la conclusión de que la consulta, que ahora nos ocupa, si bien el tema de la
misma ya se ha establecido es fijar nuevas bases para la determinación del
salario mínimo en la medida en que deba, al menos, satisfacer las necesidades
sobre la base de la línea de bienestar que establece el CONEVAL, y si bien
también, en la solicitud de la consulta presentada originalmente se estableció
que el único tema de la consulta era el salario mínimo, exclusivamente
visualizado como un derecho de los trabajadores y previsto en el 123
constitucional, en su Apartado A, me parece que no se puede desvincular de
todos aquellos aspectos, de todos aquellos elementos y de todos aquellos
ordenamientos que tienen referencia al concepto de salario mínimo.
El proyecto, sobre este
punto, reconoce que el tema de la modificación que propone la consulta, afecta
–dice el proyecto– indefectiblemente a los ingresos o gastos del Estado; sin
embargo, se llega a la conclusión de que esa afectación es indirecta.
Y analizando, decía,
estos documentos del proceso legislativo, me parece que no hace distinción en
la afectación cuando sea directa o indirecta, dice que prefirió excluir
cualquier asunto que tenga que ver con ambas materias, con ingresos y gastos.
Claro, si se plantea
esta división y se dice: es que lo único que se consulta es el salario mínimo
como derecho de los trabajadores, y ahí se podría decir: y esto no es ingreso o
no es gasto del Estado, yo lo aceptaría; pero si analizamos el salario mínimo
en su contexto actual que no solamente está previsto en la Constitución como un
derecho indiscutible de los trabajadores, sino que además ha sido utilizado ese
concepto como referencia de una gran cantidad de legislación de orden
tributaria, de orden financiera, de muchos órdenes, en muchos programas, en
muchos de los documentos que necesariamente tienen que ver con ley de ingresos
y con presupuesto de egresos.
Me parece que mientras
no se haga lo que se ha dado en llamar la “desindexación” de todos estos
elementos respecto del salario mínimo, el salario mínimo no puede desvincularse
de todos estos elementos que lo toman en cuenta; simplemente por poner un
ejemplo, en la Ley de Ingresos de la Federación se habla de un beneficio para
devolución en caso de personas que adquieran diesel para su consumo final en
las actividades agropecuarias o silvícolas.
El requisito para tener
derecho a este estímulo, en relación con esta contribución, es que solamente lo
podrán solicitar aquellas personas cuyos ingresos en el ejercicio inmediato
anterior no hayan excedido de veinte veces el salario mínimo general, esto está
en la propia ley de ingresos, pero en muchas otras disposiciones y normativas
de orden tributario fiscal, el elemento del salario mínimo es tomado en cuenta
para referencia de muchos conceptos.
Así es que, si se
presentara esta consulta después de haber hecho la desvinculación del concepto
de salario mínimo a todos estos elementos, digamos, ajenos a su propia
naturaleza pero que hacen la referencia al mismo, sí podríamos decir, como lo
pretende el solicitante, que el salario mínimo es un concepto que se puede aislar
de todas las vinculaciones que tiene con los demás temas y que solamente se
puede analizar en el marco del artículo 123 constitucional, pero mientras no se
haga esta desvinculación que tiene el salario mínimo con todos estos elementos,
cualquier modificación que se haga al salario mínimo, y en este caso la
consulta lleva esa finalidad, determinar nuevas bases para fijar el salario
mínimo, impacta en todos estos elementos que, como dice el dictamen que les
acabo de leer de la Cámara de Senadores, tiene que ver con ellos, tiene que ver
con los ingresos y con los gastos del Estado.
Y como no encuentro
base ni constitucional, ni legal para hacer la distinción entre una afectación
indirecta y una afectación directa, creo que el propio órgano, en este caso la
Cámara Revisora, es expresa al determinar que el Constituyente Permanente no
quiso listar algún tópico particular de ingresos y gastos, y prefirió excluir
cualquier asunto que tenga que ver con ellos; y para mí, el asunto de esta
consulta sí tiene que ver con ingresos y gastos del Estado. Y en esa medida
estimo que se actualiza la prohibición expresa de la fracción VIII, numeral 3º
del artículo 35 constitucional. Y, por esas razones, no compartiría la
propuesta del proyecto. Gracias, señor Ministro Presidente.
SEÑOR MINISTRO
PRESIDENTE: A usted, señor Ministro Pardo Rebolledo. Continúa a discusión.
Señor Ministro Arturo Zaldívar.
SEÑOR
MINISTRO ZALDÍVAR LELO DE LARREA: Gracias, señor
Ministro Presidente. Sin duda, como ya se ha puesto de manifiesto aquí, este
tema de la consulta popular que por primera vez abordamos en este Tribunal
Pleno, ya con una consulta presentada conforme a la Constitución y a la ley, es
no sólo de enorme trascendencia, sino también de múltiples aristas que lo
complica.
En primer lugar, porque
es una función no jurisdiccional de la Suprema Corte, y siempre cuando un
Tribunal Constitucional tiene que abordar un tema que no es jurisdiccional,
genera cierta problemática inherente de una materia que aunque tiene una
vertiente de constitucionalidad, también tiene una vertiente innegable de
política, de técnica de elaboración y de percepción de preguntas en
instrumentos de democracia directa como el que nos ocupa.
Por el otro lado,
también, porque quizás la reglamentación que se dio a esta Institución tanto en
el artículo 35 constitucional como en la ley reglamentaria, deja muchas dudas y
muchos aspectos que quizás adelante tendrán que clarificarse para que la
consulta popular tenga una mayor efectividad; de cualquier suerte, estimo que lo
que resolvamos en éste y en los asuntos siguientes, va a servir para ir fijando
algunos parámetros iniciales sobre la reglamentación constitucional de este
tipo de instrumentos.
Debo decir que no
comparto el proyecto, tengo muchas diferencias con él, pero por razón de
método, solamente me voy a centrar, en este momento, si la materia de la
consulta que se nos plantea es constitucional o no; y aquí, quisiera,
primeramente, hacer una precisión metodológica, que es simplemente mía, no
tiene por qué ser compartida por el Tribunal Pleno, pero me parece que la
constitucionalidad de la materia de la consulta no puede desvincularse de la
constitucionalidad del objeto de la pregunta, porque en la Carta de Intención,
por ejemplo, se nos dice cuál es el tema de la consulta: “ingreso digno para
los trabajadores”; creo que nadie podría decir que “ingreso digno para los
trabajadores” sea un tema vedado por la Constitución; sin embargo, lo cierto es
que la trascendencia o no constitucional de ese tema, se da cuando tenemos el
objeto ya propiamente de la pregunta, porque aunque el tema en general pueda
ser plausible o constitucional, ya cuando se aterriza, puede generar un objeto
de consulta, cuya materia sea inconstitucional, porque la pregunta no reúne los
requisitos de constitucionalidad.
Desde esta lógica, me
parece que la Suprema Corte tendría que verificar: primero, que el objeto de la
consulta sea de trascendencia nacional; segundo, que la pregunta derive
directamente de la materia de la consulta; tercero, que el objeto de la
consulta sea constitucional; y cuarto, que la pregunta no sea tendenciosa o
contenga juicios de valor, en prelenguaje neutro, sencillo y comprensible, y
produzca una respuesta categórica en sentido positivo o negativo.
En relación con el
tercer paso, es decir, que el objeto de la consulta sea constitucional, como
ustedes saben, la Constitución expresamente establece que el objeto de la
consulta debe ser constitucional; sin embargo, como lo decía anteriormente,
para mí, el objeto, la materia de la consulta, no puede desvincularse del
objeto de la consulta, que se da precisamente con la pregunta.
