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En primera fila
                ¿Apuesta a la amnesia?
                                     Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*
Cuando nadie lo esperaba, demoró más de 40 años dirimir que Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles habían mandado matar al Gral. Francisco Serrano en 1927, lo que da una luz de esperanza a los mexicanos de que otros grandes crímenes finalmente se esclarezcan, así tengan que transcurrir muchos años, y los responsables sólo puedan ser juzgados por la historia.
Así las cosas, muy probablemente en el año 2029 finalmente sepamos cómo estuvo el asesinato de Luis Donaldo Colosio, aunque para los tribunales es un caso cerrado en 2000, cuando la fiscalía que encabezaba el ahora presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Luis Raúl Rodríguez Pérez, determinó que se trató de un asesino solitario, Mario Aburto.
Lo cierto es que, en crímenes similares, todo hace suponer que la verdad del poder quiere legitimarse en el espacio mediático o, lo que es lo mismo, se pretende apela a la mala memoria de los mexicanos, apoyados por tribunales cuyo trabajo deja mucho desear, como fue el reciente caso de la Suprema Corte de Justicia.
En efecto, apenas el miércoles último, tras casi 17 años de la masacre de 45 personas en Acteal, Chiapas, la Corte decretó que no hay responsables de ese crimen, perpetrado el 22 de diciembre de 1997, aunque, por lo menos, ordenó la libertad de Lorenzo Ruiz Vázquez, José Guzmán Ruiz y Alfredo Agustín Hernández Ruiz, integrantes del grupo de indígenas que promovió 75 amparos contra los delitos de homicidio, lesiones calificadas y portación de armas de uso exclusivo de las fuerzas armadas.
Los beneficiados interpusieron recurso de reconocimiento de inocencia, que se les concedió en base a criterios de la primera sala de la SCJN en 2008, cuando otorgó los primeros amparos y ordenó la libertad porque la PGR había aportado pruebas ilícitas, con lo que violó su derecho al debido proceso.
El común denominador de las pruebas acusatorias fueron declaraciones de personas que decían prácticamente lo mismo después que se les mostró un álbum fotográfico con fotografías de los presuntos culpables, detenidos y sentenciados como autores materiales de la matanza.
No obstante, la defensa confía en que el caso siga abierto porque no se ha hecho justicia a los sobrevivientes del ataque cometido en ese paraje del municipio de Chenalhó, Chiapas, por lo que demandarán reparación del daño al gobierno federal, pero no para que entreguen indemnizaciones, sino para que las autoridades volteen los ojos hacia esa zona de Chiapas, que quedó olvidada y estigmatizada por la matanza.
De los 102 indígenas procesados por el homicidio de 45 integrantes de la comunidad de Las Abejas, sólo quedan dos en prisión por no presentar recurso ante la Corte, aunque un tribunal redujo su sentencia de 36 a 18 años.
Irónicamente, el único que se acordó del caso fue el diputado federal Francisco Alfonso Durazo Montaño, de Movimiento Ciudadano, quien propuso infructuosamente modificar la agenda, ya que en la víspera “casi 17 años después de la masacre de Acteal, la Corte consagró de manera definitiva la impunidad al declarar que no había responsables de la masacre”, acusó.
El argumento de la SCJN se basó en posibles manipulaciones de la investigación por parte de la PGR, pero nada dijo absolutamente de los paramilitares ni de los funcionarios públicos vinculados con el tema.
Lo grave, creemos, es que pudiera ser un anticipo de la posible ruta para la investigación de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, lo que implicaría que las autoridades determinaran finalmente que nadie fue culpable de nada, para lo cual también apelarían a la mala memoria de los mexicanos.
Como se sabe, a principios de octubre, la Corte Suprema de EE.UU. desestimó la apelación de 10 sobrevivientes de la matanza de paramilitares vinculados con el gobierno, que trataron de demandar al ex presidente Ernesto Zedillo (1994-2000) como parcial responsable de encubrir la masacre.
El tribunal no dio razón de su negativa, aunque un juez federal en Connecticut y la Corte de Apelaciones del 2º. Circuito de Nueva York habían desestimado la demanda con fundamento en que Zedillo, quien calificó las acusaciones como infundadas, tiene inmunidad como ex jefe de Estado. Actualmente éste imparte cátedra en la Universidad de Yale, en Connecticut.
Según crónicas, durante la incursión paramilitar se atacaron indígenas tzotziles de la organización "Las Abejas", que oraba en una pequeña iglesia, con el resultado de 45 muertos, incluidos 16 niños y siete embarazadas, lo que el gobierno calificó como conflicto étnico, aunque opositores y defensores de derechos humanos lo consideran parte de una estrategia terrorista del gobierno para desarticular la base social de Acteal.
El crimen fue oficialmente castigado, pero el procedimiento policial y judicial fue inadecuado, por lo que se siguen exigiendo garantías, ya que el crimen permanece impune. Fuentes periodísticas acusan a mandos del Ejército de haber colaborado con la masacre, donde casquillos de bala encontrados en la escena del crimen corresponden a armas sólo están en posesión del ejército.
Asimismo, testimonios declararon que mandos militares armaron a civiles y los incitaron a disparar contra otros civiles, por lo que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos consideró que Zedillo debió ser condenado por delitos de lesa humanidad, aunque Las Abejas se deslindó de la demanda en su contra, alegando que los demandantes serían partidarios del PAN o del ex presidente Carlos Salinas, con quien Zedillo siempre mantuvo una seria rivalidad.
Tras la matanza, se inculpó a 26 indígenas que “identificaron” deudos de las víctimas como autores de los crímenes, por lo que aquéllos solicitaron Amparo, que les otorgó la SCJN a 20 de ellos en agosto de 2009, con el argumento de que la PGR -en aquel tiempo encabezada por Jorge Madrazo Cuéllar- fabricó evidencias para inculparlos.
Los responsables de la masacre fueron unos 90 paramilitares opuestos al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en una operación que se duró siete horas, a sólo 200 metros de un retén de policía. Entre los participantes figuraban ocho ex policías condenados a unos tres años de prisión.
En aquella época operaban más de diez grupos paramilitares que combatían al EZLN, todos vinculados al Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México 71 años ininterrumpidos en medio de críticas por actos de corrupción y autoritarismo.
¿Habrá un proceso similar para el caso de los 43 estudiantes de Iguala desaparecidos?

(Permitida la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita del nombre de su autor)

*Luis Angel Cabañas Basulto, periodista yucateco avecindado en Chetumal, Quintana Roo, con más de 36 años de trayectoria como reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de diversos medios de información, también ha fungido como Jefe de Información de dos ex gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado tres libros.


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