En
primera fila
CNDH, “elefante” blanco
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
A
24 años de su creación y 15 de haber obtenido su autonomía, la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos estrena presidente con un cuestionado Luis
Raúl González Pérez y más preguntas que respuestas en torno a su eficiencia,
eficacia y efectividad.
La
elección-“dedazo” del nuevo titular en el Senado de la República, se dio en el
marco de la tranquila sesión del jueves último, en la que se recibieron 107
votos, de los cuales 97 confirmaron las preferencias por quien fuera fiscal especial
por el homicidio del entonces candidato presidencial del PRI, el sonorense Luis
Donaldo Colosio, y se hizo famoso por su no menos “famosa” teoría del “asesino
solitario”.
Como
decíamos en la columna anterior, uno de los principales beneficiados con esa criticable
tesis fue el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, ya que, al igual que
hoy con el caso de los 43 estudiantes desaparecidos de Iguala, ardía el país en
reclamos, se incendiaba de indignación entre priístas y no priístas. Obviamente,
el crimen también benefició la candidatura a Ernesto Zedillo.
Las
actuales circunstancias obligan a que, a más de 20 años de aquel magnicidio -ocurrió
el 23 de marzo de 1994-, dos nombres que sonaron insistentes en ese entonces vuelvan
al escenario político, precisamente los de González Pérez y de Salinas de
Gortari, éste último ahora cercano asesor sin nombramiento del presidente
Enrique Peña Nieto, lo que también obliga a una “lectura”.
En
pago de “favores”, típicos de nuestro sistema político, Carlos Salinas pudo
haber influido para que González Pérez resultara favorecido como nuevo
ombudsman, pese a ser el más cuestionado de la terna, abogados de la UNAM todos
ellos, aunque los otros dos, Mauricio Farah
Gebara y Sara Irene Herrerías Guerra, únicamente recibieron a dos votos cada
uno. Otros dos sufragios se pronunciaron en contra de la terna y cuatro más
resultaron mulos.
Ahora
bien, creada en 1992, la Comisión, a cargo del saliente presidente Raúl Plascencia
Villanueva, había mostrado evidentes signos de cansancio en los últimos años,
aunque más se ha caracterizado por costosa, a grado tal que en los últimos
cuatro años aumentó su presupuesto en un 55.21%.
Más
aún, tiene un sistema burocrático enorme que, entre 2010 y 2013, aumentó su personal
en 36%, pero su defensa de derechos humanos no ha logrado consolidarla, prueba de
ello es su notoria ineficiencia en 2013, cuando recabó 13 mil 636 quejas y sólo
emitió 86 recomendaciones, es decir, sólo el 0.6% de las quejas.
De
esas 86 recomendaciones, 77 de ellas, o sea el 90%, no habían se habían cumplido
o lo habían sido sólo parcialmente a fines de ese año.
Otros
datos señalan que en cuatro años emitió 373 recomendaciones, de las cuales solo
el 1.2% se cumplieron en su totalidad, y 43% a medias. Peor aún, de su encomienda
se desprendieron 313 denuncias penales, solo una de las cuales terminó en
sentencia.
Lo
peor del caso es que, sin duda alguna, la ineficiencia tiene un costo en la
Comisión, y no propiamente económico, sino algo que no se puede comprar. Nos
referimos a la legitimidad y la confianza de los ciudadanos y su capacidad
institucional para la defensa pronta, expedita y transparente de los derechos
humanos.
En
este sentido, dados sus supuestos objetivos, la Comisión se ha convertido en un
“elefante” blanco de la burocracia, que carece de algún modo efectivo de hacer
valer sus resoluciones. Hasta podría decirse que sus recomendaciones únicamente
son las “llamadas a misa”.
La
CNDH se paralizó justo en el momento que más lo necesitaba el país, y muestra
de ello son las 118 recomendaciones que recibió el gobierno mexicano del
Consejo de Derechos Humanos de la ONU, entre ellas el control de sus fuerzas de
seguridad para evitar crímenes graves contra civiles, así como investigar a
fondo la desaparición de personas.
Así,
queda claro que la situación de derechos humanos en México debe preocupar a los
tres órdenes de gobierno, pues se encuentra ante una emergencia nacional en la
materia, en la que se debe poner alto a las violaciones de los derechos humanos
o se agudizará esta crisis social y sistémica que padecemos.
Es
innegable que a las víctimas de algún delito o violación de sus derechos
humanos no les interesa quién sea el nuevo presidente, sino contar realmente
con una Comisión, autónoma, no subordinada a los intereses partidarios o de
grupos, que se ubique a la altura de las demandas y exigencias sociales.
Palo
dado ni Dios lo quita, pero no se puede permitir que González Pérez repita las
mismas ineficiencias que Plascencia Villanueva y mostrar temple y firmeza al emitir resoluciones, ya que ha quedado
demostrado que de nada sirve una CNDH estéril, carente de legitimidad ante los
ciudadanos y subordinada a las cúpulas partidarias.
En
esta lógica, la tarea del nuevo ombudsman será fortalecer la desgastada Comisión,
acercarla a la ciudadanía, transparentar sus resoluciones, investigar de oficio
y de forma expedita posibles violaciones de los derechos humanos y, sobre todo,
revertir vicios del pasado, por lo que no se debe desaprovechar esta
oportunidad para vigorizar a la institución que tanta falta hace al pueblo.
Responsable
del nuevo nombramiento, el Senado deberá vigilar la actuación del ombudsman, revisar
con lupa sus informes y llamarlo a rendir cuentas. El malestar social que se
manifiesta en las calles reclama una defensoría contundente de los derechos
humanos, pues la gente dice “ya basta de abusos de autoridad y negligencia de
las autoridades”.
De
carecer de sensibilidad para escuchar estos reclamos y actuar en consecuencia, el
nuevo presidente estará cavando la sepultura de la Comisión y seguirá siendo un
“elefante” de la burocracia.
(Permitida
la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita
del nombre de su autor)
*Luis
Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana
Roo, con más de 36 años de trayectoria como reportero, jefe de información,
editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha
fungido como Jefe de Información de dos ex gobernadores y tres presidentes
municipales, y publicado tres libros.
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