Para mí, es a través de
la pregunta, como podemos nosotros determinar si el objeto realmente es
constitucional o no, porque en el caso concreto, si nosotros vamos al tema
general de la Carta de Intención correspondiente, de petición de consulta
popular, dice: ingreso digno para los trabajadores, pero realmente si vemos la
pregunta, dice: ¿Estás de acuerdo en que la Ley Federal del Trabajo establezca
que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos fije un nuevo salario mínimo que
cubra todas las necesidades de una familia para garantizar al menos la línea de
bienestar determinada por el CONEVAL? Para mí, de aquí se deriva que realmente
el objeto de la consulta es decidir si debe tomarse en cuenta o no, la línea de
bienestar, calculada por el CONEVAL, en la fijación del salario mínimo; y eso,
desde mi perspectiva, hace toda la diferencia, porque en un tema de consulta,
así de abstracto, creo que difícilmente podríamos encontrar una percepción de
constitucionalidad, y me parece que la intención del Constituyente fue
precisamente analizar la materia a través de la pregunta; otra cosa es si la
pregunta es tendenciosa, y todo lo demás, creo que ése es otro tema, al menos,
ése es mi punto de vista; y en el caso concreto, desde mi óptica personal, me
parece que el objeto de esta pregunta no es constitucional. Me parece que es un
tema que eventualmente puede restringir derechos, y que además no respeta el
artículo 123 constitucional.
El artículo 123
constitucional, Apartado A, en su fracción VI, dice lo siguiente: “Los salarios
mínimos que deberán disfrutar los trabajadores serán generales o profesionales.
Los primeros regirán en las áreas geográficas que se determinen; los segundos
se aplicarán en ramas determinadas de la actividad económica o en profesiones,
oficios o trabajos especiales.
“Los salarios mínimos
generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de
un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a
la educación obligatoria de los hijos. Los salarios mínimos profesionales se
fijarán considerando, además, las condiciones de las distintas actividades
económicas.
“Los salarios mínimos
se fijarán por una comisión nacional integrada por representantes de los
trabajadores, de los patrones y del gobierno, la que podrá auxiliarse de las
comisiones especiales de carácter consultivo que considere indispensables para
el mejor desempeño de sus funciones.”
En mi opinión, hay por
lo menos los siguientes problemas con el objeto de la consulta: primero, me
parece que se está vulnerando la libertad que el artículo 123, fracción VI, da
a los representantes de los trabajadores como integrantes de la Comisión
Nacional de Salarios Mínimos, porque se le está fijando qué tiene que hacer,
tomando como mínimo esa cuestión del CONEVAL, pero, en segundo lugar, si
nosotros vemos como el CONEVAL mide la pobreza, utiliza dos líneas de ingreso,
la línea de bienestar mínimo que equivale al valor de la canasta alimentaria
por persona al mes, y la línea de bienestar equivalente al valor total de la
canasta alimentaria, y de la canasta no alimentaria por persona al mes; y
luego, el CONEVAL calcula el bienestar tanto en medio rural como en medio urbano,
y aquí hay una primera distinción: el artículo 123 habla de jefe de familia, el
CONEVAL mide personas, me parece mucho más amplia la protección que da el
artículo 123, que la protección que se pretende a través del CONEVAL.
Por el otro lado, ¿qué
línea de bienestar? ¿La de bienestar mínimo o la línea de bienestar? Vamos a
suponer que fuera la línea de bienestar, interpretando la manera más favorable,
es equivalente al valor de la canasta alimentaria y no alimentaria por persona
al mes, pero el artículo 123 no dice eso, el artículo 123 dice: “Los salarios
mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades
normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para
proveer a la educación obligatoria de los hijos”; consecuentemente,
válidamente, se podría tomar como buena la pregunta que se hace y que la
Comisión Nacional de Salarios Mínimos cumpliera en sus términos la referencia
del CONEVAL, y esto ser insatisfactorio, en términos del artículo 123
constitucional.
Por ello, desde mi
perspectiva, estamos en presencia de una restricción de derechos humanos que no
puede ser materia de consulta, porque esta referencia, aunque sea plausible la
intención, la realidad es que la referencia del CONEVAL, no garantiza, ni de lejos,
lo que exige el artículo 123, fracción VI, segundo párrafo, y consecuentemente,
por ello, desde mi perspectiva personal, la materia de la consulta es
inconstitucional y no es procedente que se lleve a cabo el procedimiento
sucesivo.
Gracias, señor Presidente.
SEÑOR MINISTRO
PRESIDENTE: A usted, señor Ministro Arturo Zaldívar.
Señor Ministro Luis
María Aguilar.
SEÑOR
MINISTRO AGUILAR MORALES: Gracias, señor Ministro
Presidente. Bajo el análisis del aviso de intención y el contenido de la
propuesta como parámetros básicos, aunque no exclusivos para la definición de
la constitucionalidad o no de la materia de la consulta, se aprecia que su
propósito obedece a la necesidad de involucrar a la ciudadanía en el debate
acerca de la fijación de un nuevo salario mínimo general que satisfaga las
necesidades normales de una familia, acorde con el orden nacional e
internacional, y desde la perspectiva de una línea de bienestar fijada, en este
caso, por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social,
conocido como CONEVAL.
El proyecto que debo
reconocer que hace el señor Ministro Cossío es un proyecto realmente muy
concreto, muy específico, que se fija y hace el análisis cuidadoso, con la
brevedad que se agradece, del estudio integral de las cuestiones que se someten
y que, desde luego, estamos ante una construcción, no sólo reciente en la
Constitución en la ley, sino también en esta propia Suprema Corte, que no
teníamos antecedentes, desde luego, de un tipo de asuntos de esta naturaleza,
que más que un asunto jurisdiccional, es una cuestión de opinión sobre la
constitucionalidad de ciertos temas.
Yo, a diferencia de
algunas opiniones, estoy de acuerdo en la parte del proyecto donde señala que
los efectos de lo que resulte de la consulta que, en su caso, se valorara o se
validara, creo que no es ni siquiera momento para discutirlo, porque esto será,
en su momento, la consecuencia del cumplimiento de lo que el artículo 64 de la
Ley Federal de Consulta Popular establece, que si bien señala que la Suprema
Corte es la que hará la notificación a las autoridades correspondientes en el
ámbito de su competencia para que realicen lo conducente, aún desde esa
lectura, se me hace difícil establecer a priori cuál podría ser la consecuencia
de esta comunicación de la Suprema Corte.
Como lo muestra el
proyecto, un acercamiento inmediato sobre la sustancia de esa temática,
llevaría a considerar que se trata de un tópico que al menos, nominativamente
no se encuentra en las hipótesis de inclusión que indica el artículo 35,
fracción VIII, numeral 3º de la Constitución y 11 de la Ley Federal de Consulta
Popular y que, por ende, es susceptible de servir de sustento válido para
efectos de la consulta, ante la constitucionalidad de la materia que la
contiene.
No obstante, en este
caso, y siempre atendiendo al principio de que se debe favorecer en este tipo
de consultas y de valoraciones que hace la Suprema Corte, a que la consulta se
realice considerando que es una forma, un derecho reconocido por la
Constitución de participación ciudadana, aun en eso, y con base en esa premisa,
de cualquier manera, en este caso, la valoración pausada de estos supuestos de
exclusión, para mí, especialmente el relativo a los ingresos y gastos del
Estado contradice tal conclusión para desprender que la materia sobre la que se
imprime la consulta no posee esa viabilidad.
