En
primera fila
Reto que calló al Senado
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Parecía
que los diputados y senadores del Congreso de la Unión se dividieron el martes la
enorme problemática por la que atraviesa el país durante sus respectivas
sesiones, ya que mientras aquéllos debatían en torno a la desaparición de los
normalistas de Iguala, los últimos lo hacían en torno al cuestionado papel de
la Suprema Corte de Justicia y las consultas ciudadanas.
En
la Cámara de Senadores se discutía un dictamen de la Comisión de Gobernación,
por el que se declaraba la improcedencia de la petición de Consulta Popular
suscrita por senadores del PAN y el PRD sobre la expedición de una Ley Federal
de Remuneraciones de Servidores Públicos, Reglamentaria del artículo 127
Constitucional.
Hijo
del ex gobernador de Chiapas, Eduardo Robledo Rincón, el legislador perredista
Zoé Robledo Aburto, de 34 años de edad, para orgullo nuestro, Premio Nacional
de Periodismo del 2008 en la categoría de Artículo de Fondo/Opinión por una
serie de textos sobre las elecciones presidenciales en Estados Unidos, se
encargó de poner en su lugar a todos sus compañeros.
En
su opinión, el debate tenía que ver con la forma de reconciliar al sistema
democrático con el de libre mercado, ya que se plantea en todo el mundo
occidental el mundo democrático al que aspiramos y ocurre porque cada vez es
más clara la relación entre las afectaciones que tiene la confianza hacia el
sistema democrático y el grave problema de la desigualdad.
La desigualdad económica, decía,
termina generando desigualdad política y de aprobarse el dictamen en esos
términos, se arraigaría una desigualdad política sobre un tema tan importante
como el de salarios.
“La desigualdad económica está asesinando
a la democracia y tendríamos oportunidad de revertirlo desde el Senado.
Desafortunadamente el dictamen de la Comisión de Gobernación viene en otro
sentido”, apuntaba.
Y vaya que esto lo decía cuando que se realizaban
elecciones legislativas en Estados Unidos, y para gobernadores en algunos Estados,
aunque, curiosamente, también había consultas sobre 147 modificaciones legales en
cuatro Estados ¡sobre los salarios mínimos! En Alaska, Arkansas, Nebraska y
Dakota del Sur, donde la gente SI tendrá la oportunidad de votar y expresar su
opinión sobre el tema.
La democracia más cercana a México,
además de modelo más abierto al que se pueda imaginar, sí se atreve a hacerlo,
pero nosotros no, pues desde el Senado se decidió asumir una posición
conservadora de no permitir vencer o, por lo menos, hacerle frente al tema de
la desigualdad desde una posibilidad como la de modificar el salario mínimo.
La izquierda ha hecho planteamientos
con el tema, y seguido el camino trazado en el mundo por economistas como
Thomas Piketty, Paul Krugman y Amartya Sen porque, al final de cuentas, ese
salario sólo se explica a partir de los salarios máximos, a partir de ese 1% que
escucha en las calles que vive totalmente alejado de la realidad y que también
forma parte de ella, obviamente los funcionarios públicos y también los
legisladores.
El tema de los salarios, como mecanismo
eficiente contra la desigualdad no se puede apartar de la agenda, la discusión
no es sólo qué tan remunerativo debe de ser el mínimo, sino también qué tan
altos deben de ser los sueldos máximos, particularmente de quienes ejercen una
responsabilidad pública.
No se puede alentar desde las
instituciones del Estado un esquema de remuneraciones que, nos guste o no -porque
formamos parte de ella-, termina abonando a la desigualdad del país.
Y esto habría que contrastarlo con los
niveles del país en materia de salario mínimo con quienes siempre nos gusta
competir, con la OCDE, donde estamos justamente en último lugar, pero, al mismo
tiempo, en el quinto con el ingreso per cápita más alto.
Brasil, por ejemplo, tiene un PIB per
cápita equivalente a .9% del nuestro, pero un salario mínimo 2.6 veces más
alto, con lo que ponemos en términos más claros por qué es relevante combatir
la desigualdad con hablar de salarios
máximos.
¿Sabe Usted de qué tamaño es el salario
de los senadores? Veámoslo de este modo: Un trabajador de salario mínimo debe laborar
52 días seguidos para ganar lo que ellos,
y de ahí que hablar de salarios máximos tiene que ver con hablar de salarios mínimos y, por lo
tanto, de desigualdad.
Por eso parece ser que lo más relevante
del dictamen era reconocer la demora de cinco años para expedir una Ley Federal
de remuneraciones de los servidores públicos.
Irónicamente, éste era uno de los
argumentos de la Comisión de Gobernación, cuando que ésta demoró casi dos años
en dictaminar la Ley Secundaria sobre la consulta popular que ahora argumentan
e invocan la opinión de la Corte sobre la responsabilidad por omisión de los
legisladores cuando tienen un tema en agenda que no atienden.
Ante el dictamen que discutía el Senado,
pareciera claro que su posición, ingresos, prestaciones y todo lo que recibe les
mantiene en una burbuja que les aleja cada vez más de sus representados, de la
experiencia cotidiana de éstos y que les impide entender los desafíos que
enfrentan los mexicanos de carne y hueso, a los que la economía no sólo los
está dejando atrás, sino en el olvido.
De ahí deriva la trascendencia de un
reto de Robledo Aburto, quien planteó a los senadores un verdadero desafío
social, político y económico que retoma la experiencia norteamericana de “Live
The Wage”, que significa acercarse y atreverse ¡a vivir una semana con el
salario mínimo!, tal y como hicieron en Estados Unidos dos congresistas y el
Gobernador de Ohio.
Así,
el perredista retó a un senador, gobernador, diputado, presidente municipal o
funcionario de cada partido a vivir así: Una semana con el salario mínimo de
471.03 que devenga un obrero durante ese periodo.
Para ese efecto, ofreció ser el primero
en anotarse por parte del PRD y esperaba que alguno de sus compañeros, tan sólo
uno aceptara el reto de vivir, transportarse y alimentarse durante una semana
con ese salario mínimo.
Dijo estar en primera línea y aludió a
todos y cada uno a subir a tribuna y aceptar públicamente el reto porque “quizás
sólo así podremos sentir y pensar como gran parte de los mexicanos y podamos
entonces sí, empezar a tomar decisiones
desde su perspectiva, con empatía, a favor de su interés”, concluyó.
Contra
lo que ocurre generalmente tras intervenir algún senador, nadie le aplaudió, ni
nadie subió a tribuna a responder su reto.
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana
Roo, con más de 36 años de trayectoria como reportero, jefe de información,
editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha
fungido como Jefe de Información de dos ex gobernadores y tres presidentes
municipales, y publicado tres libros.
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