En este sentido, debo
destacar que considero que para estos casos, la interpretación que emprenda la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, alrededor de las referidas hipótesis
debe ser estricta, de modo que, en todo momento —como decía— se favorezca la
eficacia de la consulta y no una automática imposibilidad.
Sin embargo, en el
caso, aun bajo ese análisis estricto de los temas que pueden ser objeto de la
consulta, me parece que la materia que presenta, es decir, la vinculada con la
integración del salario mínimo sí tiene una incidencia natural y directa en el
ingreso y gasto del Estado, conforme a la realidad legislativa que nos rige
hasta el momento, desde luego, de la que no puede separarse y que, por tanto,
el constituir una temática excluida por el texto constitucional resulta
inadmisible para efecto de la consulta, y es que el salario mínimo en mayor o
menor medida se desdobla en multiplicidad de dimensiones, pero que, a fin de
cuentas, trascienden directa o indirectamente al marco de los ingresos y gastos
del Estado, dentro del sistema económico, por ejemplo, como parámetro mínimo de
retribución para servidores, como unidad para el otorgamiento de pensiones y
prestaciones para el pago de cuotas, para el pago de multas y, por ejemplo, en
materia de ingresos fiscales, que eso, desde luego, es una cuestión de ingresos
del Estado; le pondría como ejemplo además de los artículos 27, 28, 74 y otros,
específicamente el artículo 93 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta, en donde
el salario mínimo es el parámetro obligado para la determinación de cuáles son
los ingresos que no pagarán impuestos; y, ahí, en todas sus veintinueve
fracciones, la Ley del Impuesto Sobre la Renta, señala el referente inevitable
del salario mínimo en montos diversos.
En todo caso, considero
que mi perspectiva, en este caso, no guarda correspondencia para todo lo que
tenga que ver con los salarios mínimos, pero debo ser tajante en la
consideración de que la interpretación de lo que puede o no formar parte de las
consultas, en contraste con los parámetros temáticos que se prevén, debe
realizarse de manera particular, sin poder hacer declaraciones generales al
respecto.
En consecuencia, en
esta parte, considero que el tema que se pretende está vedado por la
disposición constitucional en que se funda la consulta popular, que es el
artículo 35 constitucional; y, por lo tanto, no estaré de acuerdo con la
procedencia; sin embargo, y adelantándome ante la posibilidad para tratar de no
volver a intervenir, sobre la posibilidad de que se considerara por la mayoría,
que sí es constitucional este tema, yo de cualquier manera no comparto tampoco
la cuestión de la pregunta, ni la original ni la modificada.
La pregunta original
porque considero que, inclusive, se puede considerar que sí tiene un juicio de
valor y una orientación directa hacia el consultado que impide una respuesta
eficaz.
Los juicios de valor u
orientación que para este caso expulsa la norma constitucional, se refieren a
la construcción de argumentos que reducen el entendimiento de una cuestión para
anticipar una respuesta general en función de los valores operantes en un
contexto y tiempo concreto.
Así, cuando el texto de
la pregunta interroga al receptor para que manifieste si está de acuerdo en que
en la Ley Federal del Trabajo se establezca un nuevo salario mínimo que cubra
todas las necesidades de una familia para garantizar al menos la línea de
bienestar, lo que anticipa es, desde luego, una respuesta general afirmativa,
tomando en cuenta que las condiciones de precariedad que existen en la mayoría
de la población mexicana, evidentemente pugnarían por una mejora en la
integración de su salario, cualquier persona así lo pensaría sin más reflexión.
Casi lo mismo podría decirse en el extremo tendencioso que prohíbe la ley,
porque del modo anotado, pareciera que la pregunta induce a una respuesta
preconcebida.
Tampoco convengo en los
términos de la pregunta modificada, en principio, porque cuestionaría, de cualquier
manera, la posibilidad de hacerse la modificación de una pregunta, que si bien
está en la ley, de cualquier manera no me parece tan clara en el texto
constitucional y, por otro lado, porque la modificación de la pregunta
alteraría el propósito o intención inicial de quienes firmaron de la cantidad
de firmas que se recabaron para generar la consulta, respecto de un texto
específico de una pregunta que ahora se estaría modificando, y que pareciera
contrariar, o al menos, no coincidir con la pregunta que sirvió de base para la
anuencia de las personas que formularon la solicitud de consulta.
Por otro lado, tampoco
considero que se modifique la pregunta como se está proponiendo, porque de
cualquier manera, sí podría pensarse que se modifican los alcances; la pregunta
original se refiere a la Ley Federal del Trabajo; la pregunta como está
modificada es más abierta y más genérica, y podría pensarse, inclusive, que la
intención pudiera llegar, o la consecuencia pudiera llegar hasta una reforma a
la Constitución, que no me pronuncio si es posible o no, pero que sí, de alguna
manera, no coincide con la intención original de los firmantes de la solicitud.
De cualquier manera,
señor Ministro Presidente, señoras Ministras y Ministros, no coincido con la
propuesta, y considero que es inconstitucional, y no debe aprobarse esta
consulta. Gracias, señor Ministro Presidente.
SEÑOR MINISTRO
PRESIDENTE: A usted, señor Ministro
Aguilar Morales. Señor
Ministro Franco González Salas.
SEÑOR
MINISTRO FRANCO GONZÁLEZ SALAS: Gracias, señor
Ministro Presidente. Voy a tratar de ser lo más breve posible. Yo vengo de
acuerdo con el proyecto, por supuesto tengo algunas diferencias.
Estoy de acuerdo con
muchas de las consideraciones que se han vertido, inclusive, por algunos de
ustedes que han votado en contra; algunas de las consideraciones del Ministro
Gutiérrez Ortiz Mena, inclusive, entiendo que podrían servir hasta para
reforzar el proyecto; igual que ha habido alguna otra por parte de ustedes en
sus intervenciones.
Simplemente quiero
precisar algunos puntos de los que me separo específicamente, y simplemente los
enuncio.
Como algunos de ustedes
lo han señalado, creo que cuando hablamos del sistema financiero como lo
menciona el proyecto, es el sistema de finanzas, no puede entenderse de otra
manera, y creo que restringirlo, como lo hace el proyecto, es llevarlo a un
punto absolutamente válido desde una óptica estrictamente de carácter fiscal,
pero creo que tendría otras implicaciones; consecuentemente, me separaría en
este punto.
También me separo del
razonamiento que se hace para definir aquello que no es un juicio de valor y
que considera que esto no es posible hacerlo; creo que sí es, y que en las
preguntas sí puede haber juicios de valor evidentemente que no valdrían
constitucionalmente.
Yo tuve una duda muy
fuerte en cuanto al tema que varios de las señoras y señores Ministros –perdón,
porque la Ministra Luna Ramos no ha intervenido– respecto a si el que se
pretenda involucrar al CONEVAL en la determinación de la Comisión de Salarios
Mínimos, puede resultar una injerencia indebida; dejo aparte lo de los
ingresos, no lo voy a tocar, creo que es un tema diferente, aquí estamos
hablando de salarios mínimos como concepto, es un concepto general que afecta a
todos los trabajadores, a muchos más millones de trabajadores que no están
dentro del régimen del Apartado B, y que en el Apartado B lo único que se hace
es una referencia como un mínimo al salario mínimo, por eso no me voy a referir
a ese tema, pero, 43 eventualmente, dependiente de cómo quede la votación,
formulare un voto en que haría consideraciones.
Aquí, lo que quiero
señalar, y por qué me convencí de que era válido, y esto lo vinculo con la
pregunta, porque sí considero que este Pleno tiene facultades para reformular
la pregunta, en tanto, obviamente, no cambie la sustancia, la esencia del
planteamiento de la materia de la consulta.
Me convencí de que es
perfectamente válido esto, por lo siguiente: en primer lugar, en nada cambia la
obligación que tiene la Comisión Nacional de Salarios Mínimos; en realidad
hablar de jefe de familia, como lo hace la Constitución en el artículo 123, a
las necesidades de una familia, es una cuestión mínima que no tiene ningún
problema, estamos hablando de lo mismo. Y el artículo 123, como aquí se ha
dicho, establece claramente cuál debe ser el salario mínimo, no dice que debe
ser otro, es el que establece, para estos efectos dice: “Los salarios mínimos
generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de
un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a
la educación obligatoria de los hijos”. Éste es el concepto de salario mínimo
constitucional; a nadie escapa que evidentemente esto está vinculado con la
condición económica del país, y para eso se establece un órgano que tiene como
competencia fijar los salarios mínimos que se entrega tripartitamente, como
aquí se ha dicho, y que tiene que ser el que defina cuál es el salario mínimo.
Sin embargo, desde que
se creó la Comisión, y desde que yo recuerdo en alguna reforma a la ley del 31
y, por supuesto, está en la ley del 70, si ustedes ven cómo está definido el
procedimiento para fijarlos, en el artículo 562 dice: “Para cumplir las
atribuciones a que se refiere la fracción III del artículo anterior, la
Dirección Técnica deberá:” La Dirección Técnica es el órgano fundamental de la
Comisión para proporcionar todos los elementos para que la comisión fije los
salarios mínimos. La fracción I dice: “Practicar las investigaciones y realizar
los estudios necesarios y apropiados para que el consejo de representantes
pueda determinar, por lo menos”. Y como obligación de esta dirección técnica,
en la fracción III se establece: “Solicitar toda clase de informes y estudios
de las instituciones oficiales, federales y estatales y de las particulares”, es
decir, es una obligación hacerlo hasta ahora.
Ahora bien, el CONEVAL,
—y esto es algo para mí fundamental, que fue lo que me inclinó a pensar que es
correcto— es otro órgano constitucional, está previsto en el artículo 26, en su
Apartado C, de muy reciente creación, en donde dice: “C. El Estado contará con
un Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, que será
un órgano autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio propios, a cargo de
la medición de la pobreza y de la evaluación de los programas, objetivos, metas
y acciones de la política de desarrollo social”. Éste es un concepto muy
amplio, pero, por supuesto, dentro del objeto de este órgano constitucional
está precisamente eso; consecuentemente, no veo que riña, eventualmente que a
la luz de una consulta que tiene por objeto señalar que si se puede tomar como
referente un índice de un órgano constitucional que se encarga de medir esto,
pueda ser una base o una consideración importante para el otro órgano
constitucional que fija los salarios mínimos; en nada riñe.
Yo tenía, —y lo voy a
dejar, porque ofrecí que sería breve, y lo voy a ser— alguna consideración en
relación a la pregunta precisamente para tratar de considerar esto, cumpliendo
con el objeto de la consulta que se planteó.
Por todas estas
razones, insisto, las demás diferencias que tengo con el proyecto, no afectan
en lo más mínimo su sentido, votaré a favor del mismo y, en su caso, me
pronunciaré en un voto sobre todas estas consideraciones que, eventualmente, o
son de diferencias con el proyecto en algunos aspectos, o son de reforzamiento.
Gracias.
SEÑOR MINISTRO
PRESIDENTE: A usted, señor Ministro Franco González Salas. Señora Ministra
Margarita Luna Ramos.
SEÑORA
MINISTRA LUNA RAMOS: Muchas gracias, señor Presidente.
Señora Ministra, señores Ministros, quiero expresar mi manera de pensar,
respecto de esta consulta.
En primer lugar, la
pregunta original –perdónenme que la vuelva a leer, sé que la han leído varios
de los compañeros, pero es indispensable para la argumentación que traigo–
dice: “¿Se está de acuerdo en que la Ley Federal del Trabajo establezca que la
Comisión Nacional de Salarios Mínimos fijé un nuevo salario mínimo que cubra
todas las necesidades de una familia para garantizar al menos la línea de
bienestar, determinada por CONEVAL?”.
Aquí yo encuentro un
primer problema que, de alguna manera, coincide con lo expresado ya, por
algunos de los señores Ministros.
En esta primera parte,
sí considero que hay un cambio fundamental de lo establecido por el artículo
123 constitucional; en el artículo 123, como ya se ha mencionado, se establece
la posibilidad de determinar un salario mínimo, tanto profesional, como general
para los trabajadores, y los primeros se rigen por áreas geográficas que
determinen, y los segundos se aplican según las determinadas ramas de la
actividad económica.
Ahora, los salarios
mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades
normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y para
proveer a la educación obligatoria de los hijos; los salarios mínimos
profesionales se fijarán considerando además las condiciones de las distintas
actividades económicas.
Y luego, nos dice el
párrafo tercero: “Los salarios mínimos se fijarán por una comisión nacional
integrada por representantes de los trabajadores, de los patrones y del
gobierno, la que podrá auxiliarse de las comisiones especiales de carácter
consultivo que considere indispensables para el mejor desempeño de sus
funciones.” Sí la idea fundamental fuera que CONEVAL operaría como una comisión
a las que se refiere esta comisión consultiva, a que se refiere esta última
parte de la fracción VI del artículo 123, quizá yo no vería un problema de
constitucionalidad serio, porque, de alguna manera, está estableciendo la
posibilidad de que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos pueda tener otros
referentes de carácter consultivo; pero en la pregunta no se le da precisamente
esa acepción, si no que se dice que debe de fijar el salario mínimo que cubra
todas las necesidades de una familia para garantizar al menos la línea de
bienestar determinada por CONEVAL; entonces, ya no se le da la acepción que, de
alguna manera, podría establecerse en este último párrafo de la fracción VI del
artículo 123. Si se le diera el aspecto de comisión consultiva, quizá no sería
contrario prácticamente al texto constitucional, pero cuando se está
determinando que cuando menos tiene que ser eso, se está especificando que hay
que ir necesariamente a lo establecido por los parámetros establecidos por
CONEVAL.
Entonces, por estas
razones, me parece que sí hay una contradicción con lo establecido por el
artículo 123, porque aun cuando se esté determinando que lo establezca la
Comisión Nacional de Salarios Mínimos, lo cierto es que se está sustituyendo
prácticamente el segundo párrafo del artículo 123, por las razones que nos da
el CONEVAL y los parámetros establecidos para su determinación.
No voy a entrar en
detalle, el señor Ministro Arturo Zaldívar, de alguna manera, hizo referencia a
ellos de manera más específica; entonces, simple y sencillamente marco que aquí
existe una diferencia con lo establecido por el propio artículo 123
constitucional y, en mi opinión, yo creo que la consulta, no puede, en un
momento dado, establecer situaciones o parámetros que, de alguna manera,
contradigan lo ya establecido por la Constitución, porque esto implica, de
alguna forma, la posibilidad de reformar la propia Constitución, a través de
una consulta popular y, en mi opinión, esto no sería válido, porque el artículo
135 de la Constitución no fue reformado en este sentido para establecer como
posibilidad de reforma constitucional, la consulta formulada a través del
artículo 35, fracción VIII; entonces, por estas razones, me parece que el
artículo 135 sigue siendo muy claro, sigue estableciendo que las únicas formas
para reformar la Constitución son a través del Constituyente Permanente, que es
el Congreso de la Unión en el que se determina esta posibilidad de reforma a
través del voto de las dos terceras partes, que será además establecido con la
mayoría de los Congresos locales de los Estados.
No me amplío más, en
todo caso sería motivo, a lo mejor, de un voto concurrente o particular, en su
caso, si es que fuera necesario ampliarme sobre cuáles son las facultades, las
atribuciones, y cómo entiendo al Poder Constituyente Permanente.
Ésa es una primera
razón por la que considero que la pregunta original podría no ser acorde con la
Constitución, pero el proyecto nos está proponiendo además la posibilidad de
modificar esta pregunta, y nos dice en la modificación: ¿Estás de acuerdo en
que se fije un nuevo salario mínimo que resulte suficiente para que una familia
adquiera los bienes y servicios requeridos para cubrir sus necesidades
alimentarias y no alimentarias? Por principio, no se ha discutido en este
Pleno, pero la primera situación convendría determinar: ¿Es factible que la
Suprema Corte de Justicia de la Nación haga una modificación a este tipo de
preguntas en consultas populares? Quizá la respuesta muy simple, podría
decirse: en cierta forma sí, porque el artículo 26, en su fracción II, inciso
b), de la propia Ley Federal
de Consultas Populares
establece la posibilidad de modificación; sobre esa base se diría: “La propia
ley lo está estableciendo”. Sin embargo, creo que tendríamos que analizar
realmente si este artículo va de acuerdo con lo que se determina para efectos
del objeto de la propia consulta y de la determinación de la materia misma de
la consulta, porque en esta modificación podríamos nosotros llegar a variar el
objeto y la materia de la misma consulta y cuando creo que no es la Suprema
Corte de Justicia de la Nación el órgano legitimado para formular este tipo de
consultas.
Por esa razón, en lo
particular, me parece que no deberíamos modificar la pregunta original, pero
aun en el caso de tenerla por modificada, aquí encuentro el otro problema al
que ya se han referido algunos de los señores Ministros que me han precedido en
el uso de la palabra, y esto es en relación con que el salario mínimo; si
tomamos en consideración a éste como la pregunta de: ¿qué es suficiente para
que una familia adquiera los bienes y servicios? Es una pregunta muy plausible,
por supuesto, que todo el mundo estaría en la tesitura de que es lo deseable;
lo que todo el mundo quisiera es que un salario mínimo satisfaga todas estas
necesidades, no creo que hubiera alguien que contestara negativamente a este
tipo de preguntas, pero aquí viene una parte muy importante a la que ya se han
referido la señora Ministra y alguno de los señores Ministros que me
precedieron en el uso de la palabra.
La otra parte
importante es: no estamos viendo la pregunta de manera aislada para determinar
si esto cumple o no con otro, dijimos –y se ha dicho por otros de los señores
Ministros– que el salario mínimo se encuentra indexado realmente a muchos
conceptos dentro de nuestra propia Constitución, y en innumerables leyes
secundarias, y que redundan en situaciones específicas, no solamente en
cuestiones relacionadas con el alza del salario mínimo de los trabajadores.
Si nosotros pensamos
que en el propio artículo 35, fracción VIII, hay una restricción en el sentido
de que la materia de la consulta no puede estar relacionada con el gasto que
realiza el Estado, nada más vayamos al artículo 123, en el Apartado B, en la
parte correspondiente donde se establecen los salarios mínimos de los
trabajadores en materia burocrática, y ahí estaríamos determinando, en primer
lugar, una materia de gasto directo del Estado, porque quien cubre estos
salarios justamente es el Estado.
Y, por otro lado, nada
más como muestra, podría decirles, estamos en el artículo 41 de la
Constitución, donde tendríamos la posibilidad de determinar que esto repercute
de manera específica en el subsidio que se les otorga a los partidos políticos.
Nos dice este artículo
41: “El financiamiento público para el sostenimiento de sus actividades
ordinarias permanentes se fijará anualmente, multiplicando el número total de
ciudadanos inscritos en el padrón electoral por el sesenta y cinco por ciento
del salario mínimo diario vigente para el Distrito Federal.”
Entonces, aquí tenemos
otra erogación directa del Estado para efectos de subsidio de los partidos
políticos, y podríamos tener así, muchísimos otros artículos, donde diría que
el salario mínimo incide de manera directa en el gasto que realiza el Estado, y
de manera, a lo mejor un poco más indirecta, únicamente como referente, está lo
relacionado con todas aquellas cuestiones relativas a las multas, a los
aprovechamientos, a los que ya el señor Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena
hizo relación tomando en consideración que es ésta la base o el parámetro para
poder determinar estas situaciones.
Entonces, de alguna
manera, la segunda pregunta formulada, está perfectamente relacionada, en mi
opinión, con lo que incide en el gasto del Estado y por esta razón incurre en
una de las prohibiciones que se establecen de manera constitucional, por el
artículo 35 de la Constitución.
Sobre estas bases,
señor Presidente, señora y señores Ministros yo me manifiesto, muy
respetuosamente, en contra de la propuesta del proyecto que se ha puesto a
nuestra consideración. Gracias, señor Ministro Presidente.
SEÑOR
MINISTRO PRESIDENTE: A usted, señora Ministra Luna. Bien, voy
a dar mi punto de vista para concluir esta primera ronda, por si hubiera alguna
segunda o tercera. También pretenderé ser breve.
Creo que se ha
significado por alguno de los compañeros, todos estamos conscientes de ello,
que estamos enfrentando uno de los temas novedosos de nuestro reformado Texto
Constitucional.
En los últimos años,
hemos estado transitando, como Tribunal Constitucional, precisamente en el
trabajo cotidiano, decantando los criterios que hagan factible la puesta en
marcha de las nuevas figuras, y ésta es una de ellas, que está conociendo este
Alto Tribunal, esta Suprema Corte de Justicia, en la etapa que le corresponde,
en este proceso de consulta popular, diseñado por la Constitución en el
artículo 35 correspondiente y en la nueva ley federal que la desarrolla.
Esto ha sido importante
hacerlo, ahora, a partir de un primer proyecto, que si bien ha sido analizado
como unidad, ha dado la oportunidad para ir decantando los requisitos
constitucionales y legales por cada una de las señoras y de los señores
Ministros; hemos estado analizando, en principio, la fijación de la materia de
la consulta, la constitucionalidad de la materia de la consulta, la
trascendencia nacional que también es una exigencia para efecto de su
procedencia.
Cierto, decía el Ministro
Pardo Rebolledo, no tiene una apartado específico el proyecto, más sí tiene un
texto y así lo refirió el Ministro ponente en su desarrollo, que yo siento que
esto se subsanaría nada más simplemente con hacer un apartado, en este texto,
en tanto que el desarrollo está ahí referido en la justificación, precisamente
de la amplitud geográfico-política, en el contenido de trascendencia nacional,
que encuentra aplicación en el tema de salario mínimo. Vamos, en ese desarrollo
que está ínsito en la propuesta de este proyecto.
Después de la
trascendencia se ha transitado en la revisión de la pregunta, ¿existe
correspondencia entre la pregunta y la materia determinada? Habré de decir,
para seguir con este desarrollo, que sí comparto la propuesta del proyecto y
estaré como todos, y cómo hemos estado todos, compartiendo apartados y
pronunciamientos del proyecto, en tanto que, precisamente del diseño que tiene
para su construcción y análisis, precisamente en esta etapa que nos
corresponde, nos lleva a estar en coincidencias y deferencias, algunas que sí
son irreconciliables, definitivamente para efectos de procedencia, para que
siga transitando la consulta, otras, ya en el diseño del análisis de la
pregunta, en lo particular, la construcción gramatical, otro, en el tema de las
prohibiciones, para unos sí, para otros no, en esta construcción a partir de
esta propuesta ─insisto─ integral que se hace en el proyecto.
En lo particular,
también comparto la gran mayoría de la propuesta del proyecto. Sí me separo,
también tengo diferencias en los conceptos o en algunas propuestas que se hacen;
en el sentido de cómo va la votación, habré de dejarlos en algún voto,
pareciera que también habremos de dejarlo en algún voto, pero creo que es
importante, inclusive, esta construcción de anuncio de votos, todo irá abonando
precisamente a la construcción, desde el punto de vista constitucional que nos
atañe, de la consulta popular, un mecanismo de la democracia, que ahí está en
la Constitución, que hay que darle sentido, hay que darle camino para que
transiten las reformas constitucionales, y eso nos toca a nosotros, decir por
dónde sí, por dónde no, a partir de los textos constitucionales, la revisión de
los textos legales, que es lo que ahora nos está ocupando.
En este tema, se ha
manifestado, en principio, esa situación que pudiera presentarse, en lo
particular, a mí me ha pasado, que en una primera lectura, pensar en el tema de
ingresos y gastos del Estado, pero advirtiéndolo, analizándolo en una
perspectiva de derechos, deja de lado el ingreso y el gasto.
Se entra a una
perspectiva de derechos, y nos encontramos que tiene una caracterización no
solamente en la doctrina, sino también en los instrumentos internacionales, el
salario; el salario tiene una caracterización, el mínimo vital como parte
integrante del salario, tiene una caracterización protectora de derechos
humanos, el derecho al trabajo, el derecho al salario están inmersos ahí, y
desde la perspectiva de algunos, no de todos, se deja de lado esta situación de
ingreso–gasto, para privilegiar precisamente una concepción desde una
perspectiva de derechos; en tanto que, también desde esa perspectiva están en
juego dos derechos fundamentales: el derecho a participar o convocar una
consulta popular en un juego democrático y el derecho humano fundamental de
toda la ciudadanía, en lo individual, de votar esa consulta popular; o sea, se
están congeniando y están presentes dos derechos fundamentales en torno a una
consulta popular, y en el tema concreto, el derecho humano, a un salario mínimo
digno, que con eso, para algunos es suficiente que transite en una situación de
esta naturaleza.
***
¿Dónde me separo del
proyecto? En la configuración de la pregunta. Participo, desde luego, que es
constitucional, pero desde mi punto de vista, creo que sí hay elementos para
––si se vale decir–– respetar la forma en que está estructura y que así se
analice, con sus virtudes y sus defectos, porque es difícil, y aquí tomo del
Ministro Luis María Aguilar Morales, una expresión que dijo: “Se estaría
revisando la voluntad de aquellos que firmaron que sí se llevara a cabo una
consulta en relación con esa pregunta en particular”.
Es una situación a
considerar, a lo mejor sí es cierto; a lo mejor no es cierto; a lo mejor otras
salidas para determinar esta situación, no es ése el aspecto, sino la
construcción, entonces, me lleva a acotarla. ¿Es revisable?, sí es revisable,
pero de manera extraordinaria; de una manera extraordinaria, no siempre, tiene
que ser acotada definitivamente esta interpretación, desde mi punto de vista,
pero ése es el trabajo que venimos haciendo; ése es el trabajo en cual estamos
transitando ahora, y aquí, por el momento, me pronuncio en este sentido, de
estar de acuerdo con esas particularidades o diferencias, con la propuesta del
proyecto.
Señor Ministro ponente
Cossío Díaz, tiene usted la palabra.
SEÑOR
MINISTRO COSSÍO DÍAZ: Gracias, señor Ministro Presidente. En
cuanto a los aspectos formales, quisiera hacer algunos comentarios.
Lo primero, decía
alguno de los señores Ministros ––no voy a personalizar los argumentos, para
abreviarlos–– que está, el proyecto, determinado por razón de la firma del
entonces Presidente del Partido Acción Nacional, y esto es así, porque lo que
estamos revisando es la pregunta. Creo que la parte de la consulta viene
después que nosotros hayamos calificado la consulta, así es también como fue
turnado el expediente y las notas por parte de la Cámara de Diputados, pero si
éste fuera el caso, yo no tendría ningún inconveniente en hacer esta
adecuación.
Desde luego, sé que
estoy en una votación de seis, cuatro, y que es minoritario, pero quiero tener
la gentileza con usted, de decir que sí estaría dispuesto a conceder. Me que
clarísima la situación.
En segundo lugar, el
tema de la trascendencia, lo decía muy bien alguno otro de los señores
Ministros, ya fue considerado por mí, en la presentación de la nota. No tendría
ningún inconveniente en explicitarlo, inclusive, construir un párrafo
secuencialmente para estos efectos.
En tercer lugar, yo
creo que distinguía, o si no, lo haría, que no nos corresponde como Suprema
Corte, consultar las condiciones particulares de los efectos que se pueden
producir, no en términos normativos, que sí están bien aclarados en el
proyecto, sino en términos sociales, políticos o económicos.
Se ha comentado en los
medios de comunicación por algunas personas que hay una posición muy dividida y
hay afortunadamente un debate importante en el país sobre este tema, que tener
un salario mínimo puede resultar o no inflacionario; no tomo, desde luego,
posición, no estoy en aptitud de hacerlo, pero el que pudiera tener esa
condición o no inflacionaria, creo que no es un tema que le corresponde a la
Suprema Corte.
Pienso que a la Suprema
Corte le corresponde analizar la constitucionalidad y determinar que sea una
ciudadanía que es informada y que está en el proceso de informarse dentro de
los procesos electorales del año que entra, si esto es lo que quiere o no
quiere. A lo que me refería es simplemente a que no nos corresponden esos
efectos jurídicos vinculantes, en caso de obtenerse una votación de más del
40%.
Y, en último lugar, el
tema de la pregunta, me parece que lo que esta Suprema Corte tiene que hacer es
encontrar cómo sí se desarrollan los mecanismos de democracia semidirecta, que
no directa, porque me parece que éste es el ejercicio de un derecho político, y
un derecho político con rango y características de derecho humano. Ya no
estamos en los tiempos de don Ignacio Luis Vallarta, donde no se consideraban
éstos como derechos humanos, sobre todo sabemos que éstos tienen la connotación
clara de derechos humanos.
Consecuentemente, me
parece que debemos encontrar el cómo sí, y es por esto que se reformuló la
pregunta. Si el proyecto hubiera tenido alguna viabilidad de pasar, yo no
hubiera tenido inconveniente, si eso fuera lo que la mayoría hubiera determinado,
en quedarme con la respuesta originaria, simple y sencillamente estaba tratando
de generar, como pasa con todas las preguntas que se hacen de referéndum y
consulta en otras naciones, lo más simplificada posible, para efectos de
generar esta cuestión.
Y, adicionalmente algo
en lo que se decía que no se coincidía con el proyecto es en si había juicio de
valor o no. Creo que aquí, salvo que se estuviera haciendo una pregunta o que
se estuviera pidiéndole a la población que se pronunciara por un juicio apolítico,
no encuentro cómo no va a tener un sentido, porque aquí todos los juicios van a
ser históricos; desde luego que hay una consideración de valor, salvo que,
insisto, se hiciera una pregunta de esa simpleza, lo cual verdaderamente sería
notable hacer una pregunta democrática en carácter absolutamente apolítico,
pues no encuentro qué otra cosa puedan decir.
Lo que se está tratando
de salvar es una diferencia entre valor e ideología para efectos, insisto, de
no generar un estándar tan alto, que nosotros desnaturalicemos al extremo de
que prohibamos prácticamente cualquier condición de pregunta; toda pregunta
lleva un juicio de valor. Si le preguntan a alguien si quiere que suban sus
ingresos, evidentemente tiene un juicio de valor. Lo que se está tratando de
salvar es la condición ideológica, la pregunta, pero insisto, creo que éste es
un problema distinto.
¿Por qué
–independientemente de los comentarios que agradezco y han sido todos muy
gentiles– no voy a modificar el proyecto, salvo en estas partes en que no
tendría inconveniente hacerlo? Porque creo que la visión que tengo de este
proceso, es una visión, insisto, que una vez más parte de la condición que
tienen los derechos políticos como expresión de derechos humanos del artículo
31, primer elemento.
Segundo, creo que el
país sufrió por determinación del Constituyente, e insisto, con la ley aprobada
en febrero de este año, por esta misma Legislatura, que no vivimos más en una
democracia representativa, vivimos en una democracia representativa con un alto
componente, al menos éste, de democracia semidirecta. No son los órganos
representativos, cualquiera que éstos sean, del orden jurídico que éstos sean,
los que están en aptitud de tomar la totalidad de las decisiones políticas de
este país, que desde luego se van a convertir en decisiones jurídicas, eso es
evidente.
Creo que el sistema
mexicano, introdujo, por determinación del Constituyente y bajo la legislación
aprobada, una condición muy importante de democracia semidirecta, para que
ciertos temas salgan, se consulten con la ciudadanía, y la ciudadanía determine
si sí, o si no. Dicho de otra manera, no hay una condición, lo digo con el
mayor respeto y simplemente es descriptiva, monopólica para los órganos de
representación popular del país en cuanto se abre la vía.
Ahora bien, si esta vía
está abierta, y está determinada como derecho político, creo que aquí el
elemento central es encontrar las condiciones de esto, como valoración o como
posibilitación de ejercicio del artículo 135 y el derecho a participar en la
consulta.
Me han hecho dos
comentarios centrales sobre la inconstitucionalidad, los voy a referir muy
rápidamente a ambos. El primero es que estamos ante una condición de ingresos.
Yo decía en mi presentación, y después lo retomaron algunos de los señores
Ministros con mucha claridad y seriedad, que ni el Constituyente ni el
legislador dijo que eran ingresos y que eran ingresos para efectos de una
restricción de la consulta, y eso es verdad, esto no creo que tenga ninguna
discusión en ningún sentido; si leemos las veintiún iniciativas, si leemos los
dictámenes, si leemos toda la documentación que se produjo dentro de las
Cámaras, evidentemente en esta materia, uno no puede tener una condición
concluida.
Lo que me parece es que
si nosotros determinamos, y esto lo vamos a ver seguramente en los siguientes
asuntos, que cualquier cosa que le repercuta al Estado como un gasto o como un
ingreso, es una prohibición para efecto de llevar a cabo las consultas, me
parece que vamos a acabar cerrando toda posibilidad de consulta, porque hoy en
día dada la magnitud del Estado y las funciones que cualquier Estado nacional
cumple, me parece que tiene unas enormes maneras de relacionarse con las
distintas personas.
Decía alguno de los
señores Ministros, que no sólo hay derechos, también hay impuestos, hay
productos, hay aprovechamientos, por estas vías fiscales, o por otras vías,
inclusive comercial, la forma en que el Estado ve afectada su condición de
ingresos o egresos me parece que es amplísima, y esto, insisto, prácticamente
cualquier actividad va a tener una repercusión en esos ámbitos.
Lo que me parece que
esta expresión, y es verdad que no está en la Constitución, no está tampoco en
los procesos, se tiene que analizar de la manera más amplia posible precisamente
para favorecer, facilitar, permitir el ejercicio de este derecho político.
Entiendo qué es un
ingreso. Un ingreso es aquello que sólo tenga una repercusión directa en este
sentido; creo que lo que está prohibido es que se nos pregunte en consulta
popular si estamos dispuestos a derogar el impuesto sobre la renta, o si nos
parecería muy bien que la tasa del valor agregado fuera del 4% y no del 15%,
etcétera, ésas, me parece que son las condiciones directas, o que si se nos
preguntara que si estaríamos dispuestos a otorgar subsidios generalizados a
determinado tipo de actividades en menoscabo de otras; ahí es donde sí
entendería si ésta es la condición, desde mi punto de vista, respeto como no
podría ser de otra forma la posición de cada uno de ustedes, pero más allá de
esto, no encuentro que pueda ser esto, porque insisto, la condición central del
Estado Mexicano y cualquier otro Estado –estamos hablando del nuestro– hoy en
día en el funcionamiento, prácticamente nos llevaría que por la vía de ingresos
distorsionáramos cualquier posibilidad de la consulta.
En segundo lugar,
también me parece muy importante lo que se ha dicho en cuanto a la condición de
la Comisión Nacional de Salarios Mínimos. Lo decía muy bien uno de los señores
Ministros, está a favor del proyecto, y entonces sí lo voy a citar
expresamente, que es el señor Ministro Franco, en cuanto a la decisión de la
determinación de CONEVAL; es verdad que está la Comisión Nacional de Salarios
Mínimos, pero también es verdad que está el CONEVAL, y es un modelo que se
tiene que articular: uno mide pobreza, uno mide niveles de subdesarrollo en el
país, y el otro fija un salario; me parece que lo que precisamente se trataba
de hacer con la pregunta es cohonestar estos dos 60 elementos para ver la
condición. Ver a la Comisión ampliada o no, me parece que es ésta la situación.
Sobre el tema de
derechos humanos, que también varios han insistido, y me parecieron muy
plausibles sus argumentos, quisiera expresar lo siguiente: el concepto de
salario mínimo del 123 tiene ciertos elementos específicos, el mínimo debe ser
suficiente para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el
orden material, social y cultural, y para proveer la educación obligatoria de
los hijos, como ya se dijo.
Considero el que un
órgano autónomo establecido en la misma Constitución está encargado de la
medición de la pobreza –el CONEVAL– y que esta medición se utilice como
parámetro para la fijación de un nuevo salario mínimo, de ninguna manera puede
gravar el contenido del derecho humano social establecido en el 123.
En primer término, la
cuestión de si el derecho del artículo 123 es de la familia, la línea de
bienestar es individual, no obsta, me parece para que la definición de
lineamiento que identifica segmento de población que no alcanza sus necesidades
alimentarias, no pueda servir como base para la fijación del derecho, si hay
que hacer una suma, esto no hace inconstitucional el parámetro, en ningún
momento se propone en la consulta que el nuevo salario mínimo deba ser coincidente
con el parámetro.
En segundo lugar, si
este derecho resulta reclamable o no por vía de control de constitucionalidad,
competencia de esta Corte, tampoco es obstáculo para que otro órgano
constitucional que esté encargado de la medición de la pobreza por la misma
Constitución pueda fijar materialmente un parámetro para la fijación de un
salario mínimo con los elementos establecidos en el 123.
Es por ello que
considero que el argumento de menoscabo de un derecho humano pierde de vista
que es la propia Constitución la que fije nivel y función de este órgano, si el
derecho humano social establecido en el 123 puede ser menor a la línea de
bienestar establecida por el órgano constitucional encargado de medir la
pobreza, y si el concepto de necesidad alimentaria y no alimentaria elaborado
por el mismo, se entiende “menoscaba”; los elementos del salario establecido en
el 123, me parece que lo que estamos haciendo es interpretar de manera
segmentada la Constitución, y permitiendo que los mecanismos que la misma
establece se entiendan de manera pulverizada; por estas razones no compartiría
este elemento.
Adicionalmente creo que
estamos perdiendo de vista algo. Se ha hablado de la indemnización de salario
mínimo, me parece esto muy bien, pero el concepto y la función constitucional
del salario mínimo es remunerar a los trabajadores, no estar midiendo cosas que
se hacen en el Estado; si se va a cambiar el concepto, la forma de medición, la
asignación del salario, creo que, por función constitucional, se tendría que
ajustar el resto del sistema, multas, recargos, todo lo que aquí se ha
mencionado con toda razón, pero no al revés, es decir, no se puede hacer este
cambio por esta razón.
Para terminar, creo que
hay una diferencia y me parece que va a ser muy observable en los siguientes
tres asuntos, creo que la consulta, efectivamente, tiene, cuando es del 40%,
una condición vinculante; me parece que la consulta no desplaza de ninguna
manera los procedimientos legislativos de los artículos 71, 72 y 135, ninguna
forma, lo que sucede es que, precisamente, en este ejercicio de democracia
semidirecta, los órganos representativos, sus titulares, se ven en la necesidad
de incluir en sus procedimientos legislativos lo que se haya determinado
ciudadanamente mediante la consulta.
Creo que el horizonte
de diferencia que estamos teniendo, es, y lo digo también con mucho respeto, se
ha implicado poco, pero creo que al menos se ha dicho expresamente, pero poco,
creo que aquí la diferencia es, cuál es la condición de la consulta, es que, la
consulta no puede modificar un estatus quo constitucional, o la consulta tiene
la posibilidad de mover los mecanismos representativos para modificar el
estatus quo constitucional. Yo, en lo personal, creo, que no existe una
limitante para modificar o para que se llegue a modificar la consulta, no como
ejercicio directo de la consulta, sino por determinación de lo que determinó la
ciudadanía en esos porcentajes, a través de sus órganos representativos, no
estamos en una condición de democracia directa en este modelo.
Creo entonces, que la
consulta, lo que eleva es el horizonte utópico, si ustedes quieren decirlo así,
de la totalidad, pero la consulta no se encuentra limitada por el estatus quo
normativo que está; creo que ésta es la condición final; entonces, estaría, o
hubiera estado dispuesto a hacer algunas adiciones, algunos ajustes que me
parecen pertinentes para aclarar ciertas cosas, pero dada la condición de
votación que se puede prever, dejaría el proyecto como está, señor Ministro
Presidente, y simplemente agradecería a todos, los comentarios y las muy
interesantes participaciones que han tenido. Gracias, señor Ministro
Presidente.
SEÑOR MINISTRO
PRESIDENTE: Si hay algún comentario, y si no, lo someteríamos a votación en
función de esta última manifestación que hace el señor Ministro ponente, de
mantener el proyecto en la forma y términos en los que se ha analizado, y
prácticamente esto simplifique la votación a favor o en contra de la propuesta
del proyecto. Señor secretario.
SECRETARIO GENERAL DE
ACUERDOS: Sí, señor Ministro Presidente.
SEÑOR MINISTRO
GUTIÉRREZ ORTIZ MENA: En contra.
SEÑOR MINISTRO COSSÍO
DÍAZ: Con el proyecto.
SEÑORA MINISTRA LUNA
RAMOS: En contra.
SEÑOR MINISTRO FRANCO
GONZÁLEZ SALAS: Con el proyecto, con las reservas que señalé.
SEÑOR MINISTRO ZALDÍVAR
LELO DE LARREA: En contra.
SEÑOR MINISTRO PARDO
REBOLLEDO: En contra.
SEÑOR MINISTRO AGUILAR
MORALES: En contra.
SEÑORA MINISTRA SÁNCHEZ
CORDERO: En contra.
SEÑOR MINISTRO PÉREZ
DAYÁN: Con el proyecto, exclusivamente en el aspecto de la materia de la
consulta.
SEÑOR MINISTRO
PRESIDENTE SILVA MEZA: Con el proyecto, salvo en la reconfiguración de la
pregunta.
SECRETARIO GENERAL DE
ACUERDOS: Señor Ministro Presidente, me permito informarle que existe una
mayoría de seis votos en contra de la propuesta del proyecto, y cuatro votos a
favor con algunas salvedades precisadas por los señores Ministros Franco
González Salas, Pérez Dayán y el señor Ministro Presidente Silva Meza.
SEÑOR MINISTRO
PRESIDENTE: ESTO NOS LLEVA A DETERMINAR QUE HAY SUFICIENCIA PARA APROBAR EL
SENTIDO CONTRARIO DE LA PROPUESTA DEL PROYECTO.
Si están de acuerdo las
señoras y los señores Ministros, ahora, estamos en un proceso de revisión
constitucional sui géneris, sujeto a tiempos precisos, días, inclusive,
naturales; esto, de ordinario en un procedimiento que no lo es, este puro y
duro jurisdiccional contencioso, etcétera, podemos tomar esta determinación y
así la propongo, y se lo voy a proponer al señor Ministro ponente, que se haga
cargo del engrose, porque de esa manera evitamos esta situación de tiempos, de
ir a la Secretaría General de Acuerdos en un returno, en un rol, que realmente
los tiempos no nos permiten. Prácticamente ha sido una discusión
constitucional, de temas constitucionales donde queda muy clara la posición de
constitucionalidad y la de inconstitucionalidad, precisamente de este
cuestionamiento que estamos resolviendo, en relación con la materia de una
consulta popular. Señor Ministro Cossío Díaz.
SEÑOR MINISTRO COSSÍO
DÍAZ: Sí, agradeciendo la confianza, señor Ministro Presidente, y entendiendo
también la premura de estos días que están así, con todo gusto hago el engrose,
y trataré de formularlo, desde luego, en el sentido de la mayoría, y por
supuesto les paso el engrose para que ustedes lo revisen; yo dejaría el
proyecto original como voto particular, señor Ministro Presidente. Muchas
gracias.
SEÑOR MINISTRO
PRESIDENTE: De acuerdo. A salvo los derechos de cada señora y señores
Ministros, para que formulen los votos que estimen necesarios.
SEÑORA MINISTRA LUNA
RAMOS: Nada más si se circulara el engrose, señor Ministro Presidente, por
favor.
SEÑOR MINISTRO
PRESIDENTE: Sí, claro. No hice la salvedad en tanto que es de estilo, cuando
hay una situación de esta naturaleza, que queda a la aprobación de la mayoría,
fundamentalmente del engrose.
Voy a levantar la
sesión pública ordinaria del día de hoy; creo que no vale la pena solamente
hacer la presentación, señora Ministra ponente.
SEÑORA MINISTRA SÁNCHEZ
CORDERO: Sí, señor Ministro Presidente.
SEÑOR MINISTRO
PRESIDENTE: Iniciaríamos mañana. Lo que voy a hacer es convocarlos a las diez
treinta de la mañana y retomamos esto, para no perder la continuidad, señora
Ministra, si me lo permite, en la discusión, en el debate de su asunto.
De esta suerte, están
convocados para mañana a las diez treinta horas, en este lugar, para continuar
con la discusión de estos asuntos. Se levanta la sesión (14:10 horas)
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana
Roo, con más de 36 años de trayectoria como reportero, jefe de información,
editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha
fungido como Jefe de Información de dos ex gobernadores y tres presidentes
municipales, y publicado tres libros.
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